Distracción, miedo y poder: el guion oculto de los medios en Colombia


Uno de los grandes problemas que azota a las personas o ciudadanos de cualquier nación es la forma tan descarada de manipulación con la que son tratados cotidianamente por los medios de información, o los mal llamados medios de comunicación. En este texto, se explican de forma sencilla los planteamientos del lingüista norteamericano Noam Chomsky. Una serie de ideas que concitan la reflexión de cualquier persona que se precie con cinco dedos de frente. Comienzo por decir que en Colombia, como en muchas otras democracias de estos andurriales, los medios han asumido una trascendencia que va más allá de informar: están moldeando lo que pensamos, deciden qué temas merecen atención y, en muchos casos, terminan manipulando la conciencia colectiva. Noam Chomsky, lingüista y pensador político, en su texto “Las diez estrategias de manipulación mediática”, describe cómo las élites económicas y políticas logran influir en la opinión pública. Ojo, no ha descubierto el agua tibia, sino que materializa algo tan veraz como que el sol calienta la tierra. Aunque su análisis no se hizo pensando en Colombia, es fácil ver cómo sus ideas se reflejan en nuestra realidad: medios concentrados en pocas manos, desigualdad profunda y una institucionalidad débil que facilita estas prácticas.

Según Chomsky, una de las estrategias más evidentes es la que dice que “el elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción” (Chomsky, 2010), y en Colombia eso se nota en la cantidad de noticias superficiales que dominan los medios. Creo que estaba leyendo la realidad de las naciones latinoamericanas o amerindias. En estos países, mientras se habla de escándalos de famosos o de los resultados del fútbol, se dejan de lado debates necesarios como la reforma agraria, el acceso a la salud, la reforma a la educación en todos los niveles o la crisis ambiental. Con esta táctica dilatoria no solo se desvía la atención, también se adormece la capacidad crítica de la gente y la reduce a lo anecdótico. Se les domina desde la superficialidad tanto de la información como de los contenidos tratados en esos medios.

Otra estrategia usada a menudo bastante es la de crear problemas para luego ofrecer soluciones. Pues, últimamente, el discurso sobre la inseguridad ha servido para justificar la militarización de ciudades y zonas rurales, generando un pánico generalizado. Muchas veces, todo esto refuerza el control estatal en territorios históricamente olvidados, sin atacar las causas centrales de la violencia. Como dice González (2021), “la seguridad se ha convertido en un discurso legitimador de la exclusión y el uso desproporcionado de la fuerza pública”.

Asimismo, también está la estrategia de aplicar medidas impopulares de forma gradual. Un ejemplo claro fue la reforma tributaria de 2021, que buscaba gravar productos básicos. Se presentó como algo técnico, casi neutro, sin hablar de cómo afectaría a la gran mayoría, al pueblo. Aunque la respuesta de la masa fue fuerte, la intención inicial era suavizar el rechazo social con una presentación fragmentada y sin carga política. Chomsky lo resume bien: “Las medidas impopulares se aceptan como inevitables si se aplican lentamente”(Chomsky, 2010).

En cuanto al uso del lenguaje, los medios y los políticos suelen tratar al público como si no pudiera entender temas complejos. Las campañas electorales se llenan de frases vacías y promesas sin sustento, como si la gente no estuviera preparada para un debate serio. Es decir, creen que la inteligencia y el conocimiento son para la clase gobernante. Paulo Freire lo advirtió hace tiempo: “la deshumanización es una marca del poder opresor que niega la capacidad crítica del oprimido” (Freire, 1997). Esta lógica se repite en la forma en que se comunica la política.

La manipulación emocional, sobre todo a través del miedo, también ha sido constante. Durante la violencia armada, los medios edificaron imágenes del “enemigo interno” que imposibilitaron la reconciliación de las gentes. Y en el 2021, las protestas fueron presentadas como actos vandálicos, ocultando las motivaciones de las exigencias sociales. Cuando el miedo domina la narrativa y su lenguaje, se genera polarización y se justifica la represión. Esto es, castigar con la violencia a quien se rebele contra el statu quo.

Todo lo anterior se agrava en un contexto de ignorancia estructural. Según el DANE (2023), más del 30% de los jóvenes rurales no acceden a educación superior, lo que limita su capacidad de análisis crítico. Además, vivimos en una cultura que premia la fama, la superficialidad y el consumo desmedido de cosas insustanciales, mientras se desvaloriza el pensamiento crítico, la ética, el respeto y el compromiso social.

Y como si fuera poco, la tecnología mal empleada abrió una tronera o nuevas formas de manipulación. El uso de algoritmos y técnicas de microsegmentación permite enviar mensajes personalizados según los miedos y preferencias de cada persona. Ya saben tus deseos y querencias, haciéndote una marioneta del consumo desaforado. La Fundación Karisma (2022) lo explica bien: “El microtargeting o microfocalización político representa un riesgo para la transparencia y la equidad democrática”. No puedes decidir autónomamente, eligen por ti, deciden por ti y te acogen con cosas no deseadas.

Por todo lo anterior y ante ese oscuro panorama, es urgente promover una comunicación ética, crítica y más humana. La educación popular, el periodismo independiente y las redes comunitarias son herramientas clave para desmontar la manipulación y fortalecer una ciudadanía activa. Como dice Boaventura de Sousa Santos (2010), “la emancipación social requiere una ecología de saberes que reconozca la dignidad de todas las voces”. En Colombia, resistir la manipulación mediática no es solo un acto de crítica: es también un ejercicio de memoria, de dignidad y de esperanza. De ahí que sea necesario que nos acostumbremos a dudar de todo lo que nos digan en las redes sociales. Eduquémonos para saber decidir con criterio propio.

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Referencias

Chomsky, N. (2010).  Las diez estrategias de manipulación mediática. Rebelión.  https://rebelion.org

Céspedes, L. (2022).  Medios de comunicación y protesta social en Colombia. Revista Comunicación y Sociedad, 45(2), 123-140.

DANE. (2023).  Boletín estadístico sobre educación rural en Colombia. Departamento Administrativo Nacional de Estadística.

Freire, P. (1997).  Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.

Fundación Karisma. (2022).  Democracia y algoritmos: riesgos del microtargeting político en Colombia.  https://karisma.org.co

González, M. (2021).  Seguridad y militarización en Colombia: una mirada crítica. Fundación Ideas para la Paz.

Sousa Santos, B. de. (2010). La universidad en el siglo XXI: Para una reforma democrática y emancipadora. Ediciones Morata.