Estamos a 19 años del Juicio Final: Viernes Santos del año 2043, hora cero


Estamos a 19 años del Juicio Final:

Viernes Santos del año 2043, hora cero

 

Por René Arrieta Pérez y José Vicente Arias.

A partir de este Viernes Santos de 2024, quedan exactamente 19 años para la celebración del Juicio Final, que tendrá lugar el Viernes Santos del año 2043, en audiencia especial en donde los dos testigos del apocalipsis, ante el juez designado por Dios, Jesús de Nazaret, quien ahora es un niño, presentarán un alegato de acusación en contra de la humanidad por su involución, sus pecados, su anarquía, su absoluta decadencia y por sus crímenes perpetrados, lesivos para su propio género, la naturaleza y el planeta, joya de la creación de Dios.

Jesús, en su primera venida, dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14:6). Quienes desde ese entonces hasta ese preciso momento hayan seguido fielmente sus postulados que les confiere dignidad absoluta para ser aceptados en el reino de Dios serán absueltos y disfrutarán del esplendor y de la vida eterna; pero quienes no, serán condenados y padecerán los rigores de los acontecimientos apocalípticos, en la gran tribulación, y luego, después de muertos, el crujir de dientes en las mazmorras del Infierno.

Los absueltos en ese Juicio, después del año 2043, entrarán a una flota de naves del planeta Venus, que será llamada el arca (fenómeno que en las escrituras se conoce como rapto o arrebatamiento) y son quienes quedarán indemnes de la gran tribulación y de la hecatombe final, que sucederá en un lapso de diez años, hasta 2052. Fin de la raza en la Tierra.

Las puertas del Reino de Dios aún están abiertas. Deben ganarse con corazón puro, respeto a la ley de Dios, con entrega al Creador y abrigo en Él. No tiene nada que ver con credos ni asistencia a cultos religiosos. Eso no tiene valor para Dios. Las religiones y sus dirigentes defraudaron a Dios. No cumplieron su papel de elevar a la humanidad a la espiritualidad y a la luz. Los templos de piedra no tienen valor para la divinidad. El templo de Dios es el cuerpo de cada hombre, de cada mujer, y debe estar puro y sin mancha. Esa condición será examinada por el Creador. Quien sabrá si cada uno de esos templos que Él hizo erigir en la tierra están puros o no.

Ciertamente la sociedad, esta civilización, debiera mirar el contexto de las circunstancias y el tiempo, para que vea que los signos del fin están manifestándose, no querer hacerlo y justificar lo que pasa con la frase de que el hombre siempre ha sido así, es normal, porque siempre ha ocurrido, es craso error. Los signos seguirán intensificándose, lo que indicará que esta humanidad está cerca de su extinción. 

Cada uno de nuestros artículos o tomo de los tratados (los siete sellos del apocalipsis) que vayamos publicando tienen como misión entregar el Plan de Dios sobre el fin de los tiempos a la humanidad, y estarán siempre allí para tu conocimiento. Será discrecionalidad de los lectores tenerlos por guía o desecharlos.

Paz y amor en vuestros corazones.

Crédito imagen: El Juicio Final. Hans Memling

 

Nota de advertencia

Todos nuestros artículos en el que Dios Padre envíe mensajes a la humanidad a través de sus dos testigos, tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar por violarla puede ser muy alto.

Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira.

Y tal como dice Borges, en un pasaje del Aleph, “Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio”.

Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de sus dos ungidos, de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores consideren la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos al ejercicio de la autoridad de Dios y de sus plenipotenciarios aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.

Una persona, por desatender la advertencia y por desatarse en improperios contra nosotros y el mensaje de Dios ya fue castigada.

 


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR