Alcohol y piel


Alcohol y piel
El consumo moderado de bebidas alcohólicas, usualmente no se asocia con riesgos para la salud; de hecho se dice que puede ejercer algún grado de protección en el desarrollo de enfermedades cardíacas. Debido a que la piel es la representación externa de nuestra salud general, Todos los hábitos del ser humano se reflejan en la misma. El consumo excesivo de alcohol, altera la absorción y es capaz de eliminar depósitos de vitaminas y minerales como la vitamina A, vitamina C y minerales como el zinc entre otros, de los cuales muchos actúan como aportantes de oxígeno, que permite a su vez la neutralización de los nocivos radicales libres que se producen como consecuencia del metabolismo celular y que al acumularse pueden destruir las células de la piel, y peor aún, pueden ser inductores de cáncer
La vitamina A es esencial para el buen funcionamiento de la salud y protección general de la piel. Cuando bajan drásticamente los niveles de vitamina A, la piel disminuye su grosor, ya que esta vitamina interviene en el proceso de renovación celular, la elasticidad cutánea también disminuye y la piel se hace más propensa a infecciones. Los niveles por debajo de lo normal de vitamina C, disminuyen la producción de colágeno, lo que a su vez, acelera la aparición de arrugas; además la disminución de los niveles de zinc por consumo excesivo de alcohol, provoca caída del cabello y fragilidad de las uñas. El alcohol en cantidades altas también disminuye los niveles de vitamina D, esencial para que se fije el calcio a los huesos.

Lo primero que se hace evidente ante el consumo excesivo de alcohol, es la sequedad de la piel, ya que el alcohol deshidrata sus células, disminuyendo su humectación, luminosidad y acentuando las pequeñas arrugas o líneas de expresión, además haciendo más visible otras alteraciones previas como manchas y pequeñas cicatrices. Debido a que el alcohol dilata los vasos sanguíneos, puede observarse enrojecimiento, hinchazón y múltiples capilares visibles. No hay que olvidar que enfermedades cutáneas prexistentes tales como eccemas, dermatitis seborreica, rosácea, acné y psoriasis también empeoran, incluso con la ingestión de pequeñas cantidades de alcohol.


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