¡Mis impuestos!


El pago de impuestos permite que el Estado reciba ingresos como una contribución obligatoria, lo cual le facilita garantizar los recursos necesarios para su funcionamiento y la inversión pública. Los ingresos obtenidos por impuestos provienen de las diferentes formas establecidas para su recaudo. ¡Hay impuestos por todo y para todo! Por las ventas, por el patrimonio, por el predial, por la ganancia, por el consumo, por la leche, por el sacrificio de ganado, estampillas, por el registro, el rodamiento y por mil cosas más. En teoría, todos estos ingresos deben ser redistribuidos principalmente para garantizar los servicios básicos, con prioridad para las personas y comunidades más necesitadas, vulnerables y en peligro.

Por esta razón, considero que es deber del Estado y del gobierno de turno optimizar el presupuesto y realizar las obras necesarias para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. La redistribución de los recursos obtenidos por el pago de los impuestos debe ser ejercida de manera objetiva, sin despilfarro ni lugar para la corrupción. También es inaceptable que los administradores de los recursos públicos saquen pecho o hagan proselitismo y populismo con las obras públicas que realizan, ya que estas son pagadas con dineros del pueblo, obtenidos de los impuestos que la gran mayoría de los colombianos pagamos.

Lo correcto es que los funcionarios realicen las obras que la sociedad necesita, que estas queden bien hechas, que los precios pagados sean los justos y que no tengamos que estar en eterna gratitud por algo que todos pagamos. Alcaldes y gobernadores deben ejecutar el presupuesto con responsabilidad, protegiendo a la sociedad y haciendo su trabajo bien hecho, para eso se postularon y el pueblo los eligió mediante el voto popular. No saquen pecho; los recursos con los que se hacen las obras son de todos los colombianos. ¡Los impuestos los pagamos todos! 


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