De nuevo el alcalde mayor de Cartagena de Indias, desata polémica con sus declaraciones. Esta vez con una directa y flagrante participación en temas políticos. Debe tenerse en cuenta que no sólo se participa en la política, al simpatizar con determinado candidato o partido político, o favoreciendo de manera directa, auspiciando o impulsando la candidatura de un aspirante a un cargo de elección popular; también se participa de ella, cuando se manifiesta la oposición o desacuerdo. William Dau, de manera directa, de frente y sin miedo, lanzó argumentos en contra del presidente del congreso, el senador Roy Barreras, al enterarse que el partido político nombrado “La fuerza de la paz”, le otorgaría el aval para apoyar la candidatura del exgobernador DUMEK TURBAY. Quien los últimos años ha sido archi enemigo político del “tractor”. El alcalde de Cartagena ha denunciado y acusado a Turbay Paz, por presuntos actos de corrupción, sin que a la fecha haya resultado probada siquiera una sola de sus acusaciones. No existe un proceso penal con sentencia, ni fallo disciplinario o fiscal en contra del exgobernador; quien mientras no sea condenado, es inocente, un ciudadano con total libertad de ejercer su derecho a elegir y ser elegido, conforme lo previsto en la Constitución Política Colombiana.
Para el alcalde William Dau Chamat, la ley, la constitución, la cortesía y los buenos modales, son letra muerta. Es increíble que este chabacán y cretino, se pudiera mantener durante tres años en la alcaldía de Cartagena, ¡los medios de control le tienen miedo! Su comportamiento de casi loco los asusta y a él, le ha generado un escudo. Su lengua larga y su irreverencia con un alto contenido irrespeto, son su blindaje.
El gobierno desastroso de Dau, convirtió a la ciudad en una de las más violentas del país; y aun con eso, la clase política, los gremios industriales, los comerciantes y los entes de control, parecieran tenerle miedo. Tal vez su famoso discurso anticorrupción, pisa callos, los mantiene tan asustados que prefieren guardar silencio y esperar que el ultimo día de su periodo como alcalde llegue rápido para que salga del cargo y las cosas cambien.
Las denuncias promovidas por William Dau hasta ahora no han dado resultados. Ninguno de los apodados por él mismo como “malandrines” ha sido declarado culpable. Fueron y siguen siendo puras especulaciones, suposiciones e hipótesis. Mientras tanto, el tiempo transcurre y los malandrines que denunció con bombos y platillos siguen libres, el edificio acuarela sin demoler, el programa de gobierno y su promesa de acabar con la pobreza y salvar a Cartagena quedó en veremos, porque no salvó a Cartagena ni de su propia inexperiencia. La ciudad está sin control porque le quedó grande gobernar; tan grande como la locura que demuestra.
En las memorias de la ciudad quedará registrado el periodo de gobierno de DAU, como el peor de todos los tiempos. Lo hecho, hecho está, pero ojalá que nunca más se repita un desastre político como el que estamos viviendo. Esperaremos día a día, hasta que finalmente llegue el anhelado 31 de diciembre, para que el calvario de este desgobierno termine. Si no lo suspenden de su cargo, los escándalos que provoca seguirán siendo el motivo de vergüenza ajena para los que vivimos en la ciudad y padecemos la inseguridad y el abandono en que se encuentra.
Mientras que alcalde William Dau Chamatt se mantenga en el poder, no dejaremos de decir: “otra del tractor, vuelve y juega*”
*Es una expresión coloquial utilizada en Colombia para referirse a una situación que se repite y se ha convertido en un ciclo.