El 2023 será un año de Dios y del hombre:
El hombre conocerá las maravillas del universo, de la creación, pero también padecerá guerra, hambre y calamidades
Por René Arrieta Pérez y José Vicente Arias Rincón
En nuestra misión divulgativa acerca del fin de los tiempos anunciamos los hechos previstos por la Jerarquía Divina para el devenir de la raza humana. Dios, Todopoderoso Señor, Creador del cielo y de la Tierra, está atento a los seres humanos, a las naciones y sus dirigentes, tomando constante nota de sus decisiones. Sin embargo, en vez de recibir complacencia por el comportamiento de la humanidad, recibe disgustos, porque ve comprometerse cada vez más a los seres humanos con las leyes que gobiernan el cosmos, cuando estos las violan.
Dios anuncia a la humanidad que el año 2023, en su sentido teosófico y cabalístico enmarca su significación. Hemos afirmado en El Primer sello del apocalipsis que la creación de Dios deviene de los números. Por lo que explicaremos el contenido en ese marco numérico, el significado de los dígitos y como priman.
Primeramente, la cifra contiene el número 2 (referido a la dualidad de cielo y tierra). En segundo lugar, la sumatoria del 2 y el 3, que corresponde a 5, es el número de la pentalfa, que representa al Hombre, a Dios, pero como el ser humano es a imagen y semejanza de Dios, el 5 en este caso corresponde a la humanidad. Y finalmente, la sumatoria del inicial 2 y el 5, que es 7 (y en este caso: anuncia la magnificencia, el poder y la determinación de Dios).
Entonces, tenemos que en el año 2023, la humanidad tendrá noticias y pormenores de las maravillas de la creación de Dios (el universo). Habrá mucha información sobre el cosmos, recabada por parte de la ciencia y su tecnología, y la gran conclusión es que detrás de este cosmos vivo, y perfectamente diseñado existe una inteligencia superior (Dios).
Por nuestra parte, entregaremos mucha información, igualmente, de la concepción y la génesis del universo: tanto teosóficamente como en artículos científicos, que se constituirán en nuevas tesis y teorías sobre el universo.
De otro lado, pese a todo, ese flujo de información novedosas y sumamente importante, quedará en un segundo plano, por el soplo de vientos de guerra y la amenaza nuclear constante, y las muchas discrepancias en la relación entre naciones. Entre tanto, los dirigentes de los países que tienen poderío militar-nuclear saben que tienen ventajas sobre otros, pero no pasarán la línea roja establecida.
Así será el año 2023:
-El mundo vivirá una gran hambruna. Unos países la padecerán de manera rigurosa, en otros se sentirá de forma más leve. Sobre todo, el fenómeno se hará más ostensible en África y Latinoamérica.
-La hambruna traerá mayores flujos migratorios que los ya existentes. Esto ejercerá una gran presión en Europa, especialmente en Polonia, Serbia y otros países cercanos. Dicho fenómeno acabará con la normalidad y suscitará desestabilización y explosiones sociales.
-Se vivirá una ola de inestabilidad económica, quiebra de muchas empresas y despidos masivos de trabajadores en una gran cantidad de países. Se verá en escena el aprovechamiento de la situación por parte de unos pocos, quienes se adueñarán de empresas y negocios.
-Surgirá, a la vez, inestabilidad política en distintos países por la vulnerabilidad económica que tendrán que afrontar.
Los gobiernos de todas las naciones invertirán gran parte de sus recursos en compra de armas y en el fortalecimiento de sus ejércitos, con la premisa de que los diálogos no bastan para solucionar diferendos y discrepancias con países vecinos y otras naciones ávidas de recursos e intereses, solamente tendrán claro que lo único que puede disuadir al otro es la capacidad armamentística. Ya Putin sentó un precedente.
De otro lado, en medio de esta nueva política de Estado, los gobiernos buscarán encontrar el momento oportuno para hacerse con el dominio absoluto del poder e implementar el engaño y la explotación en sus pueblos. Los aires de guerra brindarán el sofisma de distracción adecuado para el logro de sus objetivos.
-Entre las grandes potencias como Estados Unidos, China, Pakistán, Indias y otros, se verán escaramuzas. No obstante, serán los países pobres quienes recibirán el impacto, y será donde se mate la gente.
-La inestabilidad geopolítica se extenderá hacia los polos, con tensiones entre los países que tienen injerencias en esas zonas.
-Un 70% de la inversión en industria, desarrollo e innovación será en el ámbito militar, ese es el objetivo de las naciones, y lo que mantenga ocupado a los gobiernos de los países desarrollados. La humanidad toda se distraerá en ese asunto. El cambio climático pasa a un segundo plano, (y luego, en el término de unos dos años), se percatarán de que ya no hay nada que hacer, de que no hay vuelta atrás, que la vida en el planeta se acaba, y las consecuencias desastrosas serán inevitables.
-Todas las naciones se concentrarán en la alta tecnología militar y de precisión, con el objeto de eliminar al otro, al enemigo, de manera selectiva. La amenaza nuclear siempre estará latente, pero nadie se atreverá a usar sus arsenales. Lo nuclear quedará vedado.
-La carrera espacial se estancará. Solo la Luna será el objetivo en los viajes espaciales.
-El universo le mostrará al hombre sus maravillas, como ya lo dijimos al inicio. Aun así, el asombro del hombre va a estar opacado por la guerra. Por lo que todo se sintetizará en una sensación agridulce: dulce por lo fascinante que se muestra de la creación de Dios, y agrio por el ambiente y las consecuencias de las guerras.
-Se romperá la colaboración entre las naciones, y todas estarán en lo suyo, de forma particularizada y mezquina.
-Las Naciones Unidas se convertirán en una entidad, en una organización de burla, en un órgano totalmente inservible y fallido. La ONU debió ser dura y crítica y expulsar a Rusia de su seno. No lo hizo.
-Las religiones serán alcahuetes de la situación. No serán para nada críticas. El papa no será drástico y contundente en sus discursos contra ninguna nación (ni él, ni pastores, ni ministros de otras religiones, doctrinas o sectas señalarán los desmanes y actuaciones de Rusia o China). Estas religiones que debían responder por la toma de conciencia de la sociedad y reflejar la consciencia de Dios serán absolutamente nulas.
Acontecimientos climáticos
-El año se caracterizará por sequía extrema en todo el mundo. En los puntos más lluviosos del planeta como India y países con selvas tropicales húmedas las lluvias mermarán y se notará la diferencia por las bajas precipitaciones en ese tipo de microclimas.
-En muchos países se secarán sus sistemas hídricos y se divisará el lecho de los ríos. Se afectará, en consecuencia, la navegabilidad y habrá desabastecimiento en sus territorios. África será el continente más afectado.
-La sequía será tan extrema que muchos gobiernos se verán abocados a proyectar su abastecimiento con el agua de los mares, que ya se sabe es un tratamiento complejo y costoso.
-En todos los continentes serán constantes y dramáticos los incendios forestales.
-Las erupciones volcánicas y terremotos serán manifestaciones sin mucho protagonismo, pero las habrá.
Aunque esto es lo previsto por Dios, Él tiene absoluta discrecionalidad y puede efectuar algunos cambios en su plan, y dar muchas sorpresas.
Conclusiones
El tiempo va a ser rápido y angustiante. Lo que el hombre haga va a consternar a Dios. A finales de 2023 se esbozará la indignación de Dios, la severidad y el castigo. Se sabrá que lo teosóficamente anunciado se corresponde con la realidad.
En el año 2024 habrá un poco de calma, para que haya reflexión. Pero ese punto de inflexión será en vano, porque el ser humano no hace ese ejercicio, y continuará todo con lo mismo de siempre. Posteriormente, el 2025, será un año nuevamente convulsionado.
Crédito imagen: BBC.
Nota de advertencia
Todos nuestros artículos en el que Dios Padre envíe mensajes a la humanidad a través de sus dos testigos, tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar por violarla puede ser muy alto.
Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira.
Y tal como dice Borges, en un pasaje del Aleph, “Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio”.
Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de sus dos ungidos, de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores consideren la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos al ejercicio de la autoridad de Dios y de sus plenipotenciarios aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.
Una persona, por desatender la advertencia y por desatarse en improperios contra nosotros y el mensaje de Dios ya fue castigada.