Podría escribir cada día, 
cada noche, 
cada hora, 
aunque sea una página, 
media página, 
una idea. 
No lo hago 
porque me ocupa la satisfacción inmediata.
Debido a mis vicios y juegos.
Puede que no lo haga 
para tener una excusa para no ser exitoso.
Soy un amante de la superficialidad,
aunque en el fondo me resulte insoportable.
Las chicas mostrando sus culos y tetas.
Los chicos tratando de buscar identidades en ideologías.
Los adultos, 
infantilizados, 
en sus propias cárceles mentales.
El narcisismo, 
en suma,
constante y devorador 
de mentiras grandilocuentes.
Estoy harto de la hipocresía.
De los tontos con buenas intenciones.
De los buenos con dudas.
De los incautos malévolos.
Me duele, 
en el fondo,
la vida que pasa 
sin dejar rastro alguno 
más que en la piel.
