El cazador, la liebre y el río
Por René Arrieta Pérez y José Vicente Arias
A mí, a Ramiac (René Arrieta Perez) Dios, mi Padre, me reveló unas escenas en donde me indica que en el cielo hay una relación entre constelaciones que describe fielmente a la humanidad y el fin de los tiempos (especialmente entre Orión, Lepus o La liebre y Eridanus). La primera representa a Dios, el cazador. La segunda representa a la humanidad, la liebre. La tercera representa al río, Eridanus. Unas pinceladas que ilustran exactamente lo que ahora ocurre.
Revelación. Sueño. Estoy rodeado de mucha gente, muy agitada, que mira al cielo. Se me acerca un ángel y señala una constelación, me dice: “esa es la liebre”.
Mi Padre, a través de uno de sus mensajeros me recuerda que focalice el tema y lo tratemos.
En un sueño anterior, mi Padre se me aparece, con su aspecto tal como es ahora –majestuoso, vestido de blanco, con cíngulo rojo y sandalias de oro– se sitúa a mi izquierda, y profiere estas palabras: “De mí se dicen cuentos, historias y leyendas, mira quién soy yo”. En el acto se transfigura en partitura, el pentagrama se eleva, suena una sinfonía que representa su creación –Carmina Burana, O fortuna–. Se plasma en el cielo. Veo la constelación de Orión. Exclamo: ¡Padre! Me levanto y me digo: ‘mi Padre quiere que cuente la historia y precise detalles’.
Relacionamos estos dos sueños para que así los lectores entiendan los propósitos de Dios y los mensajes que existen en su escritura celestial.
La temática se trata en el Segundo sello del apocalipsis: crónica del Infierno y otras noticias de los inframundo. Asimismo, en el Tercer sello del apocalipsis: cosmos, y en el Séptimo sello: fin de los tiempos, sellos en los que el asunto se explica ampliamente. Bien, entregamos un fragmento sobre Orión, la Liebre y el río.
En distintos artículos relatamos aspectos, mensajes, consideraciones de Orión en el proceso de los hombres. Ahora nos centraremos en la relación de Orión y la constelación de la Liebre, en latín Lepus. Orión es Dios, representado como el cazador. Lo que busca es la concreción de su plan: el multiverso. Orión está acompañado por sus perros de caza: Canis Maior y Canis Minor. Canis Maior persigue a la liebre, quiere atraparla (y el sentido que entraña es preservación, los avisos que anunciamos sobre el fin de los tiempos que, entre otras cosas, tienen el propósito de avisar, despertar, y en últimas, de preservar, rescatar a la humanidad). Dios requiere que el ser humano le preste atención al tema para concederle su salvación, lo que es parte de su plan. La estrella más brillante de Canis Maior es Sirio*. Sirio es la estrella de Belén. El perro del cazador es igualmente la mascota del hijo del Cazador (Jesús de Nazaret). El modelo de vida de Jesús y su mensaje son preservación.
La liebre corre hacia el río (la constelación de Eridanus), el río representa el fluir del tiempo en el que se circunscribe el hombre, en este caso y en este contexto, hacia los inframundos. Recuérdese que Caronte transporta por el río a las almas. El hecho de que la humanidad esté simbolizada en la liebre quiere decir que esta es escurridiza. La liebre huye, se escapa, se mete en su guarida, vuelve y sale, se esconde y vuelve a salir.
Eridanus o Erídano, el río, serpentea entre Lepus (La liebre) y la constelación Fornax (el horno). Esto es muy representativo y posee una alta connotación visual. Si la liebre cae en el río, el río la lleva al horno. El río también es tiempo, transcurrir rápido, espacio inmenso, y, en efecto, Eridanus es una de las constelaciones más grandes del universo. ¿Qué representa ese horno en particular, lo adivinas? Sí, al fuego del Infierno. En efecto, en la mitología griega este es el río de los inframundos.
Dios es el cazador y es el dueño del coto en el que caza, el terreno en el que se mueve la liebre. Su objetivo es tomarla y ponerla a salvo, pero ella es muy esquiva.
Eso exactamente es lo que pasa en la relación entre Dios y la humanidad. Es lo que está representado en el libro de las constelaciones. Son el dibujo de lo que es y pasará. Después del fin de los tiempos será memoria de lo que pasó. En el cielo se cuenta la historia (he ahí el pasado, el presente y el futuro).
De otro lado, aquí documentamos que Buda ilustró la fascinación de la humanidad con lo material en una parábola titulada La casa incendiada. Allí, en el relato, un grupo de niños permanecen en el interior de una casa en llamas y un señor (el Padre, Dios) desde afuera los llama, pero ellos se mantienen embelesados con unos juguetes, con el riesgo de perecer en un trágico suceso. Finalmente los saca.
En esta historia, la del fin de los tiempos, saldrán de la casa incendiada (del mundo) pocos; pero, por lo menos, saldrá la semilla.
A nosotros se nos devela todo para que lo revelemos.
Ahora presentamos otro relato, el siguiente, que ilustra igualmente la condición de liebre de seres muy cercanos. Recordamos que la embriaguez de Noé es el dolor. Nosotros amamos profundamente a la humanidad y será un golpe doloroso, y muy doloroso, porque inclusive familia y gente muy amadas por nuestras personas encajan en las características de la liebre y caerán al río.
Mi hermano Era (José Vicente) narra esta revelación:
Voy a una función de cine, a una premier. Una mujer de mi familia me acompaña. Vamos vestidos de gala. Ella con vestido azul eléctrico, y yo con esmoquin blanco. Llegamos al teatro (el escenario de simulación es el antiguo Teatro Cartagena). En las puertas del teatro hay un cambio repentino en mi vestido. El pantalón ahora es negro, la camisa sigue siendo blanca, solo cambia el color del pantalón, pero se mantiene igualmente la elegancia. Empezamos a caminar por el corredor que conduce a una escalera ancha que termina en una explanada, y de frente un muro, y hay una bifurcación en la que se divide el patio de butacas, a derecha e izquierda. Cuando justamente estamos en esa bifurcación, ella se separa de mí, sin decir nada, toma la decisión de caminar y sentarse en el lado derecho. Yo me quedo en el sitio, parado, molesto, y así permanezco. Allí despierto. Pronuncio estas palabras: ‘ay de aquel que esté cerca de nosotros, ya sea de forma presencial, a través de la lectura de los libros, artículos, por teléfono o por redes sociales y no decida estar a nuestro lado’.
Explicación de la revelación
Ella, la acompañante, decide sentarse en el lado derecho, porque cree tener razón en sus pareceres y decisiones. Es una supuesta correcta razón. Él se queda parado en el sitio donde empieza la bifurcación. Ella lo deja a su izquierda, en donde representativamente lo ubica, cree que no tiene la razón y que su pensamiento y actuaciones son equivocados, al no circunscribirse en los esquemas que configura la religión, que marcan a las personas, hasta el punto de convertirlos en dogmáticos. Entonces, para la acompañante, el lado izquierdo es el que le corresponde a José Vicente, puesto que arquetípicamente es el del mal.
Aclaramos. Lo que Dios nos encomienda develar y divulgar no corresponde a esquemas religiosos.
En el sueño, la representación de la camisa y la chaqueta blancas significan pureza y vínculo con Dios. El color negro del pantalón representa a la humanidad. Las piernas simbolizan el andar que ensucia el pantalón, el caminar contaminado. Era (José Vicente), hijo de Dios superviviente en esta civilización, es representación de la humanidad, denota eso.
De cierto, estos mensajes de los sellos, en muchos sentidos, están absolutamente fuera del marco de las religiones, sus dogmas y concepciones. Así también, muchos fieles religiosos consideran equivocado y negativo el mensaje del fin de los tiempos que nos corresponde elucidar y divulgar. ¡Cuidado!, en ese asunto hay una trampa, de carácter mortal. Y bien, pueden seguir esperando a Jesús tal y como era cuando lo sacrificaron, y que baje de una nube para salvar a todos (como de manera ingenua e infantil se interpreta de la Biblia) o seguir la guía que presentamos. Además, en esa espera el aluvión apocalíptico puede que arrastre a todos. Sabemos que la sociedad está confusa, y los mentirosos, farsantes y gurús contemporáneos, en fin, charlatanes que hablan en nombre de Dios la han engañado tanto, que esta ya no cree, ni siquiera la verdad, lo cual se alegoriza en la fábula de Esopo (El pastor mentiroso) El pastorcito mentiroso, en donde finalmente la sociedad por no creer esta vez, a la fuente fidedigna, no hace caso, y, ¡saz!, el lobo se come a las ovejas.
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*Le dedicamos un artículo a Sirio, donde revelamos que fue la Estrella de Belén y el proceso por el cual iba a brillar pronto demasiado. En cualquier momento se apreciará ese cambio, pues se percibirá cuando la nueva luz intensa haya recorrido los años luz de distancia a los que está de nuestro planeta y así se pueda ver en la Tierra. Dios, de igual manera y desde su discrecionalidad, ha mantenido ese fenómeno oculto a través de nebulosidades y aplicará en cuanto lo determine.
Nota de advertencia
Todos nuestros artículos en el que Dios Padre envíe mensajes a la humanidad a través de sus dos testigos, tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar por violarla puede ser muy alto.
Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira.
Y tal como dice Borges, en un pasaje del Aleph, “Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio”.
Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de sus dos ungidos, de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores consideren la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos al ejercicio de la autoridad de Dios y de sus plenipotenciarios aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.
Una persona, por desatender la advertencia y por desatarse en improperios contra nosotros y el mensaje de Dios ya fue castigada.
Imagen: constelaciones del universo. Youtube.
Crédito de edición de imagen: José David Arias.