¿ De Campo Elías.....a quién?


Recuerdo que en el cierre de campaña colocaron un gran aviso en la tarima que decía: ¿quién no está con Gossaín? Y las encuestas lo daban como seguro ganador. Los resultados fueron contundentes y el pueblo y en especial las mujeres decidieron otra cosa.

También recuerdo que cayó un aguacero y la gente comentaba que la Mariamulata no sale cuando llueve, el triunfo estaba asegurado, los comprometidos con el gobierno de turno de Curi elegirían a su candidato. Los cálculos fallaron. Y eso fue una alarma para la clase política.

Su modelo de gobierno se apartó de lo tradicional y le dijo al Concejo: “ustedes se dedican a lo suyo y yo a lo mío, administrar la ciudad” Esa posición tenía sentido, si todos se fueron con el otro candidato ella podía gobernar con los que la apoyaron.

El divorcio fue tanto que muchos concejales vieron disminuida su fuerza electoral que les preocupaba su curul hacia el futuro. Su gobierno dejó muchas obras y el pueblo sintió satisfacción al ver que su voluntad está por encima de las casas políticas y del rio de dinero que corre el día de las elecciones.

Por eso reitero que para llegar a la alcaldía no sólo se necesita el dinero, sino que se deben tener otros matices.

El legado de la MARIAMULATA lo acaparó Campo Elías. No es que le haya endosado los votos, sino que el pueblo vio en él una salida a tantas necesidades que venían padeciendo. Su estrategia de ayudar directamente a los ciudadanos le permitió de inmediato arrancar primero en las encuestas.

Pero además, significaba seguir con un gobierno alejado de los políticos tradicionales y su popularidad diaria a través de su emisora lo catapultó hacia el solio de la aduana sin ningún rival a la vista. Y con la fortaleza de las encuestas estaba elegido ya por el pueblo, quizás seis meses antes de las elecciones.
Eso fue un fenómeno electoral con resonancia en todo el país. La segunda alarma para los políticos.

La mayoría de los líderes y la clase política que venían de padecer de un gobierno alejado de las prácticas tradicionales, no se podían dar el lujo de aguantar cuatro años más de sequía de todo tipo de contratos.

Ahí es cuando la elección de Campo Elías tomó otro rumbo. Entran nuevos actores. El final todo el mundo lo sabe. Comienza su mandato con las mejores intenciones. No pudo terminar su gobierno, se enfermó y lo suspendieron. Toda esta situación lo llevó a la muerte junto con el cáncer de pulmón que le diagnosticaron.

Y la clase política tradicional asumió el control de la ciudad. Su movimiento ASI muy poco podía hacer. La ingobernalidad se apodera de la ciudad, y hoy sigue en suspenso ante su falta absoluta. El gobierno central ha cometido algunas imprecisiones que lo tiene también enredado para tomar la mejor decisión sobre Cartagena y su futuro alcalde. Y siempre actuando con la posibilidad de la reelección del presidente Santos.

Y es aquí donde uno se pregunta y creo que muchos ciudadanos y ciudadanas: ¿De Campo Elías… a quién? Esa es una buena pregunta. Y trataremos de hacer una reflexión que permita converger en la mejor opción para una ciudad que siendo Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad sus comportamientos indican que se encuentra enferma y sumida en un valle de lágrimas.

Para comenzar, ninguno de los candidatos alcanza la popularidad que logró Campo Elías. La abstención va a ser significativa. Las encuestas comienzan a funcionar y a marcar tendencias. Pero me atrevo a asegurar que el pueblo tomará su decisión por la opción más cercana a sus propósitos e inclinaciones electorales con respecto a lo manifestado tanto en la elección de la MARIAMULATA como la de CAMPO ELÍAS.

Libremente votará y teniendo como referente que el gobierno a elegir será por dos años y medio con posibilidades de reelección, si es aprobada la nueva ley. Los electores no se equivocan. Hemos visto un avance del pueblo al momento de votar. La compra de votos y el carrusel que implementan algunos candidatos el día de las elecciones ya no son tan seguros. Por la sencilla razón que hay muchos ciudadanos que votan y no aparecen registrados en ninguna encuesta, ni lista de sufragantes, mejor dicho, son los que casi nunca habían votado en las elecciones. Ahora están votando y son en cantidades.

La prueba, casi todas las personas que acompañaron el sepelio de Campo. Se notaba que estaban ahí por su amor y simpatía por ese gran hombre que murió siendo alcalde de Cartagena. La ciudad se merece mejor suerte y las comunidades han venido participando más activamente en sus asuntos, eso es un buen síntoma.

Hay que ir rompiendo los paradigmas electorales. Sólo así podrán venir mejores oportunidades para todos y todas, pero sobre todo convertir a Cartagena en una metrópolis de desarrollo y progreso para todos sus habitantes.


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