Tras la reciente condena contra Álvaro Uribe, Colombia da un paso grande hacia la rendición de cuentas de nuestro país. Después de más de 10 años, hoy finalmente la justicia colombiana ha podido cerrar uno de los juicios más largos de nuestro país; condenando a uno de los líderes políticos más influyentes y polémicos de nuestra patria. Esta condena es un recordatorio para todos nosotros, así sea un político, empresario, cualquier persona, no puede pasar por encima de la justicia; la ley es la ley y se debe hacer respetar si queremos una sociedad justa y transparente; como lo dijo la jueza encargada en el veredicto de Uribe; Sandra Heredia: “La justicia no se arrodilla ante el poder“ Es un claro mensaje de que la justicia no se compra ni se vende; un verdadero triunfo para la verdad, Colombia dió un paso muy importante a la construcción a un país justo y equitativo.
Este es un verdadero comienzo; un comienzo el cual sirve mucho para las próximas generaciones, porque se aprende mucho más de las experiencias pasadas. No solo estamos en una época de reflexión, estamos en un momento de recordar mucho a personas que fueron víctimas de la violencia que sembró el gobierno de Uribe; a Uribe lo condenan por delitos pequeños; pero es inevitable recordar tantas cosas por las que se le acusan; pero sé que algún día pagará por matanzas como los 6402 falsos positivos, los desaparecidos de la comuna 13, por la masacre del aro y la granja, entre otros más; les pongo un ejemplo más a fondo: yo sé que hoy muchas víctimas que sufrieron, están descansando en paz porque se logró, se hizo justicia por fin; la lucha de Don Raúl, en 2006, un hombre que pasó más de 15 años, pidiendo justicia por su hijo, Raúl Antonio Carvajal Londoño, el cual era soldado del ejército nacional colombiano, y fue asesinado por los mismos colegas soldados por negarse a ser participe de pasar campesinos por falsos positivos, un acto muy valiente de el soldado al negarse a cometer un crimen o díganme, si. Esto también es un recordatorio de la lucha y valentía de muchas familias colombianas, las cuales han sido víctimas de la violencia y la impunidad. Don Raúl se convirtió en un símbolo de la búsqueda de la verdad, y de otros que han sido silenciados o simplemente tienen miedo a alzar su voz y pedir por un mundo justo y claro, en un país donde muchos casos quedan impunes simplemente por que son de otro rango económico; son estupideces que no deberían ser así, pero lamentablemente, no podemos hacer nada aún.