El presidente twittero.


Hemos presenciado en las últimas 24 horas un ejemplo perfecto de todo lo que el presidente de un país no debe hacer a través de su cuenta oficial de X: denunciar una ruptura institucional inexistente,  acusar al fiscal general de la nación de golpista y a las altas cortes de mafiosas,  incitar a la insurrección de la población civil, pelear con una cuenta falsa, hacer un llamado a la comunidad internacional en varios idiomas con traducciones poco acertadas, todo en un solo trino.  
El presidente frecuentemente señala que hizo parte del grupo de personas que escribió la constitución del 91, paradójicamente da la sensación de que no le alcanzó el tiempo para leerla, dado que es esa misma carta magna la que le ordena como presidente representar la unidad entre los colombianos, esa que el país tanto necesita; pero no, solo asistimos a una catarsis incendiaria diaria de trinos incesantes que solo profundizan la polarización que vivimos y hace cada vez más lejana la posibilidad de una reconciliación entre diferentes. 


Mientras esto ocurre el país no arranca, asfixian el sistema de salud jugando con la vida de la gente, las reformas generan más incertidumbre y temor que esperanza, el legislativo no avanza en su agenda, la violencia en los territorios no para y las masacres continúan sólo que ya nadie las cuenta, se perdieron los juegos panamericanos en Barranquilla,  se perdieron seis millones de vacunas, el canciller sigue despachando a pesar de estar suspendido, el INVIMA sigue sin director y el presidente trinando en introspección nula. 
 

El manejo de las comunicaciones del gobierno es lamentable por decir poco; hasta las cuentas oficiales del gobierno trinan a favor de las movilizaciones convocadas por el presidente como si fueran operadas por cualquier bodega; todo mal. Es un manejo irresponsable, que puede llevar a inestabilizar el país y nos tiene al borde de una crisis interna cada que al presidente se le da por trinar como twittero de barra brava, olvidando que ocupa el primer cargo de la nación. 
 

El presidente no ha logrado comprender que la separación de poderes en Colombia  ya era una realidad cuando él llegó a la presidencia y que todos esperamos que siga siendo así cuando se vaya al finalizar sus cuatro años de mandato. Que no importa cuantos trinos conjure por segundo, las otras dos ramas del poder no están  subordinadas al presidente, no lo estuvieron antes de él y no lo estarán después; por increíble que parezca es esa institucionalidad la que está manteniendo a la nación a flote. 
 

Cuánto bien nos haría a todos que el presidente suelte el celular y finalmente se decida a gobernar, que respete la separación de poderes y que deje de ver golpes de estado que nadie quiere darle en las investigaciones de la fiscalía a  su hijo por enriquecimiento ilícito, quien además en algún momento confesó.  El que nada debe nada teme y si tan tranquilo está respecto a los dineros de su campaña no debería molestarle que las instituciones hagan su trabajo. Además, si es cierto que escribió la constitución, supongo que sabe de primera mano lo que dice el artículo 109 y solo su conciencia sabrá si lo que ahí está escrito debe preocuparle.
 


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