EL ARTE Y LA LITERATURA PARA CONSTRUIR LA PAZ


ARTE Y LITERARUTURA PARA CONSTRUIR LA PAZ [1]

«El arte es lo que resiste: resiste a la muerte, a la servidumbre, a la infamia, a la vergüenza.» Gilles Deleuze

Son muchos los maravillosos impactos educativos que se desprenden de la creación y degustación del arte y la literatura en la sociedad humana, un sistema interactivo consigo misma y con el mundo circundante. Las artes y la literatura pueden funcionar como herramientas valiosas en las tareas de construcción de cultura de paz y el manejo inteligente de los conflictos agresivos y violentos. Para corroborar esta afirmación, son notables los ejemplos de países, que después de prolongadas guerras internas, se atrevieron a ensayar modelos de convivencia más justos, aviniéndose a superiores y mejores controversias. Con la ayuda de estrategias educativas, alcanzaron el fomento de la cultura y el arte al servicio de la vida, con resultados admirables, en términos de armonía duradera y trayectos paz sustentable y sostenible.    

Las ideas básicas sobre el ser y el deber ser del arte en la sociedad, nos permiten considerar que las artes, en general, son representaciones simbólicas, fuentes de gozo estético, y formas sensibles de conocimiento. Participan de este “universo simbólico” (E. Cassirer) todo proceso cultural, y la creación de artefactos artísticos, elaborados con fines estéticos, comunicativos y expresivos. Tales procesos los asumimos como constructos de lenguajes a través de los cuales el artista (autor-creador) se expresa con dispositivos o códigos especiales: lingüísticos (verbales), plásticos, sonoros, materiales, corporales lumínicos y luminotécnicos). A estos se suman los dones de la imaginación, las emociones, ideas, ideologías, que articulados al proceso artístico (ideación, composición-creación, emisión y recepción) configuran narrativas de la realidad interior y exterior del artista: la realidad subjetiva y objetiva, la realidad fantástica, la onírica, la ficticia, la virtual y el mundo metafísico.

La literatura, a su vez, es “las bellas letras” y una de “las bellas artes”, tan antigua, pero siempre jovencísima que tiene como medio de expresión la palabra escrita y la palabra oral (literatura verbo-motora: W. Ong), con sentido artístico y la finalidad de comunicar bellos sentimientos y sublimes pensamientos. Razón tenía F. Giner cuando dijo que "las bellas letras son la carne y la sangre de la historia". Y miren que, en contrapunto, al concepto clásico de arte literario lo acompaña hoy el de la “estética de lo feo” (lo esperpéntico), una propiedad de generar emociones artísticas en este escenario singular de la sensibilidad. 

Por otro lado, son incontables las funciones de las artes en la vida social. Es decir, que el arte produce conocimientos, mientras que comunica y expresa elementos de nuestra esfera emocional o sentimental. El arte, además, nos convoca al asombro y nos incita a la contemplación. Tiene el poder de generar conciencia y sensibilidad estética, social, política y cultural; cumple funciones, lúdico-recreativas, terapéuticas; educa los sentimientos; satisface el trance hacia la evasión, o a la plenitud liberadora; incluso, cumple funciones mercantiles, industriales y propagandísticas. Ampliando el foco, el arte incuba y difunde sueños (utopías) e invita a soñar. Las artes ejercen un poder sensibilizador sobre el público destinatario. El artista y su obra engendran la metáfora del mundo, se inspiran en la condición humana, en la estructura de la Naturaleza, en las lágrimas del cosmos, y nos revelan la idiosincrasia de un pueblo, y “el espíritu de una época”, como decía el filósofo Hegel.   

Dentro de una perspectiva psicodinámica, surge la sinergia de las artes con fines recreativos o curativos, mediante talleres de cine, poesía, literatura, teatro (drama: juego de roles), danza y movimiento, pintura, música, declamación, oratoria, cuentería, humorismo…). La combinación de prácticas artísticas establece el uso creativo de lenguajes verbales, extraverbales, y paraverbales; el empleo de códigos estéticos y elaboración de simbologías y manejo sensible de materiales en el acto creativo. Igualmente, resplandece la expresión libre de la imaginación, de las emociones, y la comunicación interpersonal e intrapersonal. La experiencia de comunicación multidimensional despierta signos de encantamiento y desata lo impredecible, o sea, la intuición que sospecha y atrapa el misterio, según se den los casos o circunstancias que nutren la “arquitectónica” (M. Bajtin) y el sentido estético y ético de una obra de arte.      

La misión sagrada del arte y la literatura es embellecer el mundo, la vida, incluido el sueño con aquella muerte que nos resucita para la eternidad.   Por ello, especial atención merece la función que cumplen las estrategias de creación artísticas como métodos de exploración psicofísicos y de trascendencia espiritual. El fin es desarrollar la estética de “las inteligencias múltiples” (H. Gardner), entre ellas las habilidades del cuerpo y las del alma: la integridad axiológica de la persona. 

Se resalta aquí cuan grato es sentirse uno como protagonista (actor-actante) y como público destinatario, conectado, e interconectado como personas, a través de múltiples lenguajes puestos en escena, en una relación interlocutiva, interactiva, intelectiva: la palabra viva y vivaz; la palabra mágica, alquímica, la gestualidad, los movimientos corporales (kinésica); las sonoridades melodiosas, la línea figurativa, la geometría de la luz y de la sombra que engendra el encanto de los colores … la “semiosis ilimitada” (U. Eco). Con las artes, se experimentan diversas, sensaciones, emociones, cogniciones y cogitaciones: sensaciones de relajamiento, de autodominio, de placer emocional y sensorial; de júbilo racional y fruición intelectual. 

¿Cuál es la esperanza que nos depara la alegría de aprender, aprehender, desaprender y disfrutar el manjar del arte y la literatura? La “película” consiste en saber construir la paz interior, mediante el conocimiento del yo íntimo, pues nos ayuda a elaborar el perdón de sí mismo, el perdón a los demás y a aceptar la reconciliación con el otro polarizado, particularizado, o haciendo parte constitutiva del cuerpo comunitario. 

Es correcto admitir que el arte y la literatura son recursos benéficos y creativos para el manejo artístico, inteligente y reflexivo del conflicto, cualquiera que sea su naturaleza. ¿Acaso esto se infiere por causa del poder de transformar procesos psicosociales y espirituales que poseen estas dos elevadas expresiones de la cultura humana? Obvio, elemental. Como resultas, terminamos comprendiendo que el cambio cualitativo pasa de ser promesa, a ser objetivo conquistado, al permitir que las personas logren la apertura de su ser; al percibir las voces edificantes de múltiples lenguajes, y al provocar el autodescubrimiento y el descubrimiento del otro, ambos inmersos en permanente estado de menesterosidad. Ambos… criaturas vulnerables, marcados por la urgente necesidad de ser aceptados, valorados y comprendidos. 

En definitiva y efectivamente, es de sabios transitar por el sendero que nos acerca al bien de la felicidad. En medio de tantas alternativas, es recomendable encausarnos por el rumbo de cultivar en nuestra conciencia, el bello potencial del arte y la literatura –en los campos rurales, en las ciudades, en la vida privada, en la soledad con sus tensiones y lagunas apacibles, en el ámbito de lo público, en las aulas, en el seno familiar, en el contexto empresarial y/o institucional–. 

Creemos que es posible alcanzar estilos de vidas más saludables, inteligentes, más humanos. Desde luego, formando parte de una propuesta de desarrollo multilateral, porque la educación centrada en las artes, por sí sola, no puede dar cuenta absoluta del estado de bienestar que amerita un pueblo, una comunidad, una nación, un país, un sueño terrenal, un proyecto celestial. Por favor, gracias al exquisito contingente que nos aporta el arte y la literatura, es posible disfrutar el incremento de la humanización, el festejo de la palabra, mil experiencias de libertad, y mil ideales de liberación integral. ¡Manos a la obra!

Cartagena de Indias, febrero 2023

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[1] Este texto es un anticipo de los festejos del 15 de abril, el Día Mundial del Arte, una celebración internacional de las artes declarada por la Asociación Internacional del Arte en el 2012.


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