Pagar peaje, ¿Bueno o malo?


Como resultado de la incapacidad de administración, la inejecución por parte del Estado y los costos elevados de las obras; surgió la brillante idea de entregar en manos de particulares, la construcción y el mantenimiento de las vías, a través de contratos de concesión. Situación ocasionada, gracias a la inoperancia, corrupción y la imposibilidad que tiene el sector público para realizar estas funciones de manera eficaz.

El empobrecimiento de nuestra nación se debe en parte a la insuficiente capacidad de administrar los bienes esenciales de uso público.  Razón por la cual, en Colombia casi todo ha sido entregado a particulares; los acueductos, los alumbrados, la recolección de basura, los puertos, los aeropuertos, las carreteras, la salud, infraestructura esencial para el progreso que genera  utilidades y riqueza para los operadores, pero no para el Estado. Si estas ganancias estuvieran en cabeza de la Nación, podrían ser reinvertidas en obras de interés general o empleadas para financiar los servicios públicos esenciales y de esta manera el pueblo podría acceder a ellos a un menor costo.  Tristemente, Colombia es un país débil, empobrecido y corrupto.

En cuanto al tema específico de los  peajes, el cobro constituye un  aporte económico obligatorio  que hacen los conductores de vehículos, al transitar por una vía  que ha  sido concesionada. Con dicho recaudo se espera que los usuarios reciban como beneficio o contraprestación, el derecho de poder conducir su vehículo por una vía moderna, segura, señalizada y con servicios de emergencia si llegase a necesitarlos.

La incapacidad de gobernar, la falta de autoridad y el grado elevado de corrupción permiten que el Estado no esté en condiciones de administrar la infraestructura de las vías y los servicios públicos, desaprovechando la oportunidad de generar utilidades para el beneficio y la prosperidad general, negociando con  los  particulares la ejecución de estas operaciones, que benefician al sector privado, quien finalmente obtiene riquezas ejerciendo una función que podría ejercer el Estado.

En conclusión, el pago de peajes sería bueno si a cambio recibimos vías seguras, en buen estado y que faciliten la movilidad. Pero es malo si cobrando, no garantizan las condiciones mínimas de seguridad vial, como ocurre actualmente en muchos tramos.  

 


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR