Para Ismael Rivera


Maelo
Foto de Angel Xavier Viera-Vargas [Flickr]

Mis domingos de infancia siempre iban amenizados con música. Papá tenía el Nissan más bonito que paseaba por las calles pero no tenía reproductor de CDs, situación que paliaba muy bien llevando toda la música posible a cassettes. El amor como la música nunca faltó en ese modelo Patrol del 82 azul marfil.
Quien conoce estos modelos quizás sabrá que la parte posterior venía con asientos laterales. A mi hermana y a mi nos gustaba tumbarnos en ellas como quien se tira en el sofá de la casa. Eso sí, cada quién tenía su lado. Yo prefería el derecho detrás de mamá. Recorrer el pueblo o hacer viajes así era la felicidad...
Había una canción que nos activaba. "¡Ecuajeeeeey!" Sólo bastaban escuchar tres segundos de la canción y ya sabíamos cuál era. "¡Sale el sol y no estás a mi lado, vivo desesperado, esperando tu amor!" ¡Mira, tú no te imaginas! El volúmen de aquél carro subía y la canción se cantaba con más alegría que cualquier ronda infantil.

Antes decía que la música nunca faltó en mi hogar pero siempre he creído que a mi me criaron con salsa porque no se explicar este gusto loco por ese género más allá de mis raices, de mi familia. Cómo olvidar aquél tocadiscos con la legendaria calcomanía de Galán en casa de mi abuelo cuando mi tío lo ponía a sonar con aquellos vinílos del Grupo Niche...

La curiosidad me llevó a buscar quién era el que cantaba aquella canción que encendía nuestros domingos familiares. Ismael Rivera se llamaba aquél mulato que entre más descubría, más me enamoraba de su voz y de su vida. ¡Y vaya qué historia que tuvo el gran Maelo! Gran cantante, genial sonero, mejor amigo. Me gusta pensar que cuando conocío al Cristo Negro de Portobelo, reconoció el valor de la amistad. Cuentan que cuando murió su gran amigo, su compadre Rafael Cortijo se afectó tanto que perdió su voz. Pienso en mis amigos que se han ido, lo mucho que los quise y lo fuerte que fue el saber que ya no estaban en este mundo para mi.

Hazle bien a tus amigos
y ofréceles tu amistad
y verás que a ti lo malo
nunca se te acercará
y en cambio todo lo bueno
contigo siempre estará.

Sonrío cuando escucho a lo lejos la voz del Brujo de Borinquen. Siento que amo a Colombia como él a amó a su Borinquen bella. Evoco su querido barrio de La Perla cuando me siento en la playa. Pienso en mis amigos cuando suena "Ellos se juntan". Me dan ganas de amar cuando escucho "Hasta Mañana". Al amor que se fue, "De todas maneras rosas". Cuando me hace falta ánimo, "Lo último en la avenida". Le doy gracias a Dios al compás de las notas de "El Nazareno". Para cantar a todo pulmón, "Mi jaragual".

Maelo me dio las pistas para ponerle banda sonora a mi existencia, más de las que pueda recordar. Pero ninguna me produce más añoranza como aquella canción de los domingos... Sale el sol y no estás a mi lado. 

SORBO FINAL: Bacano por Julio Comesaña la consecución de un nuevo título para el Junior pero en ningún lado mencionan el trabajo del profe Suárez. Gente, hay que ser agradecidos: Julio pegó el hit pa' la carrera pero el hombre los dejó en base. Como decía Ismaelito: "Kako, estamos en un tiempo tan miserable que si uno no se alaba no hay quién lo alabe".


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