Héroes Otra Vez


[inline:hqdefault.jpg=test]
Tomado de: http://youtu.be/zqz6AuY4lb8

No te sientas vencido
Ni aún vencido
No te sientas esclavo
Ni aún esclavo
Trémulo de pavor, muestrate bravo
Arremete feroz, ya mal herido

-Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte

Había que cautivar. Había que decir a base de pases y fintas, toques y gambetas, que en la esquina norte del sur del continente de Colón se jugaba a la pelota con la misma clase que un Nóbel de literatura enseñó que el realismo mágico brotaba aquí.

Y así viajaron a la bota itálica, terreno del otoñal calcio, con esa misión. Y fue allí, sobre los estupendos campos de Italia en donde se hizo juego y aquél gran grupo de hombres jugó al fútbol. Hombres de las montañas verdes de Antioquia, de los cañaverales del Valle del Cauca, de los puertos del Pacífico, de la sabana capitalina, del litoral Atlántico, de toda la nación. Alguna vez, campesinos. Alguna vez, marineros. Alguna vez, pescadores. Entonces, futbolistas. Siempre hombres. Cruzaron el océano con la ilusión de un país.

Ataviados con la enseña nacional, su camino tras una victoria ante árabigos y una derrota ante eslavos señalaba un alto. Una marca roja en el calendario indicaba una cita con la historia ante un poderoso rival: hombres valientes reunificados tras una cruel guerra que los separó unos de los otros tras un vil muro infame que marcaba su signo. Una vez y una vez más campeón del mundo, con el destino de cara a hacerse con el cetro. Ese rival...

Un adversario que aunque sabedor de haber cumplido sus deberes, como quien se sabe satisfecho de superar un trámite, fue gallardo y presentó competencia. En aquella instancia, en la ciudad de la Madonnina, se jugaba la última jornada de la primera ronda del Campeonato del Mundo. Los protagonistas, nuestros protagonistas, de esta historia bien se la podían jugar al empate que las matemáticas frías y despiadadas invitaban. Pero el guante fue recogido y habló el fútbol: descaro, talento, toque. Aquello fue la chispa que encendió la ilusión. El catalizador que invitó a pensar que una victoria era posible ante todo un titán. Pero más despiadado fue el destino.

Justo al borde de la finalización del cotejo cayó el gol. El cúlmen de los esfuerzos de un equipo de fútbol nos era escaso y caía a favor de los contrarios. Frío. Era inconcebible que el bello juego que se había desplegado hasta aquél fatídico minuto no sirviese para nada. Pero de hombres valientes es la palabra final en las grandes historias. Y cayó nuestro gol. Y fuimos héroes. Y el mundo nos miró...

[inline:2633216162_2cdcd00c80_o.jpg=test]
Tomado de: http://flic.kr/p/51FVqE

Fue nuestra carta de presentación.

Esta historia merece ser contada con tintes de epopeya porque así sucedió. Porque fuimos capaces de vencer lo imposible. Fuimos. Porque en el fútbol, somos. En la sangre de un verdadero aficionado el resultado se siente como propio. Se vive como tal.

Hoy, otro pequeño gran grupo de hombres que individualmente se hicieron a la mar a buscar fortuna, se auparon en nombre de un país como una unidad -aún cuando tuvieron éxito en su particular empresa-. Hoy están adportas de volver a escribir una nueva página en nuestra breve historia balompédica.

Este no es un discurso patrioterista. Es el relato de una historia que hice mía a la edad de cinco años. Es un sueño que fue posible gracias a unos grandes deportistas que sembraron la llama de una gran ilusión. Porque como fue mi vivencia, también fue la de otros niños el sueño de anotar el gol de la vida, ir corriendo al banderín de córner y gritarlo con lágrimas en los ojos y a grito herido como lo hizo aquél héroe de apellido Rincón.

Sorbo Final: No podemos despreciar el tema de la violencia en el fútbol. Quien escribe piensa que el problema no es el fútbol en sí -el fútbol se convirtió en una excusa de los violentos para hacer daño-. Ojalá que este partido de la Selección Colombia que se viene nos una en una sola bandera y nos permita celebrar EN PAZ en una sola camiseta.


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR