Cambio climático conduce a inminente colapso ¿Entrarás al arca de Noé?
Por René Arrieta Pérez y José Vicente Arias
En nuestro trabajo de divulgación de la temática del fin de los tiempos tratamos esta vez un asunto fundamental, puesto que es el que aborda la manera de ponerse a salvo: el arca.
El arca está en la narración bíblica, y en el Génesis se constituye en referencia a partir de la relación que el texto hace de la maldad de los hombres, que, entre otras cosas, es la causa de los designios divinos de establecer de una forma muy precisa la logística que se ha de implementar para los instantes últimos del periodo del fin de la quinta raza humana, periodo de varias eras en el que la humanidad debía evolucionar espiritualmente para ganarse su entrada al arca, el regreso al Edén.
Dios, en su tiempo preciso, nos va estableciendo o demarcando señales a quienes suscribimos este artículo (para el desarrollo de nuestra misión). Él permite una serie de experiencias (revelaciones) a nosotros o a personas cercanas a nosotros, y en el momento en el que las focalizamos por nuestro nivel de conciencia y decidimos un relato determinado solamente nos da una directriz. Esa directriz en este caso fue: “Váyanse al relato del arca en la Biblia y lo explican”.
Bien, las señales son una serie de sueños de gente cercana a quienes firmamos este artículo y que nos han compartido su experiencia, y el tema ha sido el arca. Lo cual indica que ya se le está revelando a los elegidos la salvaguarda de ellos por obra y gracia de Dios, las escenas particulares de ese momento, la forma en la que ha de suceder, los requisitos para obtener la entrada, las acciones que se demanda o requiere de ellos, etc. En muchas de esas escenas, en sus sueños de revelación, algunos nos ven a nosotros como guías del proceso.
Más adelante las compartimos con ustedes. Ahora vamos a explicar las referencias bíblicas de Noé y el arca, a desocultar lo que hay detrás de las sagradas escrituras, que inquieta a mucha gente, pero que, por las características de los tiempos y la inmersión en un profundo materialismo o en la ‘racionalidad’ de la percepción científica o académica, que ya implica, incluso, al común de la gente que las ve como mito o leyenda.
Tres interrelaciones: el diluvio, Noé y el arca
En la Biblia, se dijo, el relato empieza señalando la maldad de los hombres (de toda la humanidad), lo que obliga a Dios a determinar un hecho que le ponga coto. Todos saben que el ser humano peca y así contraviene las leyes de Dios. Incurre en desobediencia. Y desobedece porque fue seducido, pero estaba advertido de que no lo debía hacer. La seductora es la serpiente (Lilith). Adán y Eva son la humanidad, hombres y mujeres. La humanidad descendiente de los 144.000 sellados (creación primigenia de Dios). La humanidad pecó en la quinta generación. En primera instancia lo hizo una mujer. En “El primer sello del apocalipsis” explicamos bien todo el proceso del pecado. Una mujer llamada Laura realizó un ritual prohibido en el Edén, o en la raza anterior que vivía en la Atlántida. Ese ritual abrió un portal por el que pudo entrar una diosa rebelde (Lilith) sobrina de Dios Padre, quien había sido castigada por su arrogancia, desobediencia y actos en contra de las leyes divinas. Ella es la serpiente seductora. En cuanto entra a la morada de los hombres, a la Tierra, mata a Laura para que no advirtiera a nadie del porqué de su presencia y empieza a engañar y a pronunciar un discurso sofista, falaz, entre las mujeres, les enseña las artes de la guerra, las intrigas, y la misma retórica sofística con que las persuade, y todas las mujeres convencen a los hombres, y así toda la humanidad se vio implicada y cayó en esa trampa.
La humanidad generaba mucha maldad que se esparcía como cáncer en estado de metástasis, y Dios le hizo saber a la humanidad que Él lo sabía. La desnudez de Adán y Eva representa precisamente el conocimiento que Dios tenía del alcance de la maldad a la que habían llegado. A partir de la quinta generación la humanidad empieza a pecar. Las generaciones anteriores no lo hicieron. Entonces tenemos a Caín y a Abel, los hijos de Adán y Eva, la humanidad (Caín es la humanidad mala y Abel es la humanidad buena). En el libro de Daniel, en su visión del fin de los tiempos, también se distingue a la humanidad buena y a la mala, la humanidad arrastrada por el materialismo y la humanidad preservada por su profunda espiritualidad, humanidad dividida por un río y representada por dos hombres.
La humanidad llegó a tan alto grado de maldad en el Edén que casi se autodestruye. Dios decide expulsarla para que no le siguieran destruyendo su Paraíso (La Tierra). Esta etapa en la vida de la humanidad es la de la quinta raza. Una raza con un periodo determinado para resarcirse, evolucionar espiritualmente, volverse digna ante Dios y ganarse nuevamente el Paraíso: para que así esos elegidos conformen la sexta raza (que será la que entre al arca, y la descendencia que tengan).
Antes de seguir con este periodo de la quinta raza y la semilla de la futura sexta raza, que entrará al arca, debemos precisar que una catástrofe universal mediada por el agua ya ocurrió, que acabó con la cuarta raza, y es la que nuevamente va a ocurrir para dar paso a la sexta raza. Esa es la alegoría del diluvio, Noé y el arca que se narra en la Biblia.
El diluvio
El diluvio como tal no es el fenómeno de lluvia continua que elevará el nivel de las aguas. Eso es alegórico. Lo que ocurrió antes, en el Edén, y va a ocurrir ahora, en el año 2052, tal como lo anunciamos en el Primer sello del apocalipsis es una inversión de los polos geográficos y la causa será el cambio climático. En dicho evento todos continentes quedarán bajo el agua. Ese fenómeno ya lo explicamos en un artículo científico que está publicado en este blog. Link.
https://www.eluniversal.com.co/blogs/es/parmenidea/la-tierra-invertira-sus-polos-geograficos
El famoso diluvio del relato bíblico, por lo tanto, es ese fenómeno catastrófico que acabará con esta civilización, la quinta raza.
Noé
Noé es Dios, su representación ahora en la Tierra, es un símbolo que encarna a los hombres que envió en misión especial para la divulgación de su plan, son sus dos hijos, igualmente, los dos testigos del apocalipsis. Noé, es quien invita al arca, el que dice qué debe hacer el hombre (la humanidad, hombres y mujeres) para entrar al arca. Lo que debe hacer el hombre para preservarse. Ese tema lo tratamos en un artículo de este blog, titulado “La preservación del ser o su destrucción”, en donde se explica la dinámica que mantiene al ser y lo preserva, lo que mantiene la imagen y semejanza de Dios en el ser humano, la estructura energética que lo conforma, la que Él concedió a su creación, y, asimismo, se explica la dinámica que dispersa esa energía que configura al hombre y lo extingue. Link.
En Génesis 6: 1 y 2. Se narra: Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios (sus dos testigos) que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.
Muy diciente. Hijos de Dios escogen entre las hijas de los hombres. En ese momento no solo estaban los dos testigos de Dios, también estaban sus hermanos. En total son siete los hijos de Dios. En el Primer sello del apocalipsis develamos sus nombres.
Pasa el tiempo en el que los hijos de Dios contribuyen en su plan (cumplen sus misiones) y solamente quedarán en la tierra dos que seguirán con los hombres hasta el fin de los tiempos (con distintas identidades –reencarnaciones–), y Dios, en los últimos años del fin enviará nuevamente a Jesús de Nazaret, quien será juez, el juez que recibirá el alegato de los dos testigos (también fiscales), en ese acto jurídico en el que se constituye el Juicio Final (2043), del que también hemos hablado en el Primer sello del apocalipsis, y en este blog.
Génesis 6: 3. Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; más serán sus días 120 años.
En este pasaje Dios anuncia que se retira de la vida del hombre y nombra los días de la expulsión: 120, que tiene dos significados. Por una parte, da la clave del tiempo del ciclo del fin, que son los 12.000 años desde la expulsión del Edén hasta los días finales de la raza aria. Por otra parte, en la reducción teosófica del 12, que es 3, simboliza la manifestación de su decisión; el 3 cabalísticamente es manifestación.
En Génesis 6: 4. Habla de los gigantes en la Tierra. Se refiere a miembros de la civilización venusina, quienes acompañaron a los hijos de Dios y a los sellados en este planeta al final de la cuarta raza y a principio de la quinta. La estatura estándar de la gente de Venus es de 2 metros y a veces más. Venus es un planeta hermano de la Tierra y su civilización ha sido subsidiaria de la nuestra en los momentos requeridos. Es Venus quien aporta la flota de naves interespaciales (sus ovnis) para el rescate de los que entrarán al arca. La referencia al arca como barco de madera es simbólica.
Génesis 6: 5. Hace alusión al mal: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Génesis 6: 6. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.
Génesis 6: 8. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Dios.
La estadía de sus hijos en la tierra, con su hijo mayor a la cabeza, calma un poco el enojo de Dios para con los hombres.
En los siguientes versículos se habla de la maldad, violencia y corrupción de los hombres y el gran desencanto y enfado de Dios.
El Señor anuncia a Noé –sus hijos–, que destruirá toda carne sobre la faz de la tierra, y, en un pacto, les habla de salvar a sus mujeres y sus hijos. Este pasaje indica la salvación de individuos dignos. Los hijos de Dios son modelos y guías, quienes sigan ese modelo y esa guía tendrán su cupo en el arca. Se supone que las mujeres de sus hijos seguirán esa guía, igualmente la habrán de seguir los sellados y gente muy espiritual que siempre han respetado las leyes y mandatos de Dios.
Génesis 7:1. Dijo luego Jehová a Noé: entre tú y toda tu casa en el arca, porque a ti te he visto justo delante de mí en esta generación.
Los dos testigos vinieron a ser modelo y estuvieron a prueba, y se convirtieron en racero y medida. Por eso, en Apocalipsis 11:1 y 2. Sobre los dos testigos se dice: Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: levántate y mide el templo de Dios, y al altar y a los que adoran en él.
Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta días y dos meses.
Esa prueba superada por sus hijos hechos hombres que han vivido entre estos durante el exilio de la humanidad del Edén, de la quinta raza, le otorga a Dios, absoluta autoridad moral para exigirle a los hombres con esta premisa: “Si mis hijos hechos hombres me cumplieron, todos lo deben hacer”.
La dura prueba ha sido no sucumbir al mal, permanecer puros, acatar los mandatos de Dios y desarrollar a cabalidad su misión.
¿Qué es cumplir? Es respetar las leyes que ordenan el cosmos, los mandamientos que Dios entregó a los hombres a través de Moisés, entre otros requerimientos. ¿Ha cumplido la humanidad?
El templo de Dios en la tierra es el cuerpo de los seres humanos, que tiene la chispa divina que los alienta. El altar es el sitio de devoción. ¿Qué aman los seres humanos devotamente? Su vida material y obscena y todo el resquebrajamiento de los principios para vivirla. El fin son las cosas del mundo sin que importe los medios para lograrlas.
Los gentiles simplemente son las personas de esta calaña. La ciudad santa es el orden del mundo que quiere Dios para la humanidad. Los gentiles no siguen ese orden. No es Israel como sitio geográfico. La humanidad no se puede reducir a ese sitio. Israel tiene un significado simbólico: Dios en él (Dios en el pueblo). Y efectivamente, la humanidad es gentil, ha hollado la ciudad santa, la ciudad ideal, el orden que Dios quería para la humanidad. La humanidad, el mundo es libertino, luego, esa ciudad santa se redujo a unos pocos, que son los elegidos de Dios.
De otro lado, cuarenta y dos meses es la estricta significación teosófica del número (4+2=6). 6 significa el amor de Dios, el amor de esta otra oportunidad que tuvo la humanidad en su exilio, porque desde que Dios, en un principio vio los horrores que enfangaron a la humanidad quiso aniquilarla, pero le otorgó una nueva oportunidad que esta no ha sabido aprovechar, y como Él es fiel a su palabra ha decidido esperar hasta el fin del ciclo que estableció para la evolución espiritual y reivindicación de su creación, pero no ha habido lugar para esto.
Génesis 7: 10, 11. Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo y las cataratas de los cielos fueron abiertas.
Todo el pasaje es muy simbólico. El séptimo día (7) número determinante en las decisiones de Dios.
El años seiscientos (6) de Noé. El amor de Dios para con los hombres, para los que han sido dignos ante sus ojos habrán de ser rescatados.
En el mes segundo (2) –segunda oportunidad– en el día diecisiete (1+7=8). La reducción teosófica de 17 es 8, representación de prueba, por un lado, (si se cumplió o no) de acuerdo a eso habrá o no rescate; por otro lado, es la representación del infinito, el ocho invertido o lemniscata que representa el universo infinito (el disfrute de los rescatados, la eternidad).
Por otra parte, debemos decir que ya los animales de la creación de Dios, cada una de las parejas de todas las especies, así como los especímenes de la flora ya fueron rescatados. Fue una labor encomendada por Dios a la civilización de Marte. Ocurrió en la década de 1980 (1+9= 10= 1+ 8= 9). Si miramos, la reducción teosófica del año es 9, que significa fin de ciclo, fin de los tiempos.
En el año 2017, cuando terminábamos la redacción de el Primer sello del apocalipsis, Dios bajó a la Tierra después de más de 2000 años que no lo hacía, justo desde la muerte de su hijo Jesús, momento en el que estuvo in situ. Esta vez vino a inspeccionar el planeta y el deterioro en el que lo sumió la humanidad. Estuvo aquí, y en ese momento le comunicó a las especies de fauna y flora, a sus elementales, el momento catastrófico que se avecinaba. Esa parte de su creación ya tiene conciencia del hecho que ocurrirá.
Génesis 8: 7, 8 y siguientes. Y envió a un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra.
Envió también de sí una paloma para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra.
Tanto el cuervo y la paloma simbolizan el monitoreo que personalmente Dios hará de su planeta (una de las joyas de su creación) y del proceso catastrófico que ocurrirá en él. El ramo de olivo en el pico de la paloma es la realización del objetivo (después de la tormenta, la calma). El cuervo es mal augurio, la paloma paz.
Génesis 8: 21 y 22. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente como he hecho.
Mientras la tierra permanezca no cesarán la cementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.
Con el fin de los tiempos Dios corta de raíz el mal en el hombre. Ya Dios no tendrá enfados con el hombre en la sexta raza, por consiguiente, no precisará de medidas drásticas. Seguirá la vida en el planeta con sus ciclos naturales y seguirá el curso normal de sus noches y sus días.
Génesis 9: 1-17. Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.
Dios bendice a la humanidad, a la sexta raza, y le ordena multiplicarse y poblar la tierra. Le otorga nuevo dominio sobre plantas y animales. Dominio inteligente y racional. No existirá nunca más dominio brutal, explotador y tirano como el que ahora existe. El pacto de Dios con los hombres es: vida de eternidad y felicidad. El arco mencionado en el versículo 13 es un arcoíris que simboliza el nuevo amanecer, la energía de Dios con los hombres y mujeres de la nueva humanidad.
Embriaguez de Noé
Génesis 9: 18-27. Narra la embriaguez de Noé.
La embriaguez de la que habla el texto simboliza el profundo dolor de Noé ante la catástrofe del fin de los tiempos, el destino de la civilización, en la que solo un porcentaje mínimo de la población estará exento. En ese momento, 2052, (fecha con reducción teosófica 9, fin de ciclo) el censo mundial, de acuerdo a los cálculos de Dios, se cifrará en 9 mil millones de habitantes o más, pero la reducción teosófica de la cifra exacta debe ser rigurosamente 9.
La crudeza de los episodios del fin va a ser muy consternadora, y los que estén embarcados en la flota de naves verán desde fuera del planeta las escenas en la tierra.
Todo está previsto por Dios, pero lo único cierto es que todo es consecuencia de la devastación violenta con la que la raza humana agredió al planeta, su casa.
De igual modo, ese modus vivendi de esta civilización y las consecuencias para el planeta que habita, así como la deuda que se contrae por la violación de las leyes de Dios debe ser una lección, no solo para la humanidad, sino para todas las civilizaciones del universo, como también para las cortes celestiales. Es un evento de grandes magnitudes, que además, será visualizado en todo el cosmos. Y no solo se embriaga de dolor Noé. Todos en el universo y Dios mismo se embriagarán de dolor.
El arca y la logística de salvaguarda
El arca de la que se habla en la Biblia es un símbolo de salvación. Ahora lo sabes. El arca es la flota de naves venusinas a disposición de la humanidad que haga mérito espiritual para estar por siempre en el universo de Dios.
Esa tarea de la humanidad de hacerse digna ante los ojos de Dios debe ser ahora, no da espera. Informamos en el artículo inmediatamente anterior que el tiempo a partir de ahora tiene la particularidad de ser un tiempo abrumador, pues, por el incremento en la velocidad del planeta sobre su eje de rotación implementará en todos una percepción psíquica del tiempo, un tanto distinta de la habitual y objetiva que hasta ahora hemos tenido. Eso implica que lo que debas hacer hazlo ahora, ya, si se quiere, no se puede dejar para mañana, porque ocurrirá que la nueva condición del mundo y su tiempo cotidiano va a ir volando rápido que verás eventos que supuestamente deberían estar separados por un lapso de tiempo considerable y los percibirás en el mismo tiempo que ocupas en mover tu cabeza de un lado a otro, y esa situación te sobrepasará y no tendrás sencillamente capacidad de reacción para lograr lo que anhelas.
Pues bien, la construcción del arca por parte de Noé es cumplir con la misión de salvaguardar a parte de la humanidad invitándolos a ser dignos de Dios, a que cumplan las leyes del Señor y a ser parte de la nueva raza y a disfrutar del nuevo Paraíso. Esto que estamos haciendo ahora con este texto es construir arca y es una invitación a la humanidad a construirla para sí. Sabemos que es difícil, porque la humanidad está descarriada, sin Dios y sin ley. Aun así cumplimos con nuestra misión, difundir el mensaje que Dios nos solicita que entreguemos. Este es un mensaje muy perturbador, pero a la vez muy esperanzador. Todo depende de usted, amiga o amigo lector.
¿Cómo entrarás al arca en caso de que te ganes un cupo?
La Biblia habla del rapto o arrebatamiento, y su narración encripta una verdad, ¿cuál?
Mateo 24:1-51. En estos versículos se sintetiza el momento del fin en voz de Jesús. En ellos habla de que no quedará piedra sobre piedra, de las señales del fin que ahora estamos viendo, de la violencia, del levantamientos de naciones contra otras, del materialismo de la humanidad y su incredulidad, del tiempo acortado para que no se abisme mucha más gente, de mucha prédica falsa, del engaño y estafa de las religiones y pastores, y de sujetos usurpando su identidad, habla de ángeles con voz de trompetas (constantes descargas eléctricas, con potentes truenos y temibles rayos). Jesús afirma que cielo y tierra pasará pero que su palabra no pasará (certeza que comprobarán con la realidad). Se habla también del castigo a malos e hipócritas y del crujir de dientes.
Queremos resaltar unos versículos para develar su verdad: 24: 36. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre. El mensaje del fin de los tiempos, sus pormenores, estaba oculto y lo estuvo hasta hace poco; pues, estaba reservado el hacerlo público a los dos testigos del apocalipsis, a través de los siete sellos del apocalipsis, y lo que estamos entregándoles en este texto son pasajes de los siete sellos. Nosotros somos los autores. A Juan, en el Libro de las revelaciones o Apocalipsis, cuando quiere saber más de lo que él anuncia se le dice: “eso está sellado”. Igualmente, eso mismo, se le dice a Daniel. Lo cual quiere decir que es conocimiento y palabra hermética, sellada, solamente tienen la potestad de comunicarla en su tiempo, en el tiempo del fin, ahora, por orden de Dios, los dos testigos del apocalipsis.
También resaltamos los versículos de Mateo 24: 17, 18, 37-40. El que esté en azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo no vuelva atrás para tomar su carpa... Mas como en los días de Noé, así será la venida del hijo del Hombre... Porque en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró al arca,... Y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del hijo del Hombre... Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.
Claramente leemos que Noé y su mensaje son ignorados. Siempre está ahí la fiesta y el materialismo que pierden, y observen lo diciente de este versículo: uno será tomado y el otro será dejado, o este otro: El que esté en azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en campo no vuelva atrás para tomar su carpa. Hacen referencia al rapto o arrebatamiento, y la prioridad de la persona elegida debe ser ella misma y no ningún objeto material, inclusive, ninguna persona que no esté elegida, así sea familia cercana. Eso indica, asimismo, que la tecnología venusina teletransportará a los elegidos, en unos casos, y, en otros, los embarcará físicamente a sus naves, y ellos serán quienes se hayan ganado el cupo en el arca.
La obligación de los padres es guiar a sus hijos y darles una formación espiritual y en valores y propugnar porque sean nobles y de buen corazón, para que ellos tengan oportunidad de abordar el arca. Sabemos que la crianza y la educación para la formación de personas no es la adecuada y gran parte de las nuevas generaciones están perdidas en medio de la vida vacua, licenciosa y libertina. Si los padres hicieron el máximo intento para que sus hijos fueran dignos y, ya por elección de ellos que se oponen a ese esfuerzo amoroso fraternal, no lo logran, es cuestión de ellos. Y deben asumir las leyes de Dios y quedarse en medio de la gran tribulación.
1 Tesalonicense 4:17 dice: Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
La Biblia efectivamente da la pista. Estaremos en el aire quienes estemos en el arca, en las naves venusinas, y ya será para el encuentro con Dios y su eternidad.
Apocalipsis 11: 12-15.
El pasaje refiere que los dos testigos del apocalipsis suben al cielo (a las naves venusinas) y sus enemigos los ven. Con ellos está, en estos tiempos, momentáneamente, el reino de Dios en la tierra (también hemos dicho que ya Jesús está aquí para el Juicio Final, y ahora es un niño). Los enemigos son la humanidad envilecida, incrédula, que no quieren saber nada del fin, a la que los dos testigos con sus publicaciones: los siete sellos del apocalipsis y con sus múltiples artículos les agua la fiesta (vivir y disfrutar de su vida libertina y material sin que nadie la perturbe, –tirárselas de locos y locas y vivir la fiesta en cueros–). Sin embargo, para ese fragmento de humanidad que aún se mantiene pura en sus corazones nuestros mensajes son bálsamo.
Si usted asiste a un culto religioso, a una iglesia, y le pregunta a su guía, cura o a su pastor sobre toda esta temática, espere a ver qué le dice. Seguramente le pedirá que crea, que tenga fe. No le podrá develar o explicar absolutamente nada, solamente se ceñirá a repetir lo que dicen las escrituras sagradas, o tendrá una interpretación doctrinaria, pero hasta ahí. Jamás le dará estos detalles que ahora estamos develando.
Mucha gente se abriga en las religiones para ganarse la salvación y profesa fe y credulidad. Eso no opera así. Dios exige a quien quiera ser salvo pureza, evolución espiritual, que se traduce en ser personas íntegras, de principios, buenas; pero, además, conocimiento, observación y aplicación de lo que dice el manual del fin de los tiempos que será dado en nuestros siete sellos del apocalipsis. Somos nosotros, también, quienes conjuntamente con los jerarcas venusinos asignados, establecemos la logística de salvamento, de manera física aquí en el planeta. Igualmente, estas escenas de la coordinación de la logística le fueron reveladas a una persona muy cercana a nosotros.
El nuevo Paraíso
Después del evento del fin de los tiempos la tierra se recuperará en un lapso de mil años. Venus nos dará morada por ese tiempo. Luego, la sexta raza será emplazada nuevamente en la tierra. Existirá un nuevo hombre. Ya no existirá el demonio ni su energía electrizante y seductora. La humanidad acatará las leyes de Dios y del cosmos y habrá felicidad, paz profunda, amor, luz, una cercanía con Dios y los seres humanos lo podrán ver y disfrutar de su magnanimidad.
Tres relatos de revelaciones
De múltiples relatos solamente hemos tomado tres por razones de brevedad.
Uno
Relato de Paola
Venía por un camino y solo se veía una luz blanca al fondo, que solo alcancé a percibir desde la mitad del camino. De pronto me encuentro con un hombre alto, claro, gordito, canoso que me hablaba y me decía: ven, vamos hacia adelante, y me vi allí, en una camioneta y estábamos en una carretera de doble calzada, en una de las vías y cruzó un carro en dirección contraria, el señor que me recoge, de carácter paternal él, va en la dirección incorrecta, en ese momento se sale de la vía y toma la dirección correcta en la carretera, en la cual hay varios obstáculos, pero sigue adelante. La conducción es tan rápida y de un momento a otro el carro sube en un barco, frena de súbito y queda enfrente de las barandas. Era un barco de crucero. Nos bajamos de la camioneta y el hombre me sonreía, y con afecto me decía que si quería ir de paseo. Respondí que sí, pero tenía un poco de miedo, porque ya estábamos en altamar, y él solo sonreía y me decía: “no temas, que yo estoy contigo, vas a estar muy bien; el viaje es relajado, lo vas a disfrutar al máximo, vas a estar tranquila, vas a conocer y te darás cuenta que es hermoso. Vas a estar con los que te amamos”. Esas palabras me reconfortaron, sentí alegría y seguridad por la forma como me hablaba, con tanto afecto y para bien mío. Sonreíamos con alegría. Solamente veía una luz blanca en medio del mar, y se veían olas muy altas alrededor, que se aproximaban al barco, pero no nos tocaban. Vi su altura y como venían, y ya no sentía angustia ni miedo, a pesar de lo que estaba viendo. Eran olas altas, borrascosas, que venían con mucha fuerza. Nosotros solamente observábamos lo que pasaba. Y desperté.
Dos
Relato de Elsa en el arca, pero angustiada por la ausencia de sus hijas
Sueño que estoy en la playa y entro a una estructura de madera, que está anclada. Veo de frete el mar. Todo alrededor está neblinoso. Me siento bien, tranquila. Veo a mucha gente, la mayoría desconocidos. Los veo dentro, son muchos. Veo subir a ( ) solo. Le pregunto por su familia. Él me dice que todos están bien, que los dejó a salvo en África. Sin embargo, lo veo triste y preocupado, recostado a una pared del barco, quiero abrazarlo, pero a la vez siento que su consternación se interpone para ese abrazo.
Siento de pronto que la estructura en la que estoy ya está en medio del mar y el nivel del agua crece cada vez más. Veo a la hermana (una monja) en una mesita, con un libro (la Biblia). Lo está leyendo. Luego no la veo. Solo veo que en la mesa quedaron el libro y sus gafas. Recorro el barco y veo que hay una cantidad de pasillos. El barco tiene varios pisos o niveles. Subo a ellos y voy viendo cada vez menos gente. Me acuerdo de mis hijas, pregunto por ellas a la gente que encuentro a mi paso, se las describo: ¿han visto a unas chicas así? Nadie me da razón de ellas. Cuando llego al último nivel empiezo a sentir desasosiego. Lo que antes no me preocupaba, la ausencia de mis hijas, ahora sí me preocupa y me angustiaba. Empiezo a llamarlas, pero todo es infructuoso. No aparecen. Lloro desconsolada en el sueño. Me despierto y sigo llorando. Sigue la angustia.
Cuando la amiga me cuenta la revelación le pregunto que qué cree ella que le mostraron. Me dice: “el diluvio”. Yo le digo que sí. Que el barco es el arca. Que su angustia de sentir la ausencia de sus hijas era normal por no sentirlas a salvo. Le comento que esa realidad futura yo se la había comentado y en aquellos momentos le manifestaba que estaba preocupado porque no convocaba a sus hijas para hablarles de la realidad del fin de los tiempos y de la manera en la que hay que ponerse a salvo. Le dije que ahora le habían mostrado directamente a ella esa realidad.
Le comenté, además, que ahora mismo estaban excluidas de abordar el arca, pero que todavía había tiempo para que comenzaran a recorrer el camino que las condujera a la salvación.
De otro lado, la llegada del amigo sin su familia significa la pérdida de la misma. ¿Dejar a la familia en el África y decir que estaba a salvo?
Eso es como una manera de disimular una verdad que entristece, pero también de evadirla. África con su realidad socioeconómica significa dolor y tristeza, karma. No puede significar salvación ni bienestar.
La desaparición de la religiosa en el sitio y la de mucha gente, que estaban allí presente, en principio, y luego desaparecen indica el deseo que tienen de estar allí. Pero no hay mérito, no se lo ganaron. No están inscritos en la lista.
Tres
Relato de José
En mi sueño percibo que se estaba acabando el mundo. Todos buscaban a dónde ir, a dónde escapar. Nosotros, y un grupo de personas, subimos a la azotea de un edificio, porque estábamos a la espera de que una nave gigante, inmensa, nos viniera a recoger, y ya en ella venían muchas personas a bordo. Abajo, había mucha gente corriendo, llorando, despavorida, y se caían los edificios. Todo era una catástrofe.
Cuando dice nosotros, él, en ese momento, está con los autores de este artículo.
Crédito de imagen:
Supercurioso.com
Nota de advertencia
Todos nuestros artículos en el que Dios Padre envíe mensajes a la humanidad a través de sus dos testigos, tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar por violarla puede ser muy alto.
Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira.
Y tal como dice Borges, en un pasaje del Aleph, “Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio”.
Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de sus dos ungidos, de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores consideren la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos al ejercicio de la autoridad de Dios y de sus plenipotenciarios aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.
Una persona, por desatender la advertencia y por desatarse en improperios contra nosotros y el mensaje de Dios ya fue castigada.