Nelson y sus Estrellas  1: El ritmo de acá.
El origen de la salsa, sin duda tiene sus fuentes en el Caribe insular, es decir en los lunares verdes  de tierra firme, multirraciales que afloran en la piel azul o multicolor  del mar, al cual , los invasores españoles le dieron el nombre de Mar de las Antillas.
Allí , en estas zonas ,las creaciones de los descendientes de africanos, europeos y amerindios recogieron los aportes musicales de la gente de  “monte adentro”,los sones vernáculos de los isleños, quienes a su vez recibieron los aportes del” Areíto “indígena Caribe  quien hizo de esta estrategia , la mejor manera de transmitir sus tradiciones a las nuevas generaciones danzando en rondas,  narrando  sus historias a través del canto e interpretado en repetitivos coros por jóvenes y niños de ambos sexos.
Las generaciones vivas de de las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado dieron su toque urbano a los ritmos ancestrales, los emigrantes latinos llegaron a Nueva York, y allí  nació el género de la  salsa, cuya partida de bautismo, de acuerdo con los ilustrados en el tema ,la expidió el periodista venezolano  Fidias Danilo Escalona  a las interpretaciones de Richie Ray  y Bobby Cruz conforme el testimonio de este último.
Así,  en términos  sencillos,  apareció la música que hoy nos pone a levitar en diversas circunstancias, el ritmo de la otra orilla del mar Caribe, en cuyas costas opuestas, con inspiración genial  creó en Venezuela Nelson  y Sus Estrellas con el” Ritmo de allá”:
M i ritmo es de por aquí,
Mi ritmo es de por allá…
Po eso quiero estar allí,
Donde está la felicidad.
Sin embargo, lo que para Nelson y su hermano Luis Felipe, es el ritmo de allá , para nosotros es el ritmo de acá, el que nació en tierra firme de Suramérica, el que rinde tributos a Colombia, a sus mujeres, sus bailaderos y a la caseta de bailes; este es el ritmo de acá , con el cual  saltó  a la fama en Latinoamérica y el Caribe a través de  la canción Quiquiriquí.
Fue precisamente,  cuando el gallo, amenizaba con su canto a  la madrugada, cuando conocí  a esta otra extraordinaria pareja de músicos salseros, mayores que yo en edad, sabor y música , por supuesto que sí!
Eran exactamente las tres a.m. de un día X de diciembre de 1969  cuando me subí a la tarima  donde tocaba Nelson y Sus Estrellas y sonaba a todo timbal:
KIKIRIKI cantaba el gallo,
Quiquiriquí, por la madrugada
El gallo canta por la mañana,
 Canta bonito
Al salir el sol,
El campesino  corta la caña.
Ahora con Nelson, bailo mejor…
No es extraño que fuese esta canción la impulsadora de los éxitos internacionales de los venezolanos desde 1967: la  interpretación magistral de los violines, la flauta y los “cueros” le dieron ese sabor antillano, que nada le envidia a las grandes producciones  de los salseros de  Puerto Rico, República Dominicana  y Nueva York.
 Días después en  un hotel de Cali, pude  comprobar como funcionaba la orquesta  con las  composiciones de Nelson y Luis Felipe, con los arreglos musicales  de ambos ,con el piano magistral de Nelson y la extraordinaria voz de Luis Felipe, el menor.
Lo que seguía a continuación era, la combinación de  los instrumentos, el amor a la música, la entrega total a esta de toda la orquesta y luego sacar éxitos por decenas, tal vez por centenares, los cuales nunca han perdido su sabor y nos ayudan a evocar épocas hermosas de un pasado que siempre  será muy diferente a nuestras vivencias de hoy.
Los entendidos sobre este tema son enfáticos al afirmar que los creadores del “ritmo de allá” recibieron las influencias de los grandes salseros del momento, como eran Richie Ray, Eddie Palmieri, Joe Cuba, Tito Puente y otros famosos.
Sin embargo, a lo largo de nuestras conversaciones, los hermanos González, siempre fueron enfáticos  al afirmar que nunca han imitado a nadie, que tienen su propio “tumbao”,  que la salsa es patrimonio cultural de la humanidad, y  que también son ellos pioneros de este género” y es cuestión que  cada intérprete le  ponga su propio sabor, como lo hace cada chef en el vasto panorama de la gastronomía internacional”.
 Así  con extraordinarias dosis de calidad musical nacieron  con Nelson y Sus Estrellas canciones inmortales, que hoy contamos por cientos entre ellas, las que más nos impactaron en esos años espectaculares de la adolescencia, transitando hacia la juventud; fueron estas, entre otras “Llorándote, que trae inolvidables recuerdos de las playas de Tolú, allá´ por el año 69 del siglo pasado, cuando finalizaba mis estudios de Maestro en la Normal Piloto de Bolívar.
Ahora recuerdo esta hermosa letra:
H e llorado lo indecible.
Por ser de tu amor el dueño,
 Y por realizar un sueño,
Que tal parece imposible ..
Hoy, en este abril, sin lluvias mil del 2013, evoco también las dos ocasiones, cuando en mis años de soltería viajaba a Santa Marta, L atierra de mi amigo el poeta Rafael Darío Jiménez, y justo, cuando  transitaba por la Avenida del Ferrocarril, acompañado de una hermosa morena, a quien entregué gran parte de lo mejor de mis sentimientos, siempre aparecía Nelson por una emisora local, interpretando: “El tema del papelón” que no es otra cosa  diferente a la “panela”, esta delicia tan propia de Colombia y de otras latitudes de América  y Asia:
Hay que gozar eso Nelson,
Eso que es son del papelón.
Hay que tomar el rico ron,
 Ese que es ron con papelón…
Aquí te traigo mi rumbón,
Eso  que son del papelón,
Para  que bailes de corazón….
D e esta manera, entre canción y canción continuaremos recordando  los años  chéveres de los  60, 70 y los 80, cuando la vida   se bailaba y gozaba con la Música de Nelson, quien también hizo de la salsa un poema, como veremos en la segunda parte  de esta crónica.