La primera vez que escuché este término fue durante una de tantas tertulias sostenidas con mi gran amigo y vecino Alberto Baladí Gedeón, quien haciendo remembranzas a sus anécdotas de juventud, explicaba a detalle, las guerras de buscapié que se formaban en las épocas de las festividades novembrinas en lugares emblemáticos de Cartagena; se refería a unos super buscapiés que atemorizaban a los bandos que se enfrentaban en la campal batalla, los “gamberras”, sobresalían por su gran tamaño, potencia y capacidad de duración; eran los más temibles de los buscapié que se podían conseguir, los describía como letales y super explosivos, no aptos para inexpertos.”
Nunca más volví a escuchar la palabra “gamberra” hasta que nuevamente la encontré en las páginas de la novela de John Grishan, “Los litigantes”, esta vez hacía referencia a unos jóvenes pertenecientes a pandillas en un barrio subnormal de Chicago, que con su presencia y apariencia intimidaron a uno de los abogados protagonistas de la historia. Cuando leo, nunca he podido pasar al párrafo siguiente, sin antes descubrir el significado de una palabra desconocida que por arte de magia despierta mi curiosidad.
Fue entonces cuando en mi mente se cruzo el recuerdo del super buscapié y obligatoriamente me dispuse a averiguar el origen y el significado de la palabra “gamberra, gamberro”. Según el diccionario el termino se define: “[persona] Que comete actos incívicos para producir molestias o perjuicios a otras personas, especialmente en la vía pública.”
Entonces de repente, llegaron a mi mente todos esos actos incívicos que presencio día a día y todos aquellos de los que me entero por los medios de comunicación; suficiente ilustración para colegir que hay más gamberros de los que me imaginaba; así surgió el deseo de escribir sobre el tema, para que el término “gamberra”, hasta hace poco para mi desconocido, sea rescatado y utilizado, ya que en nuestra sociedad hay gamberras de todos los géneros y especialidades. Los hay conductores de servicio público y particular, conductores de motos y bicicleta; los hay peatones; los hay de todas las edades, de todos los estratos sociales; los hay escandalosos, groseros, incultos, faltos de civismo, agresivos e intolerantes sin control, hay “gamberras” en la política, en la administración pública, con y sin autoridad, al estilo del buscapié, explosivos… a veces letales. Lastimosamente al saber el significado de la palabra me doy cuenta, sin poderlo evitar, que estamos rodeados de personas incívicas que producen molestias a los que debemos de llamar “gamberras”.