Hace más de 20 años Bill Kovach y Tom Rosenstiel en los EE.UU. descubrieron cómo trabajan los mejores periodistas y los medios de mayor credibilidad en dicho país. De esa investigación salió el libro "Los elementos del periodismo", que a lo largo de la primera década del presente siglo se tenía como un modelo a seguir en Colombia. Allí se establecieron los principios básicos de lo qué es hacer “buen periodismo”.
Estos principios son: la verdad, la lealtad, la verificación, la independencia, el foro público, la exhaustividad, el respeto a la conciencia individual y el control independiente del poder. El libro alienta a los ciudadanos a reivindicar una información de calidad que les permita ser capaces de gobernarse a ellos mismos y, sobre todo, debe dar información clara y verídica a las comunidades con el fin de que ellas tomen decisiones importantes en sus vidas.
El periodismo en Colombia ha olvidado aquellos principios básicos de integridad y veracidad que alguna vez se consideraron modelo a seguir; hoy, la responsabilidad con la verdad ha sido reemplazada por intereses ajenos a la esencia del oficio.
En el país el ejercicio del periodismo hoy enfrenta una verdadera crisis de credibilidad debido a la intromisión de factores como el capital, las presiones de grupos de interés y la politiquería. La influencia de conglomerados empresariales y financieros ha puesto en jaque la independencia de muchos medios, que se ven forzados a moldear sus contenidos según agendas externas. Los intereses políticos buscan manipular la información a conveniencia, dejando en un segundo plano el deber de informar de manera objetiva y transparente. Esto ha generado desconfianza en la ciudadanía, que descubre cada vez más un periodismo alejado de su función social y sujeto a presiones que distorsionan la verdad.
Por otro lado, la proliferación de páginas web y espacios en redes sociales gestionados por periodistas sin rigor profesional lleva a una divulgación masiva de información carente de verificación y responsabilidad, asunto que degrada el ejercicio y desinforma.
No obstante, esta semana, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, a través del Grupo de Comunicaciones de la Dirección de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos (DACMI) ha iniciado varias mesas de trabajos a lo largo de todo el país. Estas mesas buscan promover contenidos de los derechos humanos, la paz, el respeto a la diversidad cultural para generar espacios de diálogo sobre temas por fuera de las agendas y asegurar la inclusión de voces no hegemónicas en el debate.
La buena noticia es que el proyecto fortalecerá el periodismo local mediante una estrategia itinerante que apoye a medios comunitarios y alternativos en áreas donde la presencia del Estado es limitada.
Se busca también ampliar las redes de colaboración entre periodistas de diversas regiones, involucrando a los medios en debates culturales y estrategias para amplificar su voz. El proyecto trabajará en varios niveles: la creación de públicos afines, el fortalecimiento de alianzas locales y nacionales, y la investigación sobre hábitos de consumo de información y narrativas que dificultan la cultura de paz.
En Colombia, la sostenibilidad de los medios de comunicación es un desafío. Solo mediante mecanismos que garanticen su viabilidad, respetando la independencia editorial y la libertad de expresión, se podrá asegurar un periodismo plural y veraz y así evitar que los medios independientes se conviertan en perífonos de los políticos de turno. Las mesas de trabajo buscan generar un debate plural sobre soluciones y ofrecer insumos para una política pública de apoyo financiero a los medios.
Se organizarán 5 mesas regionales con la participación de aproximadamente 20 personas por mesa, distribuidas en zonas Caribe, Pacífico, Central, Amazonía y Oriental.
En esas metas, se discutirá la creación de un fondo público estatal para medios y los criterios para la asignación de la pauta oficial, así mismo, se presentarán experiencias de medios transparentes y se debatirán formas de incentivar su implementación para fortalecer la confianza pública.