¡Coincidencias!


El escritor colombiano Álvaro Mutis, nació en Bogotá el 25 de agosto de 1923; para estos días se celebra un siglo de su natalicio. Las obras de Álvaro Mutis se destacan por la riqueza verbal y la narrativa de su contenido. En el año 2013 falleció en México a los 90 años. Me entere en ese entonces en los medios de comunicación sobre la muerte del escritor y decidí buscar en internet para indagar de quien se trataba, esta vez dejándome llevar por un instinto de curiosidad que daba vueltas y vueltas en mi mente, fue así como me interesé por conocer la biografía del escritor y poeta contemporáneo, leyendo sobre  su vida y obra, descubrí que fue merecedor de  importantes reconocimientos a lo largo de su carrera literaria -el Premio Xavier Villaurrutia en 1988, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1997, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1997, el Premio Cervantes en 2001 y el Premio Internacional Neustadt de Literatura en 2002, entre otros.

!Ohhh, sorpresa, increíble coincidencia ! no podía creerlo,  escudriñando la vida del escritor, encontré lo que buscaba, llegué a lo que mi instinto me guiaba; en la biografía del escritor se lee: (…) “Regresaba a Colombia, primero, durante las vacaciones y después por temporadas más extensas. Vivió en una finca cafetalera y cañera que había fundado su abuelo materno, en el corregimiento de Coello-Cocora, cerca de Ibagué (Tolima), en las estribaciones de la Cordillera Central, de la cual el autor dice: "Todo lo que he escrito está destinado a celebrar, a perpetuar ese rincón de la tierra caliente del que emana la substancia misma de mis sueños, mis nostalgias, mis terrores y mis dichas. No hay una sola línea de mi obra que no esté referida, en forma secreta o explícita, al mundo sin límites que es para mí ese rincón de la región de Tolima, en Colombia". (…) A la muerte de su padre, su madre decide regresar a Colombia para dedicarse a la hacienda de Coello. Aparte de la biografía del escritor.

Las anécdotas encontradas en la historia de vida de Álvaro Mutis, me hicieron recordar ese rincón de tierra mágica Coello, Cocora,  aquellas lugares  que nunca olvidaré, que me vieron crecer, del río transparente que vi correr, rio Cócora, afluente del rio Coello, que unen sus aguas en un corregimiento llamado Coello, ubicado en la vía que de Ibagué conduce a Cajamarca.

Para llegar al rio Cocora, confieso: “siempre” a escondidas de mi abuela,  que nunca me hubiese dado el permiso para tal aventura,  tenía  que  caminar desde Miramar, donde quedaba la casa de mi abuela Rosa,  pasando por Boquerón, para luego descender y a un costado de la vía observar las balastreras (canteras),  inolvidables por el estruendo de la dinamita utilizada para  arrancar, de las entrañas de la montaña, la  piedra de un color gris-azuloso, que luego era cargada en volquetas para ser transportada hasta Ibagué, donde era utilizada como base sólida en la construcción de las vías públicas, de la ciudad musical, para ese entonces en pleno crecimiento.

La belleza del paisaje, de estas veredas ubicadas en las estribaciones de la cordillera central, es única, la frescura del clima, el azul del cielo, el verde de las montañas, el canto de los pájaros, conforman un conjunto de recuerdos inolvidables, que sólo el alzheimer podrá borrar de mi memoria. Las frías y trasparentes aguas del rio que descendían de la montaña, ese pequeño pedazo de tierra que con el paso de los años ha perdurado en mi mente, son tan importantes que, si me dieran a escoger el lugar para dejar las cenizas que resultaren de mi cremación, no dudaría en pedir que estas fueran entregadas a la corriente de las aguas del rio Cócora.

Que coincidencia que dos escritores que nunca se conocieron tuvieran como terruño de su infancia los mismos parajes, de coello y cocora.   


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