S.O.S.


A pasos agigantados avanzan las reformas del gobierno Petro generando una sensación de retroceso:

- La reforma pensional  proyecta pensión de máximo 2 millones  sin importar cuánto trabaje. No solo no resuelve el déficit pensional, sino que lo agranda.

- El fósil que lidera el ministerio del trabajo no comprende los cambios del mundo laboral y les parece descabellado que las aplicaciones que generan millones de trabajos en el mundo hagan lo mismo en Colombia lejos de la carga parafiscal.  En su lugar presentan un adefesio que promete acabar 450.000 empleos mediante una evidente venganza sindical.

- En salud retornamos al seguro social, un gigante burocrático inservible y pone la plata de la salud en manos de políticos ¿qué podría salir mal?

Queda la sensación de que el progresismo colombiano odia todo lo que genera progreso: el libre mercado, el empleo, la reducción de la burocracia y las garantías  de acceso universal a la salud. Se está como “despiporrando” la cuestión.  Ante un panorama tan sombrío, viendo como partidos se declaran independientes pero sus congresistas están en modo “si a todo” y “tomemos mala decisiones”, cabe la pregunta: ¿Quién nos ayuda?

Resulta llamativo como se alcanza a percibir un modus operandi de desprestigio al que se somete a cualquier institución pública o privada que ose señalar lo evidente, producto de esto se torna vertiginosa la rapidez  con la que cambiamos de enemigo público mínimo 2 veces por semana.  Para el gobierno siempre hay un villano: si no son los empresarios, son las EPS, también pueden ser las AFP, sino, puede ser el fiscal o el Banco del República cuando apoya a sus técnicos que advierten una avalancha de desempleo producto de la reforma laboral. Para no decepcionar, la vieja confiable: siempre se podrá atacar y tratar de desacreditar a la prensa y no bajarlos de medios prepago. Todo esto muy bien amenizado desde el balcón de la casa de Nariño, al mejor estilo de Perón invitando a la revolución, a defender las reformas, a incrementar el odio de clases en una sociedad ya polarizada.

Si se invalida a las voces contraria a las reformas, aunque procuren el bien común, si se normaliza el matoneo y solo se  da crédito a lo que venga del gobierno; ponemos en riesgo nuestra democracia.  Las reformas requieren de voces críticas, pero sobre todo de voces técnicas, personas expertas en las materias que ocupan los proyectos que se tramitan en el congreso, que puedan señalar de forma objetiva los vicios, micos y peligros de las reformas que en últimas nos perjudican a todos. Estas personas deben ser escuchadas y se debe acoger sus recomendaciones cuando estén debidamente soportadas y procuren el bien común. Puede ser en la voz de los técnicos que en este gobierno son echados a menos, donde esté la posibilidad de hacer cambios sustanciales que no destruyan lo construido.

Por mi parte solo queda una esperanza en lo que se proyecta como un naufragio inminente: Señores de la corte suprema, salven ustedes la patria y que Dios se apiade de nosotros.  SOS: QTH: 4.5709° N, 74.2973° W (República de Colombia).


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