El domingo 14 de julio, el Hard Rock Stadium de Miami fue testigo de un emocionante encuentro entre las selecciones de Colombia y Argentina que se disputaban en la final de la Copa América el campeonato. Sin embargo, más allá del compromiso deportivo, lamentablemente, se produjeron actos de mal comportamiento por parte de algunos aficionados. Estos incidentes, lejos de ser un simple problema local, generan un daño colateral que estigmatiza a todos los colombianos, proyectando una imagen de desorden, barbarie y violencia. Pareciera que a los colombianos no les importa la ley local o de cualquier país. El mal comportamiento de algunos hinchas de la selección Colombia creó una mancha injusta para todo un país.
Es innegable que el comportamiento de un grupo reducido de personas no puede representar a toda una nación. Sin embargo, la repercusión de estos actos es profunda, ya que se difunden rápidamente a través de las redes sociales y los medios de comunicación, influenciando la percepción global sobre los colombianos y su falta de cultura y mal comportamiento. La imagen de un país no puede reducirse a los actos de unos pocos, pero, desafortunadamente, la percepción pública no siempre refleja esta verdad.
Esta no es solo una cuestión de orgullo nacional, sino que tiene implicaciones concretas en la manera en que los colombianos son percibidos en el extranjero, en la forma en que son tratados y en cómo se pueden ver limitadas sus oportunidades. El desprecio nacido a causa de estereotipos infundados puede afectar desde las interacciones cotidianas hasta los ámbitos laborales, educativos y de los negocios.
Es crucial reconocer que la conducta inapropiada de unos pocos no debería empañar la imagen de todo un país. Lo más triste es que quienes tienen una visa y cuentan con los recursos económicos para viajar a la final de un evento como la Copa América, son un grupo de privilegiados, razón por la cual rechazo este comportamiento indecoroso y exhorto a las autoridades americanas a que impongan una sanción ejemplar a quienes actuaron de tan inaceptable manera. Un juego de fútbol no da patente para irrespetar las reglas ni cometer actos vandálicos, menos incitados por acompañar a una selección de fútbol.
Colombia es mucho más que unos hinchas desadaptados que lo único que hicieron fue participar de un evento donde la selección no fue la campeona y sí generaron un daño colateral a la imagen de todo un país en un hecho tan lamentable como irrespetar a las autoridades americanas y cometer desórdenes y actos inapropiados no se puede permitir.
Es de recordar que por mandato constitucional el articulo noventa y cinco (95) dispone:
“La calidad de colombiano enaltece a todos los miembros de la comunidad nacional. Todos están en el deber de engrandecerla y dignificarla…”
Rechazo total a todo comportamiento de violencia y de mala conducta que realice un colombiano dentro y fuera del país.