Roberto Carlos ( 1) : Un himno al amor terrenal y maternal.


LAS CANCIONES DE ROBERTO CARLOS ( 1): UN HIMNO AL AMOR TERRENAL Y MATERNAL
Transcurría el año 1964, de manera aproximada, cuando en esta metáfora de las vidas paralelas en América Latina, conocí a Roberto Carlos y de inmediato montamos en el “ Cacharrito” recorriendo a 10 millas por hora la ciudad, cuando de pronto a nuestro lado “una morena se sentó”. Desde ese entonces, a mis 14 años quedé prendado de las mujeres morenas de mi tierra Caribe, por su belleza sensual, por la indescriptible belleza de su piel, al punto que las novias en, su mayoría, fueron de ese color y así son todavía las madres de mis hijos e hijas. Sin embargo, no se trata de una morena en abstracto, sino de aquella “Mujer pequeña” esa que se me cuelga como loca , mira el cielo y me sonríe cuando la beso en la boca, de esa que le digo: yo te quiero así pequeña, de ese beso que me agita, cosa de mujer bonita, con un aire de chiquita”.
Transcurridos más de 40 años de ese primer encuentro con Roberto, en estos días de diciembre del 2012, continúo siendo como él : “ Un amante a la antigua, de esos que todavía prefieren mandar flores, de aquellos que en el pecho, aún abrigan recuerdos de románticos amores.”
Fue , después de mucho tiempo, cuando empecé a conocer lo “ Cóncavo y convexo” del amor y de esta forma haciendo coro con el brasilero le canté a ella : “Nuestro amor es así , para ti para mi, como una receta/ nuestras curvas entallan en medida perfecta”/.”Este amor de los dos es locura que trae,/ este sueño de paz, bonito por demás,/ y cuando nos besamos al amar olvidamos la vida allá afuera”.
No obstante, para llegar a la conjunción divina de lo cóncavo y lo convexo, primero correspondió hacerle la “ Propuesta” que nos amemos, nos entreguemos, /que olvidemos el tiempo allá fuera , no corra más / y que después de la entrega le brindaría toda mi paz y mi ternura.
Allí, i en ese mar invisible de la ternura le pedí que me dijera “ Unas cosas bonitas” pues a los hombres también nos gusta escuchar las frases hermosas de las mujeres cálidas y sensuales; de igual forma le pedí : “Abrázame” así, que esta noche yo quiero sentir de tu pecho el inquieto latir cuando estás a mi lado, abrázame así / que en un beso te voy a contar el más dulce secreto de amor que hay en mi corazón,/ acércate a mí que esta noche vivamos los dos, la más linda locura de amor; Finalmente le dije como en la canción “El día que me quieras” del inmortal Carlos Gardel: Como ríe mi vida si tus ojos lindos me quieren mirar”.
Hoy, cuando Roberto Carlos continúa su vida de música y poesía, alimentando el alma de nosotros los románticos de América Latina y la Tierra , sigo cantando con el a esa amada que da la vida en un instante o en múltiples instantes de levitación, sin pedir ningún favor; hoy y siempre continuaré escribiendo:.. Este amor que tu me has dado, amor que no esperaba, /es aquel que yo soñé,/ va creciendo como el fuego y la verdad es que a tu lado es hermoso dar amor.”
Sin embargo, más allá del amor sensual, del amor de la ternura y la pasión ,del amor de los sueños con los hi@s que habrían de venir, está el amor terrenal más sublime : el amor a la madre, ese que Roberto y yo jamás podremos olvidar, ese que canta en “ Lady Laura”, el cual me recuerda que “Cuando era un niño podía llorar en sus brazos y oír tantas cosas bonitas en mi aflicción, al igual que aquellos mágicos momentos, cuando descansaba en las piernas de la abuelita y podía mirar el mundo “bocarriba”, totalmente hermoso y diferente al que observaba en otras posiciones .
En estos momentos con la alegría de la madre viva, escucho el consejo del anónimo poeta: visítala a diario y haz de cada día con ella una nueva oportunidad para mostrarle la reciprocidad de tu amor hacia aquella, que perdió las curvas de su cuerpo, las noches de tu infancia y el levante de sus senos al amamantarte , para que fueras el hombre soñador que eres hoy!


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