Tres nuevas plazas emblemáticas de Getsemaní. Final.


TRES NUEVAS PLAZAS SIMBÓLICAS DE GETSEMANÍ. FINAL.

Historias secretas.6.

  1. A MANERA DE INTRODUCCIÓN: El fin de una serie histórica.

Al finalizar la serie “Historias secretas” centradas en las plazas de Getsemaní, parto del corazón de su geografía social como es la plaza de la Santísima Trinidad, para abordar de inmediato las vivencias en la plaza del Pozo y culminar en la plaza de San francisco, consideradas los centros focales de la gesta libertaria de los getsemanicenses y cartageneros en general.

Para ello, nada mejor que acompañarme de grandes compiladores de la historia de la ciudad como Urueta y Piñeres, y de eximios historiadores como Donaldo Bossa, y Raúl Porto del Portillo, cuyos textos sirven de base para develar una historia secreta sobre estos emblemáticos espacios.

Para precisar mejor el uso de determinadas frases, reitero una vez más que   las llamadas HISTORIAS SECRETAS son término usados para designar aquellos episodios   desconocidos por el grueso de nuestras gentes y sólo son del conocimiento de un grupo reducido y selecto de personas, bien sea por sus estudios o por su afición hacia estos temas trascendentales, aunque excepciones existen.

1. PLAZA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD: ORÍGENES, PROCESOS HISTÓRICOS Y SIGNIFICACIÓN.

1. 1 Orígenes de la Santísima Trinidad.

El surgimiento de la plaza de la Santísima Trinidad tiene su fundamento en la construcción de la iglesia católica homónima en el barrio de Getsemaní.

Esta denominación, a su vez, se fundamenta en los textos bíblicos como los de Mateo: 28:19 y Pablo: 2 Co 13:14 citados por Wikipedia en el artículo: “Santísima Trinidad”, textos que siglos después son acogidos por la iglesia católica en el primer Concilio de Constantinopla en el año 381 de nuestra era, concilio que indicó que “el Espíritu Santo es adorado y glorificado junto con el padre y el hijo”. (Wikipedia. ibidem).

 A partir de esa instancia y de otros concilios “la iglesia católica afirma que la Trinidad es el término con que se designa la doctrina central de la religión cristiana”. (ibidem).

Así, tal como se indicó en líneas anteriores, la iglesia de nuestra referencia da su nombre a la plaza que con el correr de los siglos desempeña un papel estratégico en la vida cultural del populoso barrio de Getsemaní.

Del libro de mi autoría LUGARES SAGRADOS DE CARTAGENA COLONIAL (P.P. 103, 104) hago una corta reseña de la iglesia para después referirme a la plaza en mención.

Fue el rey Felipe IV de España, quien, mediante cédula real expedida en Madrid, el 22 de febrero de 1643 autorizó la fundación de la iglesia de la Santísima Trinidad. Ya en 1664 la edificación figuraba en los planos de la ciudad y en 1716 se representa la planta física en todas sus dimensiones.

A pesar de la existencia de la iglesia de san Francisco en 1596, en su refundación, ya que había sido fundada en 1555, los habitantes de Getsemaní alegaron para obtener la construcción de la Santísima, no existir otra iglesia en ese lugar, estar este desviado de la catedral, y tener que pasar por el puente de san Francisco bajo los fuertes calores   para llegar a esta, y no tener un lugar sagrado para recibir los sacramentos y enterrar a los muertos, según consta en la cédula real , reproducida  por Urueta y Piñeres(2011) en Cartagena y sus cercanías(P.p.193, 194).

Un poema costumbrista del escritor, pintor, músico,… y poeta  Daniel Lemaitre Tono, dueño de la antigua jabonería Lemaitre ubicada en la calle de la Sierpe refleja la esencia popular de Getsemaní, de la plaza y de gran parte de Cartagena  del pasado siglo XX, esencia  que aún se refleja en nuestros días, a pesar de la gentrificación(desplazamiento de los vecinos más pobres por agentes externos con mayor poder económico y político) que agobia a los getsemanicenses, junto con  la restante problemática social que cada día se acentúa con la “caterva de políticos” que nos gobierna desde  el siglo XVI, hasta nuestros días ,tal como nos enseñó Luis Carlos  López  Escauriaza … El tuerto, al referirse a los “dirigentes “del siglo pasado.

Leamos a continuación el poema de Daniel Lemaitre:

Plaza de la Trinidad.

En cinco calles me gozo que son: Sierpe,

 Carretero, San Antonio y El Guerrero y la típica del Pozo.

Mas nunca tengo reposo/ ni puedo mostrarme aseada

con la eterna muchachada que juega al trompo y al tango/

y con las pepas de mango me ensucian la rinconada.

…tengo también dos cañones /y un altozano muy bajo,

pues todos los sin trabajo del barrio Gimaní/ vienen a ensayar aquí,

La vitamina del ajo.

Por aquí pasan vendiendo pan de dulce y pan de sal,

… pasa el padre reverendo, pasan los bollos calientes,

Y hagan los soles calientes o lluevan chuzos por mayo,

 pasa el doctor Caraballo con su rollo de expedientes.

Cuando el sol me da sus ratos/ presento como un joyel,

La casa Jorge Artel/ y la puerta del curato…

( Texto reproducido de Nomenclator cartagenero. Donaldo Bossa (2007). P.183).

Bossa, así mismo, destaca la vecindad del poeta Jorge Artel, quien escribió el invaluable texto de “Tambores en la Noche” y otros aplaudidos libros de versos, cultivando la llamada “poesía negra” en la que alcanzó, si no superó, las alturas de Candelario Obeso… (1849. Mompox-1884 Bogotá) … y el cubano Nicolás Guillén (1902-1989. (Bossa.P. 184).

No obstante,  durante varios siglos anteriores , la Plaza de la Trinidad, ubicada en el centro de Getsemaní fue  el foco central de las vivencias de los habitantes de este barrio popular, dedicados a los oficios artesanales que en la ideología de la época colonial “deshonraban” a los blancos españoles, y fueron las masas populares de este sector en quienes germinaron las parábolas de la libertad frente al colonialismo, enunciadas por varios  líderes de su propio estrato social, y no sólo por Pedro Romero, como ya hemos anotado, y por el líder de la élite criolla Ignacio Muñoz.

En 1990 fue colocado a un lado de la plaza, un busto de Pedro Romero, elaborado por el escultor Héctor Lombana; sin embargo, este fue destruido por algunos habitantes del barrio, liderados por el poeta getsemanicense Pedro Blas Julio al considerar que no era el rostro del líder, si no el del pintor Alejandro Obregón, de acuerdo con el testimonio de Gustavo Tatis en la edición del universal.com del 12 de noviembre de 2017 (Pedro Romero el líder sin rostro).

Con posterioridad, (2011) la escultora Nohora Quintana, en convenio con el Distrito de Cartagena, elaboró la escultura de Romero con el puño en alto, del cura Umaña, en actitud de orador y de un tamborilero ejecutando su instrumento, todos en actitudes libertarias beligerantes; en nuestros días las esculturas continúan ubicadas en una zona lateral de la iglesia.

La Santísima trinidad fue uno de los puntos de convergencia de los revolucionarios del 11 de noviembre de 1811, así como también fue la plaza del Pozo y la Plaza de San Francisco.

Porto del Portillo en su texto: “Plazas y calles de Cartagena de Indias”, refiriéndose al primer espacio simbólico mencionado, escribe que en atención a estos sucesos el Cabildo de la ciudad dispuso que se llamara “plaza de la Libertad” (P.46). Sin embargo, el nombre no trascendió y continúa llamándose tal como la hemos identificado. De igual manera Porto afirma que “en la misma mitad de la plaza existió un pozo de agua dulce que fue cegado allá por el año de 1860”.

Seguramente, Porto se refiere a un aljibe: depósito de agua lluvia; dado su carácter de isla y la cercanía extrema de la bahía es imposible pensar que el agua no fuera salobre, si no “gorda”, apta solo para oficios, tal como lo afirma Bossa en su Nomenclator…

2. PLAZA DEL POZO.

2.1. Sobre los pozos de Cartagena en general, y de Getsemaní en particular.

La escasa presencia del agua potable, es  escribir, apta para la vida, la cocción de alimentos y el baño saludable, siempre ha sido traumática en la historia general de Cartagena de Indias, durante más de cuatro siglos, e incluso fue una de las razones que tuvo el conquistador Pedro de Heredia para demorar  más de cuatro meses  la ocupación permanente de la  aldea Karmairí, por lo que en primera instancia, las huestes recurrieron a las casimbas, utilizadas por los amerindios originarios y al almacenamiento del agua de la lluvia.

Sin embargo, una vez conquistada a “sangre y fuego”, Karmairí e implementada la dominación colonial, y tomado el sendero de la castellanización (españolización), siguiendo la tradición española en la declarada ciudad (1574) Cartagena de Indias, los esclavizados africanos, bajo el látigo de sus amos empezaron a construir los pozos y los aljibes guardián de la vida a través del agua.

Getsemaní no fue la excepción en Cartagena y bien pronto se puso a la cabeza de los barrios con mayor número de pozos; el getsemanicesense.com, una importante publicación cartagenera, en la edición de octubre 28 del 2020, (De pozos, aljibes y brocales) presenta una extensa explicación sobre este proceso:

“Para suplir la carencia de agua dulce las autoridades españolas optaron por construir un acueducto desde Turbaco, pero la necesidad de fortificar la ciudad, dejó a un lado esta iniciativa…Así que los jagüeyes fueron la primera opción. Eran una especie de piscinas naturales o pozos abiertos que recogían agua lluvia o agua subterránea. La tradición era bastante común en el Caribe. En la isla Kalamary-hoy el centro-había varios: Uno quedaba en la actual plaza Fernández de Madrid y muchos en san Diego, que por eso recibió el nombre de barrio de los Jagüeyes y tuvo muchas huertas.

Había al menos tres tipos de agua. La primera era el agua lluvia…Los aljibes surgieron como construcciones para almacenar el agua que traían las tormentas y los inviernos. No hay que pensar en cisternas cuadradas y sencillas como los tanques de ahora, sino en construcciones de grandes dimensiones, del tamaño de un cuarto inmenso o hasta de una casa entera. Unas eran subterráneas y otras sobre la superficie.

Las otras dos eran aguas subterráneas: unas eran más ligeras y aptas para el consumo humano, como las de San Diego. Otras eran más salobres, apropiadas para los oficios y lavar los caballos. Ambas manaban de pozos que se habían excavado y poniendo en el suelo una tubería de ladrillos por la que afloraba el agua sin necesidad de ningún otro mecanismo. El brocal era la salida del pozo o aljibe. Se hacía con ladrillos, usualmente de forma circular.

Es lo que muchos llaman, erróneamente un pozo. Los pozos solían ser privados o públicos, caso en el que podían quedar en las plazas o cerca de ellas. El lector getsemanicense podría estar pensando acertadamente en la plaza del Pozo. También es posible que los centros de manzana tuvieran su pozo colectivo para el uso de los vecinos cuyos lotes rodeaban la manzana.

También hubo casas que se hicieron por pares para compartir un pozo. Ese aprovechamiento colectivo de un mismo pozo o aljibe tiene que ver con un rasgo histórico de Getsemaní: era un barrio para vivir más en alquiler que en sitio propio. Por eso en el barrio hay tantas casas accesorias que eran de un solo espacio-como un cuarto- o si acaso dos, con el baño, el agua y la cocina en áreas compartidas.

Una relación de aljibes en el centro, justo antes de la independencia, indicaba que Getsemaní tenía 80 aljibes en manos de particulares. En cantidad eran apenas más que el resto de barrios: Santo Toribio (79), La Merced (78), san Sebastián (77), y santa Catalina 76. Pero con sus 258.388 pies cúbicos de agua almacenada era el barrio con mayor capacidad, incluso que la de san Sebastián que apenas llegaba a 65.000 pies. Eso resultaba estratégico pensando en un cerco militar de la ciudad.

El agua era también fuente de negocios y empleo en el barrio y la ciudad. Para surtir de agua fresca las grandes embarcaciones estaban los aljibes de la calle del Arsenal. Desde allí había que trasbordar el agua en bongos que cruzaban la bahía y surtían a los barcos atracados en lo que es hoy la base naval. En las semanas que aquí se reunían las flotas de galeones que venían o iban hacia España la actividad era frenética. Burros, carretas y carretillas- muchos de ellas cargando agua- formaban nudos de tránsito difíciles de sobrepasar. Hay construcciones actuales en El Arsenal cuya estructura básica fue un aljibe colonial.

Algunos de esos pozos coloniales llegaron hasta nuestros días. Hace pocos años funcionaba uno en la calle del Carretero, en el predio que le decían La Carbonera, en el que los vecinos se surtían cuando se cortaba el servicio del acueducto, cosa que era bastante usual.

Finalizando su intervención en este escrito el Getsemanicense .com afirma que los pozos estaban asociados   a enfermedades tales como gastroenteritis, disentería, hepatitis, fiebre tifoidea y poliomielitis, al convertirse en lecho apropiado para la reproducción y   extensión de mosquitos y otros vectores de estas enfermedades, tanto en las aguas limpias almacenadas, como en los charcos formados al derramarse el agua, en torno al pozo o el aljibe.

También apareció -escribe el getsemanicense- la filariasis o enfermedad de la “potra” producida por un gusano nemátodo, de origen africano, cuyas larvas viven a sus anchas en aguas quietas -como las de los aljibes- desde donde los mosquitos las transmiten a los humanos. Producen elefantiasis que en algunos casos se manifestaban en el escroto y el pene, causando una deformación difícil de ocultar.

Por estas razones, las autoridades empezaron a hacer gestiones fallidas para instalar el acueducto en la ciudad, desde 1892, y desde 1903, entraron a prohibir el uso de los pozos, medida que a juicio de los sectores populares los afectaba de manera especial a ellos, y de manera muy especial a los habitantes de Getsemaní, el barrio más populoso del corralito de piedra”. En 1909 se ordenó el cierre de los pozos públicos y privados , a la par de su desecación con rellenos.

Ya, a modo e epílogo, con la entrada en operación, primero del acueducto Cartagena -Turbaco-Matute (1908) y del acueducto de Cartagena-Arjona -Gambote (1940), aljibes y pozos fueron desapareciendo en su gran inmensa mayoría y sólo se conservaron algunos como el de nuestra plaza, el del antiguo convento san Francisco y uno que otro en las antiguas casas del actual centro histórico, evocando el idílico para las élites, y el tormentoso pasado colonial, para las clases desposeídas, oprimidas y explotadas.

Porto del Portillo en el texto: “Plazas y calles de Cartagena de Indias”, presenta otra visión interesante sobre esta icónica plaza a través de las citas textuales y contextuales que se hacen a continuación:

…” La plazoleta del Pozo para la época de la colonia fue testigo de sangrientas reyertas entre la gente de mar que trabajaba y merodeaba en El Arsenal y la playa de Barahona. Ya en pleno siglo XIX el lugar volvió a convertirse en centro de jolgorios bulliciosos, sobre todo para la época en que llegó de gobernador de la ciudad, el general José María Obando, en 1849.

Al finalizar el siglo XIX los fandangos cobraron especial fuerza, en las fiestas de navidad, año nuevo, y en vísperas del 6 de enero, los carros alegóricos con sus diosas o hermosas jóvenes recorrían las calles de la ciudad.

Sin embargo, las pugnas partidistas entre los liberales de la plaza del Pozo y del sector Chambacú (del propio barrio Getsemaní), terminaron con la vida del señor Leopoldo Porto, determinando el ocaso de los festejos y su desaparición a los pocos años del sangriento suceso” (P.47).

En nuestros días, la icónica plaza del Pozo es una bella postal de Getsemaní y Cartagena para el mundo, al igual que un atractivo turístico, a la par de ser un centro residencial y de locales comerciales de diversos géneros.

Las magníficas esculturas referidas a nuestra vida cotidiana, del pintor y escultor cartagenero adornan la plaza, cuya calle se ensanchó en ese punto para dar origen al histórico lugar.

3. PLAZOLETA DE SAN FRANCISCO.

La historia de la plazoleta de san Francisco es extensa en el tiempo, desde la aciaga época colonial hasta nuestros convulsionados días; sin embargo, la narración de esta es extremadamente corta debido a la inexistencia de documentos originales, por una parte y por otra, las escasas referencias que hay en los textos de nuestros historiadores clásicos.

No obstante, hay que afirmar que este otro espacio emblemático de Getsemaní tiene su origen en la existencia del templo y convento de san francisco de Asís, el padre católico de la Ecología, pues el padre originario es el amerindio Noah Seattle, “el jefe indio de Seattle”.

Pues bien, fue a partir de 1555, cuando los padres de la orden de san Francisco decidieron construir su casa misional en la Isla de Getsemaní, en torno a la cual se inició la construcción de viviendas, primero en material poco duradero y con el paso de los años con materiales de larga duración, es escribir, de cal y canto.

De esta manera, aproximadamente al finalizar el siglo XVI, ya los cartageneros caminaban por la calle san Francisco, comprendida entre la inmediatez de la iglesia y convento y la actual calle de la Sierpe; luego surgiría en extensión lineal la calle de la Media Luna que a través de puentes (hoy el mal llamado paseo Heredia), comunicaba a la isla con la tierra firme: Los barrios Pie del Cerro y Pie de La Popa de nuestros días. La calle de El Arsenal cerraría la estructura urbanística del barrio inmediatamente protegida por los baluartes de Barahona, Santa Isabel y El Reducto.

 Sobre el origen de la calle, Donaldo Bossa escribe que: “los cartageneros de los últimos lustros de la dominación peninsular conocieron como calle de san francisco la acera oriental de la Plaza del Matadero, hoy ocupada en parte por el parque del Centenario. El nombre de la calle, desde la iglesia de La Veracruz hasta la esquina de la calle de la Sierpe se originó en el convento de la seráfica orden. No la trae registrada Anguiano en el plano de 1808.Es posible que antes el nombre de san Francisco cubriera toda la vía hasta el baluarte de la Media Luna”.

Porto del Portillo, de nuevo, hace entrega de otra serie de datos interesantes sobre la ubicación de la plaza y otros pormenores; leamos de inmediato.

Esta plazoleta… es la que queda entre el teatro Cartagena(antiguo) y el asilo de mendigos (antiguo convento de san Francisco). En lo que es hoy un hermoso portal, construido en 1894 por el general Eloy Porto”, fue después en nuestros días, sede de una entidad bancaria y locales comerciales, y con posterioridad sede de la Universidad Rafael Núñez, es el terreno original del cementerio del convento.

Hoy por hoy, la trascendencia histórica de la plaza san Francisco, es haber sido sitio de concurrencia de las masas populares revolucionarias que bien temprano de la mañana del 11 de noviembre de 1811 salieron del  corazón de Getsemaní, haciendo parte de los lanceros, quienes acompañados de los llamados cuerpos 1º.y 2º.de infantería marcharon a la plaza de la Proclamación a reclamar la declaración de independencia  en la plaza de la Proclamación , como ya se escribió en oportunidades anteriores.

Manuel Marcelino Núñez da testimonio de este último episodio:

“En seguida se envió(deportó)el gobernador Montes a España, poco después se dispuso la formación de tres cuerpos patriotas, dos denominados 1º. y 2º. de infantería y el 3º. de lanceros, componiéndose este último de la mayor parte de los habitantes del barrio Jimaní” … el 11 de noviembre hallándome yo en mi tienda, como de costumbre percibí el bullicio del pueblo de Jimaní, que agrupado en masa volaba hacia la puerta del parque o sala de armas, para forzar la puerta y armarse”. (Testimonios de Manuel Marcelino Núñez en El sitio de 1815, P. 93).

3. A MANERA DE SÍNTESIS MAGISTRAL SOBRE LAS EMBLEMÁTICAS PLAZAS DE GETSEMANÍ.

Al transcurrir los primeros 22 años del siglo XXI, La antigua plaza colonial del Matadero, convertida hoy en el   parque del Centenario y el camellón de los Mártires, son los lugares más icónicos y representativos del reconocimiento, que a la declaración de independencia absoluta de Cartagena y el fusilamiento de 10 líderes de la insurgencia criolla en 1816 por el ejército exterminador de España, hizo la generación de fines del siglo XIX y los inicios del siglo XX.

Por su parte, las plazas: De la Santísima Trinidad, del Pozo  y  san Francisco, constituyen los tres puntos  focales o de convergencia de las masas populares revolucionarias, organizadas bajo la dirección de sus propios líderes y de la dirigencia criolla, para llegar  a la casa del Cabildo(antigua sede dela gobernación del Departamento de Bolívar, en la actual plaza de la Proclamación, y exigir  la declaración de Independencia absoluta el 11 de noviembre de 1811 a la, hasta entonces, indecisa junta de gobierno, ente que debía tomar la trascendental decisión.

Hoy, las plazas de Getsemaní, requieren “una buena dosis de amor patrio” de la actual dirigencia local, regional y nacional para recobrar por lo alto su antiguo esplendor, del cual aún quedan destellos, y garantizar su permanencia a través de la historia. Así mismo detener la gentrificación vigente es obligación inmediata de las autoridades locales, departamentales y nacionales.

De igual manera, la actual intervención restauradora de que es objeto por parte de una empresa transnacional de hotelería, el antiguo convento,  los lugares sagrados contiguos y otras importantes  edificaciones de la época republicana, están llamados a  ser un interesante proyecto de revitalización arquitectónica, que devolverá la dignidad perdida por el paso del tiempo y la desidia oficial, a la antigua casa de los franciscanos, los templos adyacentes a  su izquierda, y a la plaza de la Independencia.

La calidad de todos los profesionales y sus equipos de trabajo, responsables de la restauración y su compromiso de devolver la originalidad a los espacios coloniales intervenidos, hasta donde sea posible, son prenda de garantía que el patrimonio cultural material de Cartagena, cuenta con excelentes guardianes que harán una excelente recuperación de la historia original del sitio.

De igual manera, muchos de los procesos históricos de Getsemaní, en particular, con la edición impresa y digital de elgetsemanicense.com han dejado de ser “historias secretas”, en algunas de las cuales nos documentamos para culminar esta extensa serie sobre las plazas de Getsemaní que hoy llega a un final no deseado… pero la vida y la historia continúan y otras historias secretas de  diversas plazas de Cartagena, esperan.

La fotografía que acompaña el texto es tomada de eluniversal.com: Proyecto san Francisco. Agosto 29.2022.

Con los afectos de siempre:

UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR