EL PAPÁ DE ERNESTO DE JESUS, AHORA ES UN ANGEL. Tempranamente y de un día para otro Dios llamó a su presencia a Ernesto Taborda,
su misión en la tierra había concluído. Su hijo, Ernesto de Jesús, necesitaba contar con un Ángel propio en el cielo.
Ante la noticia de su partida inesperada, solo atiné a escuchar su voz en mis recuerdos. Lo que de inmediato vino a mí, fue la primera vez que me llamó. Le escuché angustiado, estaba de pie en la borda de un barco por naufragar. Eventos difíciles amenazaban la gestación de su compañera.
No había terminado de decirle que viniese enseguida, cuando Ernesto y Angélica tomados de la mano entraron a Fertilizar. Las campanas de la gloria nos marcaron el senderos en los siguientes ocho meses para sortear embates de vientos huracanados de una gestación compleja, no obstante bendecida por Dios.
Nunca dejó de venir a la cita médica de su esposa, siempre allí, siempre preguntando como el excelso periodista que era, siempre presto a todo, con la perseverancia corriendo una maratón por sus venas y con la fe intacta en cada latido de su corazón.
Cuando le entregué en sus manos a su hijo de una hora de nacido, mirándome a los ojos me preguntó.
-cómo lo hizo doctor, explíqueme cómo pudo hacer que esto sea cierto.
-Ernesto, es tu hijo, míralo, es verdad, tu sabes que sufrieron mucho, ahora es tiempo para disfrutar el éxito, no es momento para hacer entrevistas.
Nos reímos y tengo escrito que textualmente le dije:
"El acompañamiento de pareja de ustedes estuvo por encima de todo. Ustedes juntos a cada minuto, en cada instante, abrieron caminos para que llegasemos al final de la gestación. Ustedes no se derrumbaron en ningún momento".
Me miró y me abrazó.
Angelica y sus dos Ernestos, me premiaron con su visita en mi cumpleaños número sesenta y nos hicimos esta foto, que esta en la fototeca de Fertilizar.
Ernesto Taborda, hoy que tus compañeros de prensa te elogian el trabajo, que los lectores encontramos un pedazo en blanco, un hueco en el periódico cada mañana, yo tengo la fortuna de tener un baúl lleno con tus preguntas y contrapreguntas, anécdotas y más, que se forjaron en nuestra espléndida relación médico-paciente, que con las horas se convirtió en amistad.
Buen viaje Amigo, tienes un nuevo papel, ser el Ángel de Ernesto de Jesús.
Para ti, una oración y una flor en tu tumba mortal, así como una lágrima de tus familiares y amigos al caer cada día. Ahora eres una luz que brilla en el borde del universo, estas sentado a la diestra de Dios padre. FERTILIZAR SE ENLUTA POR TU PARTIDA. Álvaro Monterrosa Castro Cartagena. Colombia.