EL DECONSTRUCCIONISMO Y LA MATERNIDAD DEL FUTURO: CUESTIONES POR DEBATIR


DECONSTRUCCIONISMO

El deconstruccionismo es una corriente filosófica y crítica que surgió principalmente a través del trabajo del filósofo francés Jacques Derrida en la segunda mitad del siglo XX

Epistemológicamente, el deconstruccionismo cuestiona las estructuras binarias y jerárquicas que han sido tradicionales en el pensamiento occidental, como la oposición entre lo bueno y lo malo, lo masculino y lo femenino, lo normal y lo anormal, entre otras. Sostiene que estas oposiciones no son fijas ni objetivas, sino que son construcciones sociales y lingüísticas que han sido impuestas a través de la historia.

Desde una perspectiva metodológica, la deconstrucción busca revelar las contradicciones, ambigüedades y supuestos subyacentes en los textos, discursos y sistemas de pensamiento. No busca llegar a una verdad definitiva o a una interpretación final, sino más bien desestabilizar las certezas y abrir el espacio para nuevas interpretaciones y perspectivas. 

En este sentido, el deconstruccionismo es un enfoque crítico que busca problematizar y cuestionar las formas dominantes de conocimiento y poder.

ANTIDECONSTRUCCIONISMO

El opuesto al deconstruccionismo epistemológicamente sería una perspectiva que afirma la existencia de verdades objetivas y universales, así como estructuras binarias y jerárquicas sólidas. Esto implicaría una creencia en sistemas de conocimiento que no cuestionan la validez de las oposiciones tradicionales, como el bien y el mal, lo verdadero y lo falso, lo masculino y lo femenino, entre otros.

Metodológicamente, el opuesto al deconstruccionismo sería un enfoque que busca establecer interpretaciones definitivas y concluyentes, sin cuestionar las certezas establecidas. Esto podría manifestarse en prácticas que buscan confirmar o validar una verdad preconcebida, en lugar de explorar la complejidad y la ambigüedad inherente a los textos, discursos y sistemas de pensamiento.

El antideconstruccionismo, epistemológicamente y metodologicamente hablando, se basaría entonces en la idea de que existen verdades objetivas y universales que pueden ser conocidas y comprendidas de manera definitiva. Esto implica una postura que rechaza la noción de que las interpretaciones son inherentemente subjetivas y que las estructuras binarias y jerárquicas son fundamentales para comprender el mundo.

DECONSTRUIR A LA MUJER

Deconstruir a la mujer implica examinar y desafiar las construcciones sociales y culturales que han definido históricamente el papel y la identidad de las mujeres en la sociedad. Esto implica reconocer que la noción de "mujer" es compleja y diversa, y que no puede reducirse a una sola definición o experiencia.

Epistemológicamente, deconstruir a la mujer implica cuestionar las narrativas dominantes que han sido utilizadas para definir y limitar el papel de las mujeres en la sociedad. Esto incluye desafiar las ideas tradicionales de feminidad que han perpetuado estereotipos y expectativas restrictivas sobre cómo deben comportarse, pensar y vivir las mujeres.

Metodológicamente, deconstruir a la mujer implica escuchar y valorar las experiencias y perspectivas de las mujeres que desafían las normas de género y las expectativas sociales. Esto implica abrir espacio para discutir temas como la igualdad de género, la diversidad de identidades de género, el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad y la lucha contra la discriminación y la violencia de género.

CUÁNDO INICIA LA VIDA DE UN SER HUMANO: CONCEPCIÓN Y GESTACIÓN

La concepción y la gestación humana son procesos fundamentales en la reproducción humana. 

La concepción ocurre cuando un espermatozoide fertiliza un óvulo, creando así un cigoto, que es el primer paso en el desarrollo de un nuevo ser humano. Este proceso generalmente ocurre en la trompa de Falopio de la mujer.

Una vez que tiene lugar la concepción, comienza la gestación, que es el período durante el cual el embrión se desarrolla en el útero materno. Durante la gestación, el embrión pasa por varias etapas de desarrollo, incluyendo la formación de órganos y tejidos, hasta que finalmente se convierte en un feto.

La gestación humana dura aproximadamente 40 semanas, divididas en tres trimestres. Durante este tiempo, el feto se nutre a través de la placenta y el cordón umbilical, que proporcionan los nutrientes y el oxígeno necesarios para su crecimiento y desarrollo. 

La gestación culmina con el parto, cuando el bebé está listo para nacer y salir del útero materno para comenzar su vida fuera del vientre de su madre.

DECONSTRUIR LA CONCEPCIÓN Y LA GESTACIÓN

La idea de la gestación fuera del útero, conocida como gestación subrogada o gestación por sustitución, ya es una realidad en muchos lugares del mundo. En la gestación subrogada, una mujer lleva un embarazo a término con el propósito de gestar y dar a luz a un bebé para otra persona o pareja. Esta práctica puede realizarse utilizando el óvulo y el esperma de los futuros padres o mediante la donación de gametos.

Además, la ciencia ha avanzado en técnicas de reproducción asistida que permiten la fertilización y el desarrollo inicial del embrión fuera del cuerpo humano. Por ejemplo, la fecundación in vitro (FIV) es un procedimiento en el cual los óvulos son fertilizados por espermatozoides en un laboratorio, y luego los embriones resultantes pueden ser transferidos al útero de la mujer o congelados para un uso futuro.

En cuanto a la concepción, aunque actualmente no hay tecnologías disponibles para la concepción completa fuera del útero humano, la investigación continúa avanzando en áreas como la fertilización in vitro y la manipulación genética, lo que podría algún día permitir la concepción fuera del cuerpo humano.

Como podemos apreciar, aunque todavía no es posible completamente deconstruir la concepción y la gestación humana fuera del útero, existen tecnologías y prácticas que ya permiten realizar partes de este proceso fuera del cuerpo humano, y la investigación en este campo continúa avanzando.

LA MATERNIDAD

La maternidad es un concepto que abarca diversas dimensiones sociales, emocionales y biológicas. En su sentido más básico, se refiere a la experiencia de ser madre, tanto desde una perspectiva biológica como social. 

Biológicamente, la maternidad implica el embarazo de una hembra cuyo óvulo es fecundado por un espermatozoide aportado por el macho, además implica también el parto y el cuidado de un hijo o hijos. 

Socialmente, la maternidad implica una serie de roles y responsabilidades asociados con la crianza y el cuidado de los hijos, que pueden variar según el contexto cultural y las expectativas sociales.

La maternidad también puede ser una experiencia emocionalmente compleja, caracterizada por el amor, la preocupación, el sacrificio y la alegría. Para algunas personas, la maternidad puede ser una experiencia muy deseada y gratificante, mientras que para otras puede ser desafiante o incluso dolorosa, especialmente en situaciones de dificultad económica, salud mental o violencia doméstica.

DECONSTRUIR LA MATERNIDAD: PERSONA HUMANA GESTANTE

Los abanderados de la ideología de género actual, en su afán deconatruccionista se proponen cambiar el término "maternidad" por "persona humana gestante" esto es sin duda un ejemplo de cómo se puede desafiar las ideas preconcebidas y estereotipos asociados con el rol tradicional de la madre en la sociedad. Esta modificación del lenguaje busca reconocer la diversidad de experiencias y identidades de género, así como evitar la exclusión de personas que pueden gestar pero que no se identifican como mujeres.

Epistemológicamente, este cambio de nombre invita a cuestionar las concepciones tradicionales de la maternidad como un fenómeno exclusivamente femenino, y en su lugar, reconoce que la capacidad de gestar es una experiencia que puede ser compartida por personas de diversos géneros.

Metodológicamente, el uso del término "persona humana gestante" promueve una mayor inclusión y sensibilidad hacia las diversas formas en que las personas experimentan la gestación y la crianza. Esto implica reconocer y respetar la autonomía y la agencia de las personas gestantes, así como desafiar las normas de género que limitan la manera en que se percibe y se valora su rol en la sociedad.

DESAPARECERÁ EL DÍA DE LA MADRE

La posibilidad de que desaparezca el Día de la Madre y sea reemplazado por el Día del Ser Humano Gestante es una cuestión compleja y multifacética que depende de una variedad de factores, incluidos los cambios culturales, sociales y políticos en la sociedad.

La celebración del Día de la Madre tiene profundas raíces históricas y culturales en muchas sociedades, y su observancia está arraigada en la tradición y en la valoración de la maternidad como un aspecto fundamental de la experiencia humana. Sin embargo, en las últimas décadas ha habido un creciente reconocimiento de la diversidad de experiencias de género y de la necesidad de una mayor inclusión y sensibilidad hacia las identidades no binarias y transgénero.

La idea de un Día del Ser Humano Gestante podría surgir como una respuesta a este reconocimiento de la diversidad de experiencias de género y como un esfuerzo por promover una celebración más inclusiva y equitativa de las personas que gestan, independientemente de su identidad de género.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que cualquier cambio en la observancia de estas celebraciones tradicionales llevaría tiempo y requeriría un cambio cultural significativo en la percepción y el reconocimiento de las diferentes formas de parentalidad y cuidado. Además, la aceptación y adopción de un nuevo día festivo como el Día del Ser Humano Gestante dependería en gran medida de la voluntad y el apoyo de la sociedad en general, así como de los movimientos de activismo y defensa de los derechos humanos y de género.

POSTURAS CRITICAS FRENTE AL DECONSTRUCCIONISMO DE LA MATERNIDAD

Las críticas a las posturas deconstruccionistas de la ideología de género, que proponen deconstruir la maternidad y utilizar términos como "persona humana gestante", pueden surgir desde diversas perspectivas, incluida la científica. A continuación, algunas críticas fundamentadas en argumentos científicos:

Desconexión con la biología: La deconstrucción de la maternidad mediante la utilización del término "persona humana gestante" puede ser criticada por su desconexión con los fundamentos biológicos de la reproducción humana. La gestación es un proceso fisiológico que implica la fertilización de un óvulo por un espermatozoide y el desarrollo del embrión en el útero materno. Negar o ignorar estos aspectos biológicos puede ser percibido como una negación de la realidad científica.

Impacto en la comunicación científica: La introducción de términos como "persona humana gestante" en el ámbito científico puede generar confusión y dificultades en la comunicación, especialmente en campos como la medicina, la biología y la genética, donde la precisión y la claridad del lenguaje son fundamentales para la comprensión y el avance del conocimiento.

Falta de evidencia empírica: Algunas críticas argumentan que las posturas deconstruccionistas de la ideología de género carecen de evidencia empírica sólida que respalde sus afirmaciones sobre la fluidez y diversidad de género. La ciencia ha identificado diferencias biológicas entre hombres y mujeres que van más allá de aspectos puramente culturales o sociales, y negar esta realidad podría considerarse una simplificación excesiva de la complejidad de la identidad de género.

Impacto en la salud y el bienestar: Algunos críticos sostienen que la deconstrucción de la maternidad y la promoción de términos como "persona humana gestante" podrían tener consecuencias negativas en la salud y el bienestar de las mujeres embarazadas, al socavar la importancia de su papel como madres y desdibujar la experiencia única y significativa de la gestación y la crianza.

Confusión identitaria: La deconstrucción de la maternidad y la promoción de términos como "persona humana gestante" podrían generar confusión en los hijos al respecto de su identidad y su relación con sus progenitores. La falta de claridad sobre los roles parentales y las expectativas familiares tradicionales podría contribuir a una sensación de inseguridad y falta de arraigo en la propia identidad.

Estigma social y discriminación: La adopción de términos no convencionales para describir la maternidad podría exponer a los hijos a un mayor estigma social y discriminación por parte de sus pares y de la sociedad en general. Esto podría tener un impacto negativo en su autoestima, su bienestar emocional y sus habilidades sociales, al enfrentarse a la falta de aceptación o comprensión por parte de otros.

Dificultades en la interacción social: La falta de claridad sobre los roles familiares y las expectativas sociales podría dificultar la capacidad de los hijos para relacionarse de manera saludable y efectiva con otros individuos y grupos sociales. La incertidumbre sobre la estructura familiar y los roles parentales podría interferir en su capacidad para establecer relaciones sólidas y satisfactorias con sus compañeros y con otros adultos.

Impacto en la estabilidad emocional: La desestabilización de los roles parentales tradicionales y la introducción de términos no convencionales para describir la maternidad podrían afectar la estabilidad emocional de los hijos, al socavar la seguridad y el apoyo que brinda una estructura familiar estable y bien definida. Esto podría contribuir a la ansiedad, la depresión y otros problemas de salud mental en los hijos.

Promoción de la intolerancia: Algunas críticas apuntan hacia la posibilidad de que las posturas deconstruccionistas de la ideología de género, al promover la deconstrucción de la maternidad y la adopción de términos no convencionales, puedan fomentar la intolerancia hacia posturas y creencias diferentes. Esto podría manifestarse en una actitud de rechazo o desprecio hacia aquellos que mantienen visiones más tradicionales de la familia y la maternidad, lo que contribuiría a la polarización y la división en la sociedad.

Cultura de la cancelación: Como una extensión de lo anterior existe la preocupación de que las posturas deconstruccionistas de la ideología de género, al promover la deconstrucción de la maternidad y la adopción de términos no convencionales, puedan alimentar una cultura de la cancelación. Esta cultura, frente a opiniones diversas u opuestas al deconstruccionismo, tiende a censurar, deslegitimar o incluso silenciar las voces que no se alinean con las ideas dominantes.

CONCLUSIÓN

Concluir un artículo sobre el deconstruccionismo y sus implicaciones en la maternidad y la identidad de género requiere un enfoque reflexivo que promueva el respeto y la tolerancia mutua. Si bien es importante reconocer y valorar la diversidad de experiencias y perspectivas, también es crucial abordar las críticas y preocupaciones legítimas que surgen en torno a estas posturas deconstruccionistas.

En un mundo cada vez más complejo y diverso, es fundamental buscar un equilibrio entre la celebración de la diversidad y el respeto por las tradiciones y valores arraigados en la sociedad. Si bien es importante cuestionar las normas y estructuras que perpetúan la desigualdad y la discriminación, también es crucial mantener un diálogo abierto y constructivo que fomente la comprensión y la empatía entre las diferentes perspectivas.

En última instancia, el objetivo debe ser crear un ambiente en el que todas las personas se sientan valoradas y respetadas, independientemente de su identidad de género, orientación sexual o creencias personales. Esto implica reconocer la complejidad de la experiencia humana y trabajar juntos para construir una sociedad más inclusiva y equitativa para todos.

Por lo tanto, mientras exploramos nuevas formas de comprender y conceptualizar la maternidad y la identidad de género, debemos mantenernos firmes en nuestro compromiso con el respeto mutuo y la tolerancia hacia las diferencias. Solo así podremos avanzar hacia un futuro en el que todas las personas sean verdaderamente libres de expresar su identidad y vivir sus vidas auténticamente, sin temor a la discriminación o la exclusión.

POST DATA

El presente artículo ha sido elaborado por un profesional de las ciencias humanas y sociales, con formación en psicología, filosofía, teología y comunicación social. Profesa la fe católica bajo el rito romano y está casado por la Iglesia desde hace 30 años. Juntos conforman una familia tradicional, heterosexual (no patriarcal). Son padres de una joven de 25 años y un joven de 23, ambos igualmente heterosexuales. Esta descripción se hace sin ninguna pretensión de superioridad frente a otras configuraciones familiares. Como familia, somos conscientes de que este es el único planeta conocido en el que vivimos los humanos y que, como especie, estamos en peligro de extinción por el fanatismo y la intolerancia. Tenemos una "casa común" (Cfr. Papa Francisco) en la que cabemos todos. Los cristianos estamos llamados a ser luz (no oscuridad) y sal (no simpleza). No pretendo imponer mi fe, pero tampoco la oculto ni la niego, y me complace profesarla con convicción y alegría. Por eso, pensando en mi mamá, en mi suegra, en mi esposa, en mis hermanas, mis cuñadas, mis amigas, mis compañeras de trabajo, en la lectoras de El Universal... me pongo en pie y digo: ¡Feliz día de la madre!

 


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