El periodismo en Colombia se muestra oculto y deslucido. Subyace ante las nuevas realidades. Las grandes casas editoriales, los socios de periódicos, revistas, magazines y hasta sitios web, han tomado un direccionamiento que raya con la esencia de informar bien y veraz. Toda esa información es mancillada por intereses personales, particulares o comunes con el fin de demostrar autoridad y poder.
Los lectores no somos importantes, sino la guerra del rating con otros medios por las noticias o editoriales que generan. Todo es global, sin importar la noticia en sí. Situación alarmante para las escuelas de periodismo en las diferentes universidades del país. Ya hay evidencias, de ilustres profesores, “no entiendo en qué momento aquel o aquellos periodistas se salieron de sus principios y valores”. Con nombres propios, Vicky Dávila, Hassan Nassar los más prominentes. Hay otros más no menos importantes, pero siempre en la misma señal de la obediencia empresarial, política, social y cultural. Se ha hecho el ridículo ante la prensa internacional con desvinculación de periodistas reconocidos de influyentes medios por sus posturas de opinión.
El deslucido del periodismo en Colombia, ha caído en un oscurantismo que delata sus colores al público. Es decir, la tergiversación de las noticias, el sesgo de la información es tan evidente, que la gente del común se da cuenta de la intención con que informan. No existe libertad de expresión, lo que existe es “libertad de intención” Y como dice el dicho, “con la intención basta”. No hay más lejos de la realidad, informar con intención, significa desdibujar la noticia y disfrazarla.
Yo jamás he estado en una escuela de periodismo. No soy periodista, sin embargo, desde muy joven me ha gustado escribir. Lo aprendido ha sido en el mismo camino y hoy me considero un “informador de opinión” autodidacta, aunque son más las veces que me equivoco que los aciertos. Eso sí, lo que informo en este blog y otros espacios lo hago con la única intención de ayudar a estar bien informado -Construir ciudadanía es la intención siempre-
Mirando en Cartagena este gremio, hay muchos que no parecen periodistas. Y menos aún, parecen algunos locutores de radio. Una ciudad llena de pobreza y desgobierno es caldo de cultivo para la mala intención en la información, para la corrupción y para ocultar la verdad. Esa manipulación, muchas veces por dinero, distorsionan las noticias a favor de los gobernantes de turno. Generando un ambiente ambivalente, complementario y suplementario de lo que realmente pasa en la ciudad. --Desastroso, muy desastroso para la estabilidad emocional de los ciudadanos-