Se entiende por coprofilia la atracción o gusto por las heces: comerlas, tocarlas, verlas, e incluso excitarse o incorporarlas al acto sexual.
Los hechos políticos y sociales de nuestro país me han llevado a pensar que la coprofilia es mucho más común de lo que imaginamos. Quizá lo más grave es que quienes la practican no son conscientes de ello y lo hacen de manera automática. El partido de gobierno, los políticos, la oposición, la corrupción y la violencia son una mierda. ¡Pero el pueblo los ama, los defiende, los protege y pareciera depender de ellos, como si no pudiera existir sin la opresión de esa clase política excremental que ha gobernado, y a su vez, oprimido y explotado, como depredadores!
Sin embargo, cada quien tiene lo que quiere y lo que se merece. No puedo hacer más que compartir mi opinión y pedirles a mis queridos lectores que se tomen un minuto para preguntarse si son coprofílicos sin saberlo, y cuestionarnos ¿por qué el país está vuelto excremento y por qué nos cuesta tanto aceptarlo?
Y si, es normal que después de esta reflexión haya quienes todavía no logran reconocerse en el espejo. Tranquilos, no se preocupen: la negación también es parte del hábito. Al final, siempre habrá quien prefiera revolcarse en la misma porquería antes que asumir la responsabilidad de limpiarla.
Ustedes, sigan ahí… que mientras unos pocos se acostumbran al olor, otros seguiremos insistiendo en que este país no nació para ser letrina de nadie.