Ladrón,
te bebiste mi café de colombia y mi vino Rosé
te comiste mi maiz para hojuelas,
la mermelada de pera de mi suegra y
las chocolatinas .
Ladrón,
caminaste despacio por mi piel inocente
paseaste lento por mi macondo
recorriste las callecitas empedradas
te bebiste toda mi ensoñación.
Ladrón,
arrebataste mis versos
porque no eran negocio
te quedaste con mis poetas malditos
y mi tragedia griega.
Ladrón,
acurrucada entre tus brazos,
espanté los miedos y dolores
para qué Ladrón?
si después saliste de puntillas
del cuarto donde concebimos a los hijos
y me dejaste sola?
con el sabor de la infancia
la tibieza de la cobija de plumas
el aroma del café recíen molido de Yaya
el susurro de la música de un porro fandanguero y
la casa abandonada.
Ladrón,
me quedé con los hijos,
las hectáreas de pasto para los caballos
los abrazos y los besos
guardados en los versos de Santa Teresa
y los ojos nublados de verguenza y sinsabor.
Ladrón,
no me devuelvas nada
comenzaré de nuevo
la página que sigue
aún está en blanco.