Por: Natalia Aristizábal Henao
Psicóloga. Magister en salud pública. Especialista en salud mental del niño y el adolescente. Diplomada en docencia universitaria con énfasis en derechos humanos y construcción de paz. Doula. Contacto: natalia977@gmail.com
« La primera hora que sigue al nacimiento conforma todo un período crítico en nuestro desarrollo de la capacidad de amar » Michel Odent.
El ser humano es un sujeto activo en su desarrollo desde la gestación. La primera escuela es el vientre materno. La segunda escuela es el contacto piel con piel: los contactos iniciales, la danza entre el bebé y su madre son la base de una serie conductas de apego mutuas. La tercera escuela es la matriz relacional, es decir, el tejido de relaciones que establece con sus cuidadores y el mundo desde que nace, siendo principalmente importantes los vínculos con seguridad emocional.
En otras palabras, el ser humano está aprendiendo y dialogando con el entorno desde su vida dentro del útero, desde antes de nacer ya hay improntas de programación que continúan con los hitos del continuum: el nacimiento, el contacto piel con piel o la separación al nacer, el tipo de alimentación, el vínculo, la salud mental de la madre y su pareja. Estos eventos mayores, para la madre, el bebé, la pareja y la familia representan crisis vitales que según cómo se transiten, definen el curso de la vida, de la salud mental y del desarrollo. Esta transición a la maternidad y la paternidad son objeto de estudio y abordaje de la Psicología Perinatal mediante la comprensión de los cambios cognitivos emocionales y comportamentales de la mujer y su pareja durante el continuum de gestar, parir, puerperar, amamantar y criar.
Este campo disciplinar busca comprender, desde la perspectiva del bebé, el origen del psiquismo y las experiencias perinatales y su influencia en la programación-reprogramación epigenética que más adelante impactan en el desarrollo. Desde la perspectiva de la madre, se encarga de descifrar, describir y acompañar la transición a la maternidad con sus sorpresas, vicisitudes y satisfacciones.
Más allá de la comprensión, el propósito de la psicología perinatal es generar, a la luz del cuerpo de conocimientos teóricos, técnicos, y el marco clínico; nuevas formas y procesos para la Promoción de la Salud Mental Maternoperinatal e Infantil, la prevención de la enfermedad, y la mitigación de la expresión de riesgos psicosociales y antecedentes de psicopatología.
Esto hace que el campo de la Psicología Perinatal impacte, por un lado en la calidad de vida, el bienestar y el desarrollo de las personas en su curso de vida, y por otro lado en la salud pública, principalmente por que el cuerpo de la mujer es el hábitat imprescindible en el que se desarrolla un ser humano e inicia un viaje de programación metabólica y psicológica (muy bien descrito por la epigenética) durante la gestación, continúa durante la lactancia y las prácticas de crianza.
Estas son las razones por las que cuidar la vida perinatal es una acción de atención primaria en salud por excelencia.
El adecuado acompañamiento en esta etapa, principalmente en situaciones adversas, va a facilitar el establecimiento de un vínculo saludable entre la madre y el bebé contribuyendo a que se sienten las bases de una estructura psíquica saludable y las bases del desarrollo cognitivo y socioemocional. Acompañar, educar e informar en este periodo sensible para el desarrollo psíquico, es la mejor labor preventiva a nivel de salud mental que se puede realizar.
Darle un lugar en el discurso a la Psicología Perinatal como un campo disciplinar que tiene objetos/sujetos de estudio, marco conceptual y valor clínico, ayuda a crear espacios de comprensión sobre el devenir psíquico en la vida perinatal y llamarse a cuidar a las familias gestantes; reflexionar sobre el efecto iatrogénico de algunas intervenciones, por exceso o defecto; sensibilizar y formar a profesionales sobre el manejo de situaciones complejas como el embarazo adolescente, la infertilidad, la muerte gestacional y perinatal, el estrés perinatal y la depresión posparto, por nombrar algunos.
Todos los seres humanos tenemos en común el origen uterino. Vamos del útero a la matriz relacional. Ese tránsito representa crisis que si son comprendidas y acompañadas, tendrán un devenir tranquilo y acompasado con la salud mental y el bienestar emocional.