El desenvolvimiento de la humanidad sigue siendo un misterio por la tendencia malsana de los seres humanos de mantener las verdades ocultas. Desde los griegos, pasando por Jesucristo hasta nuestros días han construido una colcha de retaso para ocultar las verdades que el mundo debería saber. Y el escenario adecuado para contar historias mal contadas es la educación, hoy las redes sociales.
Traigamos de la historia humana hasta hoy algunos ejemplos. El envenenamiento como condena del sabio Sócrates por la institucionalidad. El centro del universo es el sol, dijo Copérnico, pero el pensador Tolomeo que era la luna, duró 10 siglos, y todos los contrarios fueron quemados en la pira. Si Jesucristo fue hijo unigénito, en qué varia su obra si haya tenido hermanos y hermanas, seguirá siendo el personaje más importante de toda la raza humana en el cielo y en la tierra. El encarcelamiento de Juan El Bautista y su posterior asesinato por la institucionalidad. La guerra fría de las potencias que sometió al mundo, una estrategia de la carrera armamentista. Y hoy el modelo económico arrasó con todo, hasta nuestras costumbres, por posicionar el mercado, el consumo en la siquis de todas las personas.
En América Latina existen muchos ejemplos también de ocultamiento de la verdad. Lo más reciente, los atentados contra Simón Bolívar que lo llevaron a una depresión profunda hasta su muerte. La muerte de Salvador Allende en Chile, escenario ideal para impulsar el modelo económico vigente. El estallido del helicóptero donde viajaba el presidente Jaime Roldos de Ecuador. Y la más reciente el asesinato del presidente de Haití por un comando terrorista colombiano.
Y aquí en Colombia sí hay casos de casos para seguir ocultando la verdad. El genocidio en las bananeras, sigue sin culpables. El asesinato de Jorge Eliecer Gaitán ordenado por el establecimiento, nunca se supo su autor intelectual. Los asesinatos de Galán, Álvaro Gómez, Pizarro, Jaramillo, Raquel Mercado, Lara Bonilla, la masacre de la Unión Patriótica y los falsos positivos, todos obedecieron a la descomposición social y política que vivimos actualmente. Una polarización en constante crecimiento que nos podría llevar a una guerra sin precedente dado los alcances de la tecnología – La JEP y la Comisión de la Verdad tienen mucho que contar-
Y como para cerrar la sarta de mentiras, ocultando verdades siempre; acaba de terminar un proceso electoral este 29 de octubre, conocido como elecciones de MITACA; y los medios, los grandes analistas políticos pregonan que el gobierno sufrió una fuerte derrota con los resultados. Por Dios, hay que ser sinceros con el país y con sus ciudadanos, cómo es posible doblegar los intereses políticos regionales en menos de dos años de gobierno de izquierda. Estas elecciones son distintas a las presidenciales.
Y antes el Pacto Histórico o la Colombia Humana, no tenían ninguna incidencia en las regiones, y hoy pueden mostrar algunas ganancia electorales. Esto sí es decir la verdad, y no mentiras, mentiras tras mentiras para volverlas verdades. Deberíamos sincerarnos y decir las cosas como deben ser y no como yo quiero decirlas para deslegitimar al gobierno actual.