Joven, se sabio.


Ser colombiano puede ser exoticamente contradictorio: podemos desbordar patriotismo y pesimismo al mismo tiempo. Así  mostró la encuesta de Guarumo y Ecoanalítica del mes de agosto, donde el 66.6% de los encuestados considera que el país va por mal camino. 

¿Qué nos preocupa? 

 

Respecto al pasado histórico sangriento y de subdesarrollo que arrastramos no hay nada que podamos hacer, es lo que hay y lo que ha dado la tierrita.

Nuestro presente  la verdad más de lo mismo de siempre sin un ápice de “cambio”, aquí lo único que cambió fueron los nombres de los involucrados en los mismos problemas de siempre, los mismos escándalos de siempre, la misma inequidad, la misma pobreza, la misma corrupción. 

Eso nos deja entonces con un futuro bastante incierto:

¿Tendremos salud en los años que vienen? Dios quiera, aunque en eso estamos como embolatados, gracias a la crisis explícita que anhelaban algunos colegas. 

¿Tendremos empleo? Si pasa completa la reforma laboral del cameo de Patricia Fernandez, quien sabe. 

¿Tendremos Pensión? Ome, siguiente pregunta. 

Ante ese panorama ¿De dónde vendrá nuestra ayuda? ¿Del estado? No sería descabellado pensar que la prosperidad de un país depende de la prosperidad de cada uno de los ciudadanos pero alguien nos vendió la idea de que es el estado el responsable de hacernos prósperos y no al contrario. Craso error. 

 

Colombia necesita ciudadanos más conscientes de su responsabilidad individual, no un estado más grande. Se necesita un estado más presente y menos negligente;  o ¿cómo le llama uno a que por ejemplo Santa Marta, una ciudad que el año entrante cumple 500 años de fundación, no tenga acueducto? Abandono y negligencia.

Si tuviera que darle un consejo a un joven que inicia su vida laboral ante el pesimismo que exhibimos hoy sería: “Sé sabio” 

Esperar a que la solución a nuestros problemas como mínimo vital y retiro digno venga de una iniciativa gubernamental, es por decir poco, iluso e ingenuo. Otras cosas más grandes, como la salud, ya se nos salen de las manos más allá del autocuidado. De ver cómo se han desarrollado los últimos acontecimientos políticos del país solo saco una conclusión: “La gente común en colombia está sola y nadie vendrá a defenderla; simplemente somos la caja menor de gente a la que no le importamos.”

 

¿Así las cosas qué alternativa nos queda? Educación financiera, cuidar nuestra salud, ser sabios en nuestras decisiones personales y desarrollar un alto sentido de responsabilidad individual. Creo que eso podrá salvarnos de la ruina en el tiempo por venir. 

Joven, sé sabio por favor.