Duele verte destruida, duele verte corrompida
Duele verte convertida en destino turístico sexual
De histórica y heroica, a sometida por la delincuencia y por la corrupción
Sin dolientes, sin autoridad, sin nadie que te haga respetar
Tus balcones ya no engalanan tus angostas calles. La ruina, se les llevó la magia
La suciedad que hoy te envuelve, me causan tristeza y gran dolor
Cartagena amada, tus gobernantes permitieron tu destrucción.
En manos de indolentes fuiste a parar. Esos rufianes te dejaron en la pobreza.
Esclava de la miseria, que, así como en el himno que Daniel Lemaitre Tono y Adolfo Mejía compusieron en tu nombre hoy gritas: “libertad, libertad, libertad”, pero los oídos están sordos.
No hay quien te escuche, ni quien te preste atención, tus cabildantes dan vergüenza, no hay esperanza de terminar con tu opresión.
Tu futuro es incierto, tu presente es un caos, ante la mirada atónita de quienes habitamos bajo tu cielo, impotentes, e indolentes, sin hacer nada por ti; solo nos queda como consuelo repetir y repetir… “Duele verte destruida, duele verte corrompida”.