La verdad carcome al mundo


Ya lo han dicho muchos pensadores. Nadie en el mundo ha dicho la verdad. Sólo un hombre excepcional fue capaz de morir por ella, JESUS, existió y sigue entre nosotros con sus enseñanzas.

Desde lo más antiguo hasta los tiempos de modernidad del siglo XXI, el hombre ha mentido y sigue mintiendo. Todos los seres humanos vivimos por un marcado interés. Cualquier tipo de interés, pero existe. Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos actuamos siempre por interés. Y eso es precisamente lo que está acabando con el mundo. Ese interés, esa doble moral, ocasionan estragos sociales que están a la vista hoy en día. Guerras, muertes, hambrunas, desastres en todas las manifestaciones, corrupción en todos los niveles, incestos sociales, historias prefabricadas y lo peor, el aumento progresivo de personas en estado de pobreza.

Por eso yo tengo un adagio: “Si nadie hace lo que dice ni dice lo que hace, la verdad se confunde con la razón” Este adagio se aproxima a la realidad de la humanidad. Todo el mundo justifica sus acciones para esconder la verdad. Se invoca a Maquiavelo, “el fin justifica los medios”, es el eslogan de aplicación universal. Por eso JESÚS se dejó crucificar, no se defendió y dejó llevar el instinto humano hasta sus últimas consecuencias. Él sabía hasta dónde podía llegar CAIFÁS. Pero lo más triste es que siguen existiendo y abunda muchos Caifás. Para una muestra, son todos y todas los que gobiernan al mundo.

La historia universal ha sido mal contada. El aprendizaje es que la trampa ha florecido por los siglos de los siglos. El cognitivismo primitivo ha sido sofocado de una manera direccionada por el mismo hombre.

La verdad nunca es dicha, es a medias que se saben las cosas. Los números que son exactos, son simples símbolos inventados para dar algún ordenamiento a las matemáticas y al mismo universo. Sólo hasta ahí. Pero los inventores siempre ansiaban ser centros de atracción para alcanzar el poder. El interés está intrínseco desde el origen del hombre. La fruta prohibida. Echados fuera del paraíso. Caín mató a su hermano Abel. Y cuántos Caínes viven en la modernidad y la sociedad los contempla como sabios y grandes personalidades.

Sigue escondida la verdad. No ha habido forma que se sepa. Todos las escondemos y vivimos como si nada hubiera pasado. Desde los imperios que han existido, pasando por las grandes guerras, cruzadas, el holocausto nazi, la bomba atómica, el desarrollo bélico nuclear y la vertiginosa amenaza tecnológica, las verdades siguen sin aparecer. Lo que importa es el dinero, el modelo NEOLIBERAL así lo impone y es otra gran mentira de desarrollo y progreso de los pueblos.

El fundamento de que lo público no funciona y es paquidérmico, como aseguró Max Weber, quien fue el que inventó la Teoría de la Burocracia, eso ha llegado al límite. Todo lo público pasó a manos privadas y la situación del mundo ha empeorado. Las estadísticas así lo indican. Hay más pobres. Los niveles de corrupción siguen en aumento. Existe una complicidad mayormente visible entre lo privado y lo público. El dinamismo del mercado arrasa con todo. La cultura, las costumbres y los valores han sido arrebatados de los ciudadanos. Comparadores compulsivos es la conversión ideal para las organizaciones empresariales. El interés seguirá siendo el derrotero de las actuaciones humanas. Y decir la verdad seguirá carcomiendo el mundo.


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