La gran cosecha de Jazz del ‘59


“Los músicos de jazz en realidad no estaban en el movimiento de derechos civiles. El movimiento de derechos civiles se unió a ellos”

Documental “1959 the year that changed Jazz”

Como blanquito, a pesar del “negrito” como me dice con cariño mi mujer, ingresé al mundo del jazz por una puerta grande y fácil: el álbum “Time Out” del cuarteto de Dave Brubeck, en especial con la música de “Take Five” que ha sido el sencillo más vendido de la historia del jazz. Esta misma introducción a una música de origen afro como es el Jazz, la han vivido de la mano de Brubeck y sus músicos muchos millones de blancos alrededor del mundo. Con el tiempo he entrado por otras puertas igual de grandes, pero no todas tan fáciles. Es algo así como el proceso de introducción al mundo del vino cuando se proviene de un país como Colombia,  donde el consumo de este no viene con la fe de bautismo como si ocurre en España, Italia, Chile o Argentina. En mi caso arrancó con vinos rosados chilenos, siguió con los blancos y así sucesivamente hasta llegar a los tintos como los Malbec, Carmenere, Sirah, etc.

De acuerdo con nuestra amiga y contertulia del Club de lectura, María Sixta Bustamante, en La Quemada, uno de los sitios icónicos de Cartagena, que infortunadamente dejó de existir hace varias decadas, el grupo ensamblado por Sofronin Martínez tocaba una versión de Take Five. Además de Sofro integraban el grupo Cenelia Alcázar y su marido Oscar quien era el baterista, Carlitos el contrabajista y el profesor Rosales en el saxo. En ocasiones se les unía el Michi Sarmiento con su saxo, quien alguna noche llegó muy agitado a la sesión pues contaba que se había topado con un perro rabioso de cuyo ataque se defendió… a punta de puro saxofón.

Time Out salió un año en el que, siguiendo con la metáfora de los vinos, se dio la que puede haber sido la mejor cosecha de Jazz en la historia. Miles Davis sacó su “Kind of Blue”, el álbum más vendido de jazz; Charles Mingus sacó “Ah Um”, que suena a mamadera de gallo y que en parte lo es, pues tiene mucho humor; y, el más desconocido de los cuatro, Ornette Coleman, sacó un álbum con un nombre que suena muy arrogante “The Shape of Jazz to Come” que traduce algo así como “La Forma del Jazz que vendrá”.

Los cuatro son extraordinarios, pero con distintos niveles de dificultad para escucharlos que yo clasificaría así: el más fácil, “Time Out” que es algo así como mi novela preferida de aventuras “Los tres mosqueteros” de Alejandro Dumas; el siguiente, de fácil a difícil, es “Kind of Blue” que sería como “Cien años de soledad” de García Márquez; luego vendría la del nombre que casi no es “Ah Um”, cuyo equivalente es “El Aleph” de Jorge Luis Borges; y, finalmente, la más compleja de Coleman con su largo titulo “The Shape of Jazz to Come” que es una especie de “Ulises” de Joyce, pues se trata, al igual que el disco, de una obra con una tremenda influencia, pero leída por una excelsa minoría entre la que no me cuento.

La revolución del Jazz la hicieron 22 músicos extraordinarios; dieciocho afros y cuatro blancos dirigidos por Miles un trompetista negro; Coleman un saxofonista negro; Brubeck un pianista blanco y Mingus un contrabajista mulato. Los cuatro hubieran podido formar un cuarteto o, mejor, un quinteto añadiendo un baterista difícil de escoger entre los tres monstruos Joe Morello, Billy Cobb y Billy Higgins, que tocaban con ellos.

La revolución la facilitó la conexión de la música creada por los cuatro grupos con el momento que vivían los Estados Unidos y el mundo en el año de 1959. Ad portas de la revolución sexual de los años 60 la música de “So What” de Miles Davis era tan sensual que las mujeres “de manera involuntaria abrían sus piernas” cuando la interpretaban en clubes nocturnos. En medio de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la URSS y con la amenaza permanente de una debacle nuclear, el presidente Eisenhower envió el cuarteto de Brubeck en una gira por todos los países que limitaban con la Unión Soviética desde Polonia hasta Afganistán para mostrar el modo de vida americano a través de su música. “Fábulas de Faubus” de Mingus es una crítica poderosa (y llena de humor negro) a Faubus, el racista gobernador de Arkansas quien impedía con la policía la entrada de estudiantes negros a los colegios estatales como ya ordenaba la nueva legislación. Las primeras apariciones de Coleman y su cuarteto generaron una profunda división entre el público y entre los críticos como la que se produciría un par de años después cuando hicieran su aparición los Beatles con su propia revolución.

Estas y otras historias de estos cuatro álbumes y las circunstancias que los rodearon pueden verlas, aprovechando el encierro involuntario, pero necesario, de estos días en el documental “1959: The Year That Changed Jazz”. Al que hay que acompañar con “The Birth of Cool” sobre la vida y obra de Miles Davis, que vimos y discutimos en nuestra última sesión virtual, como toca ahora, de nuestro Club de Lectura de Ábaco.

Como estos temas es mejor oírlos que leerlos, pueden disfrutarlos a través de estos cuatro momentos del Jazz:

Time Out:  https://youtu.be/zqNTltOGh5c

So What: https://youtu.be/zqNTltOGh5c

Fables of Faubus: https://youtu.be/PC5NPGaRLXk

Lonely Woman: https://youtu.be/GTkMUQDGgVU

El documental subtitulado lo pueden ver en dos partes: https://bit.ly/2QVCGoq y https://bit.ly/2QXVD9Z

 

Juan Antonio Pizarro / Miembro del Club de lectura de Ábaco


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR