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Desde el momento en que la constitución de 1991 entró en vigencia, muchos sectores que habían sido ignorados por la anterior carta magna iniciaron los procesos de reconocimiento legal y social que garantizaba la nueva directriz; entre ellos, la comunidad afrodescendiente. Un trabajo conjunto que tomó casi una década y que incluyó todo tipo de encuentros académicos, gestiones burocráticas e investigaciones historiográficas y antropológicas, resultaron en la consolidación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, disposición que fue respaldada por el Congreso de la República con la promulgación del decreto 1122 de 1998, que declara la obligatoriedad de la misma en todas las instituciones educativas del territorio nacional.
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Desde entonces han transcurrido catorce años, el panorama subsiste sin mayores alteraciones. Aquel decreto no sólo continúa siendo letra muerta, además de ello, se encuentra rezagado bajo la sombra de la indiferencia. Muchas instituciones ignoran por completo que sus esquemas curriculares deben adecuarse para incluir el papel que han jugado los afrodescendientes e indígenas en la historia colombiana, así como sus aportes a la identidad de una nación pluriétnica y multicultural como la nuestra.
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A pesar de ello, a paso lento, pero muy firme, el trabajo continua avanzando. En el año 2010 el Ministerio de Educación Nacional publicó el lineamiento curricular de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos y con la disposición de la UNESCO, al declarar el 2011 como el año internacional de la afrodescendencia, el interés por fortalecer la cátedra se ha incrementado en forma significativa, lo cual se ve manifiesto en los distintos proyectos, publicaciones, menciones, procesos académicos e investigaciones que se impulsan desde múltiples estamentos de formación.
Uno de estos proyectos ha venido gestándose desde la Universidad del Atlántico, a través del grupo de investigación ENL@CE. El estudiante de Licenciatura en Ciencias Sociales John William Archbold, bajo la dirección de la Magister Ginger Torres de Torres, coordina uno de los proyectos más ambiciosos que se ha trabajado en la ciudad de Barranquilla, en lo que a etnoeducación y pedagogía se refiere.
La investigación titulada: Influencia pedagógica de la utilización de códigos sociolingüísticos en el desarrollo de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos en las instituciones educativas del distrito de Barranquilla, explora a través de un instrumental especialmente diseñado, el impacto del discurso pedagógico sobre los hábitos comunicacionales de los estudiantes, así como la influencia que los mismos ejercen en sus procesos de lenguaje y pensamiento. La columna vertebral de este trabajo es la producción bibliográfica del reconocido sociólogo y lingüista británico Basil Berstein, así como de otros intelectuales destacados como Jean Piaget, Lev Vygotsky, Michel Foucault, Jürguen Habermas, Paulo Freire y Louis Not, entre otros.
John Archbold, justifica su investigación basado en los objetivos del lineamiento curricular de la cátedra, en ellos se expone la imperativa necesidad de que los docentes etnoeducadores ejerzan una praxis reflexiva de su discurso pedagógico. También se basa en los postulados de la teoría de la Modificabilidad Estructural Cognitiva, planteados por el pedagogo israelí Reuven Feuerstein. Este último, se enfrentó después de la segunda guerra mundial a la titánica labor de asumir la formación académica de niños víctimas del holocausto judío; Feuerstein anotó en su trabajo que los niños que han pasado por una experiencia discriminatoria que afecta su concepción de sí mismos y la configuración cultural y social a la que pertenecen, deben ser educados bajo una adaptación pedagógica especial, que colabore con la reconstrucción de la visión particular de sí mismos y el medio circundante. Algo que dispensan los niños pertenecientes a la comunidad afro, que cargan con los rezagos segregacionistas heredados de la época colonial y que sin duda alguna nublan y lesionan la percepción individual y colectiva de su cultura.
Terminada la fase exploratoria, el equipo de investigación se propone socializar este trabajo con la comunidad en miras a incrementar los procesos de indagación y estructuración teórica, con el fin de formular una propuesta satisfactoria que prospere en la optimización de los procesos de enseñanza y aprendizaje de un eje transversal indispensable en la formación integral de la ciudadanía.