Colombia un país de mentiras


Así como suena, Colombia, se ha convertido en un país de mentiras. Desde los inicios de la república la trampa, el engaño, la codicia, la envidia, los egos personales y familiares llevaron la sociedad a una conducta inusual de convivencia y armonía, a una comunidad tramposa y depredadora de su prójimo, cueste lo que cueste y muera quien muera. Históricamente existen evidencias de masacres en todas las regiones para mantener el poder económico, político y social. Y con la complacencia flexible del estado y otras autoridades se fueron consolidado familias enteras dueñas y amas de todo lo que se haga en los territorios -Cualquier parecido con la realidad de hoy no es mera coincidencia-

Cuando leemos en los anales de la historia que Colombia ha sido dominada, al menos, por seis familias poderosas, no es mentira, es una verdad que sigue perdurando. Desde Simón Bolívar, el sacamantecas por ostentar el poder ha sido la constante por estas familias. Actos de corrupción de todo tipo, guerras fratricidas, frentes nacionales, asesinatos de candidatos, exterminio de grupos políticos, falsos positivos y lo más usual golpe de estado -Como el que están anunciando contra el presidente Petro- Mentiras tras mentiras y un pueblo ignorante de todo lo que hacían. Y sí, ignorantes porque el analfabetismo era alto, gente sin estudiar y sin oportunidades, estrategias mediáticas para seguir dominando la voluntad de un pueblo que creía ciegamente en la buena fe de sus dirigentes.

Y llegó la modernidad, lo in, el nuevo modelo económico mundial y todo cambió. Sin embargo, estas familias se han transformado como el camaleón para seguir con sus fechorías de engaños, de mentiras, de calumnias, de infamias y de desapariciones forzadas con el único objetivo de no perder su supremacía. Pero, aparece la tecnología con el nuevo modelo, las redes sociales, las bodegas, los influencers, etc. y encuentra un pueblo más educado, más interesado por los problemas locales en sus territorios. Se comienzan a dimensionar otras realidades y surgen nuevos liderazgos, liderazgos que fueron cayendo por orden del establecimiento para mantener el estatus quo, la patria boba.

Los más recientes, Gaitán, Galán, Raquel Mercado, Bernardo Jaramillo, Low Murtra, Carlos Pizarro, Álvaro Gómez, Lara Bonilla y muchos más. Y otros que se salvaron, pero marcados de por vida, entre ellos Ernesto Samper, que se salvó de un atentado y después fue presidente de Colombia. Hoy vivimos la misma situación con el atentado de Miguel Uribe, ambos, Samper y Uribe hacen parte del curubito del poder, y entonces quedamos viendo un chispero al no entender el propósito de estos superpoderes o suprapoderes para sumir a Colombia en más incertidumbre- La descomposición social es alarmante y descontrolada, existen también liderazgos criminales en todas las esferas de la sociedad-

¿Será que el poder cambió de manos? Es decir, lo que vemos son fachadas y los dueños y amos de las regiones son otros que ostentan el poder económico. Es posible, el dinero abre todas las puertas, Pablo Escobar lo dejó al descubierto, y es un legado que siguieron la gata, papa pitufo, Otoniel y los que vienen. La cuestión no es ser de derecha o izquierda, no señor, la cuestión va mucho más allá, y ese más allá es el dominio del establecimiento y todas sus instituciones. Por eso, el presidente Gustavo Petro es una piedra en el zapato, su gobierno ha destapado los grandes negociados que mantienen cooptado el estado. El esclavismo, feudalismo, la desigualdad social pareciera ser su mundo, y no se han dado cuenta, los dueños de Colombia y algunos reyezuelos, que el mundo cambió y seguirá cambiando- La vida, el ser humano, su dignidad, el bienestar social son la esencia del estado y sus dirigentes-


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