El futbol como deporte cuenta con un gran número de simpatizantes a nivel mundial. En cada partido se despiertan entre sus seguidores un sin número de emociones que van desde la alegría, la angustia, la frustración e incluso la rabia. Sentimientos que son manifestados con risas y celebraciones y otros, lamentablemente con actos de violencia.
La esperanza de todo país es ver a su selección nacional clasificada al mundial de futbol que se celebra cada cuatro años previo a una serie de partidos jugados entre selecciones, en el que los ganadores son los que logran clasificar hasta completar los 32 equipos que podrán representar a sus países en Qatar 2022.
El macro evento que contará con la participación de selecciones de África, Asia, Europa, Norte América, Centro y El Caribe, Oceania y Sur America, está antecedido por una serie de clasificaciones, repechajes, sumatorias de partidos ganados, partidos perdidos, empatados, que ponen a los jugadores y a sus hinchas, a sacar cuentas, con la expectativa de obtener el cupo para participar en el mundial.
El pasado 27 de marzo, se enfrentaron las selecciones de futbol, de Colombia y Venezuela, la selección Colombia venia de derrota tras derrota, cediendo puntos en los partidos jugados en el proceso clasificatorio. Cuando un equipo se encuentra en una posición en la que el resultado de los partidos jugados no es suficiente para acumular los puntos necesarios para clasificar, la anhelada clasificación, se convierte en un verdadero milagro, que no solo depende de lo sobrenatural, sino del resultado de otros equipos.
Los colombianos queríamos ver a nuestra selección en el mundial de Qatar, pero no fue posible. El “casi” no vale, ni las intenciones de los jugadores y el técnico. Veremos el mundial quedando en la libertad de apoyar a la selección que más nos simpatice.
El sabor de la derrota, será olvidado gracias a otros eventos. Tal vez, un colombiano se destacará en el ciclismo, o en cualquier otro deporte y el orgullo nacional subirá nuevamente.
Lo importante es la unión, el sentimiento y el espíritu de colombianos que solo el futbol y nuestros héroes del deporte, han logrado despertar. Sin importar los resultados todos nos unimos en una voz de apoyo a nuestros deportistas y a nuestra selección; así es como hemos aprendido las emociones de ganar o perder.