Dice el Cerrejón que si se desvía el Río Ranchería en La Guajira ahora si llegará el Progreso a uno de los departamentos mas pobres del país.
Un progreso que ya se lo prometieron y nunca llegó. O si, pero tal vez a una minoría que come y no le da a los demás.
La Guajira es una tierra hermosa, llena de terribles contrastes, es una tierra árida y caliente, un desierto donde casi nada crece, rodeada del mar mas hermoso que podamos imaginar. Sus pocas zonas húmedas no solo son un derroche de belleza en un fuerte contraste con lo demás, si no que también son el sustento de miles de personas, nativos de estas tierras que supuestamente poseen, a los que el prometido progreso ojalá nunca se lo hubieran insinuado.
Porque es que esta tierra, llena de gente tan pobre que a veces impresiona, es muy rica, solo es excavar y usted saca carbón, solo es dejar que el mismo mar y la misma tierra nos de sal, solo es sacarle gas para que todo el país pueda prender su estufa.
Y cuando descubrieron todo eso la gente pensó que había llegado el progreso, pero esto nunca pasó, porque el dinero nunca se quedó acá, pues siempre se fue a manos de políticos que aun lloran las añoradas regalías que jamas se invirtieron, que no piensan mas allá de ellos mismos y que menosprecian a una población indígena que se acostumbró a vivir de migajas y a pedir limosnas, como si ellos no fueran los dueños de lo que se llevan.
Entonces fue así que La Guajira indomable fue domada y engañada, con un progreso prometido, con un apretón al contrabando cuando por los grandes puertos de las grandes ciudades son las grandes empresas las que meten toneladas y que llaman "contrabando técnico", con el sueño de que se iban a construir carreteras que nunca se hicieron, hospitales que no tienen ni camas, universidades de tercera categoría cuyos graduados lo primero que hacen es irse.
Mientras hidras multinacionales tiran sus migajas, complacientes, sonrientes, que poco les importa si se roban lo que pagan en regalías después que les dejen hacer lo que les venga en gana.
Un amigo de familia Wayuu hablaba conmigo hace poco, le pregunté porque si uno de su pueblo violaba a una menor de edad no era condenado como se debía y por el contrario simplemente tasaban cuanto valía el daño. Si el tipo pagaba pues no pasaba nada.
Me dijo sonriendo: Compai, pero si hay plata para que nos vamos a pelear.
Comprendí que la Dama Guajira se había dejado engañar por ese Galán del que habla esa gran canción que le oí al Binomio de Oro y que incluso la dignidad por acá se compra, ¿entonces porque no van a poder desviar un río, destruir miles de especies y causar un daño ecológico del que nunca se va a reponer?.
Y como debería decir la canción si al Binomio no le diera pena: "Y a nosotros nos dejan comiendo... mierda".