Si la anterior administración no hizo su trabajo, o si la autoridad estuvo ausente por la falta de experiencia o la incapacidad de quien tuvo la responsabilidad de gobernar, el gobierno entrante recibe una herencia maldita. Lo estamos viviendo en Cartagena con los problemas de descuido de la ciudad, corrupción, inseguridad, pobreza y prostitución.
Uno de los tantos casos que dejó el gobierno anterior es el deterioro de las orillas de las ciénagas, del Caño Juan Angola y la Ciénaga de la Virgen, la tala de mangle y la invasión de zonas de especial importancia para el ecosistema y el medio ambiente, cuestiones que demuestran la falta de control y la ineficiencia de la pasada autoridad ambiental.
La necesidad de ampliar la Vía al Mar por el sector de La Boquilla exigía una solución que no afectara, e, incluso, que disminuyera el impacto ambiental, y así evitar un daño al ecosistema y los manglares que crecían en la orilla. La solución: construir un viaducto y evitar hacer un relleno paralelo a la angosta vía que existía, lo cual requería talar el mangle afectando la vida animal y vegetal de la ciénaga.
La solución se materializó y el viaducto se hizo realidad, pero la falta de autoridad en todos los niveles de la Administración Distrital de los últimos cuatro años, a cargo del autodenominado ‘tractor’, con su séquito (inspectores de policía, alcaldes locales, autoridades ambientales, y los comandantes de la Policía Nacional) permitieron con su omisión en el control que a plena luz del día invadieran y arrasaran con el mangle y rellenaran con escombros la franja paralela a la vía que debían conservar, generando un daño irreparable al medio ambiente que se debió proteger.
Las invasiones al lado o, mejor, casi encima de la vía, sin conservar los retiros, generan inseguridad para los conductores. Simultáneamente, construyeron casas de material y abrieron locales comerciales casi sobre la calzada. Estas construcciones ilegales, sin permiso, sin planeación alguna, están haciendo uso de servicios públicos domiciliarios, tal vez por vía de hecho, generado pérdidas que asumen otros usuarios.
Pareciera ser que la Constitución, la Ley y las autoridades no tienen jurisdicción en ese lugar. Ya es hora de que el Plan Titán-24 y la ‘Cuadrilla del Alcalde’ hagan presencia en ese sector y recuperen el espacio público de especial protección, para garantizar la seguridad y el cuidado que el medio ambiente merece.
Se debe imponer la autoridad. Ya es hora de que la herencia maldita que dejó la administración anterior desaparezca por completo de toda la ciudad.