El verdadero miedo político


Hace 20 años, sin televisión y sin la inmediatez de Internet y las redes sociales, era fácil meter cualquier mico en una ley y nos enterábamos cuando ya no había que hacer nada y para protestar nos tocaba... bueno, ir a plazas que a veces ningún medio pasaba.

Hoy en día si quiero mentarle la madre a la rata política de turno es cuestión de hacerle un mention en Twitter y publicarlo en Facebook, donde tu mensaje se puede multiplicar a millones y seguro que eres oído.

Porque es que esa es la única explicación para que nuestro presidente haya decidido dar reversa a el engendro de Reforma a la Justicia que alcanzaron a aprobar, porque esa es la única explicación para que los medios hayan acompañado el tremendo escándalo que armamos, donde solo unos pocos y valientes senadores alzaron su voz. Porque el poder que tiene el ciudadano común de expresarse se ha convertido en una tremenda arma que el político tradicional aun no acaba de entender.

Por eso es que Juan Manuel Santos no nos puede meter los dedos en la boca y hacernos creer que el no sabía de los cambios cuando su ministro Esguerra sale a decir que "Conciliar es el arte de ceder", por eso no le creemos a Gaviria o Corzo, cuando habiendo firmado sonrientes la reforma, ahora se las dan de adalides heroicos en contra de ella.

Por eso es que prefieren matarla ellos, convocar a extras del congreso, objetarla, no publicarla y varias cosas mas cuya constitucionalidad está en entredicho.

Pero ni por el putas quieren que la cosa se caiga por un referendo.

Y no porque cueste mucho, que si eso le aumentara la popularidad a Santos seguro se hacía, si no porque ante tanto descontento con nuestro Congreso y el bajón de imagen que se le viene encima al presidente (que ni otras 100.000 casas regaladas detiene) ese referendo podría convertirse fácilmente en una revocatoria de mandato para senadores y hasta para el que duerme en Casa de Nariño.

Es decir, muy bien saben ellos que a un Referendo que pretende acabar con una reforma constitucional también se le pueden colgar algunos "micos", que cambiarían drasticamente los planes de Santos, lo que puede ser para bien, si el referendo es llevado a cabo por las fuerzas sociales reales conscientes de todo lo que ha pasado.

Pero también puede ser para mal, porque ahí, agazapado, esperando su momento, asomando sus ojos está un cocodrilo dispuesto a morder, sabiendo que le han dado su oportunidad y que puede utilizar todo lo que ha pasado para volver y además sabe también de micos.

Ese cocodrilo se apellida Uribe.


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