Por: Gabriel Balaguera Rojas
Representante del Campo de Epistemología e Historia de la Psicología, Capítulo Santander.
Durante varios años he trabajado el tema de familia y el relacionamiento de sus integrantes, pasando por otros como la violencia intrafamiliar, las técnicas terapéuticas en pareja y familia, el fenómeno de la alienación parental, educación de los hijos, niñez, entre otros que agrupan el constructo familia.
En mis estudios y publicaciones he podido observar comportamientos recurrentes frente a las situaciones que se gestan al interior de las familias, y es allí donde he centrado mi interés partiendo desde este contexto en el que la forma cómo se relacionan los integrantes de las familias tiene que ver con aquellas dinámicas que resultan problemáticas por una particular manera en que se gestan las relaciones familiares.
Por lo anterior, desde la formulación del tema en mi tesis doctoral la cual he centrado en documentar el concepto de Inteligencia Parental, tratándose de aquellos aspectos que deben tener aprehendidos los padres y madres de una familia y que orientan a un nivel adecuado de encause en la guía de las familias; por lo que este concepto se obtiene desde la preparación de los padres y madres incluso antes de serlo y que está dirigida a obtener la claridad frente a los recursos que deben tener para llevar una vida adecuada en familia y así contribuir a la salud mental de los integrantes de la misma.
La inteligencia parental se caracteriza por tener sus bases en tres componentes que una vez han sido apropiados por los progenitores facilitan la dirección de la familia, estos se centran en la gestión emocional, con la que los padres pueden conocerse a sí mismos y conocer a sus hijos y así poder actuar de manera perspicaz frente a los comportamientos que se presentan en el diario vivir; por otro lado está el componente de la comunicación, el cual potencia aquellas estrategias que requieren los padres y madres para identificar las situaciones desde una escucha empática y profunda, que facilita la comprensión de las dinámicas familiares y así poder intervenir en su gestión y, finalmente el componente de la parentalidad, el cual tiene que ver con las responsabilidades que tiene cada progenitor desde su rol y como el trabajo en equipo fortalecen las instrumentos del orden cognitivo y comportamental con los que al unirse logran un adecuado trabajo en equipo en procura de mantener un relacionamiento armonioso y saludable en familia.