¿Qué es la socialización?
Técnicamente entendemos por socialización el proceso por medio del cual un individuo, relacionándose con otros, aprende y desarrolla una serie de capacidades para conseguir una participación exitosa dentro de la sociedad. Hay quienes se atreven a llevar el concepto más allá de las fronteras de lo humano y hablan de procesos de socialización en los animales e insectos, en lo que a nosotros concierne mantendremos el concepto dentro de las fronteras del hombre.
¿Cómo se desarrolla ese proceso entre nosotros?
A medida que crece, el niño descubre que los demás también tienen deseos y necesidades, que todos son iguales y él tiene que considerarse uno más del grupo. Cada vez son menos los pleitos, y más los contactos amistosos; aunque todavía discute, se reconcilia con rapidez y facilidad. Cuando entra al preescolar comienza a comprender que su libertad es limitada y que debe adaptarse a ciertas reglas para poder participar en un juego. En la escuela tiene que compartir, esperar su turno, pedir lo que desea y poner en palabras sus sentimientos. Tiene que aprender a defender sus derechos y a respetar los de los demás, a expresar sus desacuerdos sin agredir, a observar y participar y a sentirse seguro en el trato con sus compañeros. Luchando y aprendiendo a ceder y hacer acuerdos aprende mucho más de la convivencia y de la amistad que lo que cualquier adulto pudiera enseñarle.
¿Importancia de los padres en la socialización de los hijos?
La socialización se va logrando poco a poco y a veces puede no ser fácil. El niño requiere nuestra comprensión y nuestro apoyo, necesita sentir que estamos de su lado y cuenta con nosotros. Un niño tímido quizá requiera más estímulos para enriquecer su juego imaginativo o más oportunidades de tratar a otros chicos en un ambiente protegido.
Un niño agresivo precisa que le ayudemos a buscar formas de solucionar los conflictos tomando en cuenta su punto de vista y también el del compañero. Si los pleitos son frecuentes, es necesario tomarlos en serio, averiguar qué le sucede y contemplar si está viviendo momentos difíciles en casa, si está enojado, triste o inseguro. Tenemos que enseñarle las reglas básicas de la convivencia, tratar de facilitarle otras maneras de expresar sus sentimientos y poner límites a su conducta para evitar que los demás niños lo aíslen o le hagan daño.
Uno recoge de lo que se siembra
La convivencia infantil es la preparación para la solidaridad y la amistad. Los padres no podemos hacer amigos por nuestro hijo, pero sí podemos enseñarle a relacionarse. Podemos mostrarle cómo nos llevamos con nuestros amigos, si los respetamos, los apoyamos, hablamos bien de ellos, les tenemos cariño. Con el ejemplo, le mostraremos cómo consolar, ayudar, compartir, cooperar, proteger y defender a otros. Así, sin forzarlo ni exigirle, vamos fomentando en él un interés genuino por el bienestar de otras personas. Estos serán los cimientos para que el niño descubra uno de los mayores tesoros de la vida humana: la amistad.
Conclusión
Como podemos apreciar, la socialización es esencial en la vida de todo ser humano y para lograrla de una forma saludable debemos ayudar a nuestros hijos a madurar en su inteligencia social, entendiendo que inteligencia es la capacidad de resolver problemas y que inteligencia social es la capacidad de comprender e interactuar con otras personas dentro y fuera de un entorno. Esto se logrará con paciencia, con presencia activa en la vida de nuestros, es decir con hechos y con palabras, con la voz sabia del que ama y quiere lo mejor para sus hijos y con su vida y su buen ejemplo le muestra cómo hacerlo.