¡El Rolex o la vida!


En un estado social de derecho, la vida y los bienes de los ciudadanos son lo más preciado, estos gozan de especial amparo constitucional y legal, protección que actualmente se encuentra sepultada como letra muerta, debido a la falta de autoridad y el exceso de corrupción que han convertido las ciudades colombianas en lugares donde la pérdida de la vida y el hurto de los bienes son el pan nuestro de cada día.

 

El autocuidado es una medida extrema que debemos adoptar en lo personal; el reloj y la cadena de oro me acompañan desde que tengo uso de razón, pero ante la falta de garantías y el aumento de la delincuencia, tomé la decisión de prescindir de su uso.

 

El reloj de reconocida marca fue cambiado por uno deportivo de plástico menos llamativo y la cadena de oro guardada, reemplazada por un collar que no llama la atención. No fue el valor de las prendas el factor determinante para no usarlas más, es el riesgo que se corre al poner la vida en situación de peligro, por ser portador de una prenda de oro, de un reloj de marca o un celular de gama alta, terminas convirtiéndote en un objetivo atractivo para la delincuencia.

 

Por la protección de nuestra vida y mientras las calles estén plagadas de atracadores y criminales no podemos cometer la imprudencia de usar prendas de alto valor, no podemos dar papaya, porqué por el valor de un Rolex los delincuentes están dispuestos a matar. Perder la vida de esta manera no es razonable.

 

Es paradójico, que quien cuente con los recursos para un reloj o una joya de alto valor, este comprando su desgracia y poniendo su vida en peligro; de ser atracados para quitarle el Rolex ni los más poderosos personajes se han salvado. 

 

Antagónicamente el gobierno del presidente Gustavo Petro, se ha propuesto a demostrarle al mundo que ¡Colombia es una potencia mundial de la vida!, donde sus ciudadanos o visitantes no deberían usar un Rolex o artículos de lujo porque sus vidas corren peligro, estamos más cerca de ser una potencia mundial de la inseguridad, que de la vida, mientras en la calle un delincuente nos ponga a escoger entre el Rolex o la vida. 


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