No hay que tener títulos de urbanismo y menos de planeamiento territorial, ver hoy el barrio Martínez Martelo, es la tugurización sistemática de un sector que en otrora era una zona residencial de la ciudad, como lo fue en una época Loamador. El barrio Martínez Martelo, es Bazurto también. Sus actividades normales cambiaron para incluirlas con las dinámicas mismas de la plaza de mercado.
No vamos a exigir el cumplimiento de la sentencia judicial de más de 13 años que dice del traslado del mercado de Bazurto a otro lugar de la ciudad, y en principio o siempre se ha dicho, en el sector del Pozón, Doña Manuela. Ustedes pueden apreciar el crecimiento desmesurado que le han dado a este sector, grandes inversiones adelantadas para lo que venía, y nunca llegó, son tantos años que ningún alcalde se haya dispuesto políticamente a su traslado. Soy sincero, he escrito más de un artículo sobre Bazurto como un tema de ciudad que le importa a sus ciudadanos. Y también, ha sido el interés de muchos periodistas y dirigentes locales y hasta nacionales sobre su cambio de lugar. Afea a una ciudad considerada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Haciendo historia, el barrio lleva el nombre de uno de los hombres más destacados de la ciudad como fue Vicente Martínez Martelo, Don Vizo, fue alcalde y realizó importantes obras sociales para el pueblo cartagenero de esa época, y con visión futurista que se reflejan hoy en día.
Pero bueno, no hablemos mucho de su historia y tampoco de su estado de postración ambiental, social y económica. Yo quiero en esta ocasión encontrar las circunstancias reales, de porqué el mercado de Bazurto no cierra sus puertas y deja de desbaratar el barrio Martínez Martelo, el barrio chino y todos sus alrededores. Tienen que haber muchos intereses en juego para no tomar una acción política de una plaza de mercado que ya cumplió su ciclo en el lugar donde fue construido hace más de 45 años en el gobierno local de José H. Rizo Pombo.
Y en verdad pueden existir dos razones fundamentales, la primera, las diferentes construcciones en terrenos prohibidos y sin ningún control legal. Dentro del mercado sucede de todo, no puede haber paz y tranquilidad, cuando existen más de 500 edificaciones ilegales de todo tipo. ¿Quién le pone el cascabel gato? Nadie se atreve a meterle el diente a este diverso problema de posesión, de propiedad o alquiler de los espacios del mercado. Y la segunda razón, es la de legalizar el sector de Doña Manuela en un ente jurídico denominado Mercabastos. Con la complacencia del distrito, hoy tenemos a un Mercabastos en liquidación y el terrero Doña Manuela en manos de quién está., se puede presentar un detrimento patrimonial. Aquí puede existir un enredo jurídico con la propiedad del terreno y la dueña original Corvivienda. Y una tercera, pueden existir otras razones, quién responde por la alta contaminación de la Ciénaga de Las Quintas, ¿el distrito, sus alcaldes o los comerciantes?