Mi amigo el MGTOW

Mi amigo el MGTOW


“Decidí ser un MGTOW”, me dijo esta semana mi amigo Alfredo quien vive hace años en Europa. Su ex, décadas atrás, lo denunció por alimentos y por amenazas. Todo fue falso, pero pese a ello no pudo ganar la custodia y su ex le aplicó ilegalmente una obstrucción parental. Ante eso, la justicia nunca pudo actuar y le tocó esperar a que creciera su hija para recuperarla.

La cosa no terminó ahí, se enroló en relaciones más tóxicas dentro de las que se destacan una embaucadora que lo dejó sin un peso y una obesa que insultaba su masculinidad y lo acusaba de “gordofóbico”, en fin.

Estas y otras heridas que no cuento justifican su decisión de “colgar los guayos” de la seducción. Lo cierto es que nadie habla de eso y son miles de hombres los que sufren en silencio. Si reprochamos las miserias del machismo y el heteropatriarcado, también deberíamos denunciar los destrozos de la hipergamia de las mujeres, tanto en ellas mismas como en los hombres.

El MGTOW, es una agrupación mundial de hombres cuyo principio es evitar relaciones románticas con mujeres, la mayoría de sus integrantes opta por el celibato. En inglés es “Men Going Their Own Way”, y se traduce como “hombres que siguen su propio camino”. A ellos se les recrimina que son misoginia pura y que hacen parte de la llamada “manosfera”. Así como hay mujeres que defienden la misandria y conciben a todos los hombres como violadores y agresores, este colectivo considera a la mayoría de las mujeres como seres abusivos que establecen relaciones por interés.

Concuerdo con Alfredo en algunas cosas. Sobre todo, en que la masculinidad está siendo socavada. No reivindico el “masculinismo”, actitud desquiciada contra mujeres ni mucho menos esa roña que pregonan los movimientos políticos machistas de derecha.

Creo que hay que alertar a los formadores. Basta ver las redes para enterarse de un ejército de “simpeadores” que pedestalizan a mujeres cuyo crédito es posar con voluptuosidad.

No estoy generalizando, pero el escenario es igual a lo que en 1971 denunció la argentina antifeminista Esther Vilar con su libro El varón domado. Dijo que las mujeres no son oprimidas por los hombres, sino que controlan a los hombres para su ventaja.​ Que, contrario a la retórica feminista, las mujeres en las culturas industrializadas no están oprimidas, sino que explotan un sistema bien establecido de manipulación y que han invadido los nichos de trabajo de manera insaciable.​

“Los hombres han sido entrenados y condicionados por mujeres, no muy diferente de la forma en que Pávlov para que se convirtieran en sus esclavos. Como compensación por su trabajo, a los hombres se les da el uso periódico de la vagina de una mujer”.

La autora impreca diciendo que las definiciones y normas sociales, como la idea de que las mujeres son débiles, son construidas por ellas teniendo en cuenta sus necesidades. Si las mujeres son vistas como débiles, se espera menos de ellas, y por lo tanto se les da mayor margen de maniobra en la sociedad.

También las acusa de ser generalmente "buscadores de oro" que intentan extraer recursos materiales de ellos. Y que, sea en el matrimonio o en el divorcio, ellas siempre ganan. Vilar escribe que los hombres no obtienen nada del matrimonio y que ellas los obligan bajo el pretexto de que cumple sus deseos románticos.

Este libro que adquiere actualidad en estos tiempos sostiene que se alienta a los niños a asociar su masculinidad con su capacidad de tener relaciones sexuales con una mujer, y que una mujer puede controlar a un hombre al empoderarse socialmente para ser el guardián de su sentido de masculinidad mientras ella no tiene que hacer nada sino mostrar su belleza. No se trata ni siquiera de su feminidad, porque ésta, a la larga, también es socavada por ese estado de cosas.

Una de las más serias declaraciones de Vilar es que ellas manipulan los conceptos tradicionales de amor y romance, ya que estos se ven como aspectos más positivos socialmente, y eso lo hacen sólo para controlar la vida sexual de los hombres.

Vilar afirma que las mujeres pueden controlar sus reacciones emocionales mientras que los hombres no, y que las mujeres crean reacciones dramatizadas para salirse con la suya: "chantajean" a los hombres emocionalmente.

Es decir, son Drama Queens.

En fin, hay que discutir más estos temas, sobre todo en recintos académicos donde se alardea de la inclusión, pero se proscriben otros aspectos de la vida actual.

MGTOW

 


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