Por René Arrieta Pérez – José Vicente Arias Rincón
Jesús de Nazaret vivió hace más de 2000 años, en Israel, un país que era en su momento centro de civilización y cultura espiritual, y desde esa región cumplió su misión redentora y difusora de un mensaje de amor y de paz para toda la humanidad. Hoy, el hijo de Dios, disfruta de ese indiscutible rango, que él mismo anunció y que para la gran mayoría de la sociedad de la época, y, sobre todo, para la jerarquía religiosa del momento, esa condición que anunciaba: “ser hijo de Dios” constituía blasfemia. Por supuesto, él estaba despierto al mundo espiritual y sabía cuál era su esencia, a diferencia de toda la humanidad que estaba dormida, ciega y en profundas tinieblas.
Justamente, esa condición de saber quién es uno en realidad, es la que todo hombre desea conocer, y por lo cual la filosofía postula esos tres grandes interrogantes: quién soy, de dónde vengo y para dónde voy. En realidad, el ser humano sigue dando tumbos sin saber la respuesta a esos planteamientos, y no lo logra porque precisamente no consigue despertar a la realidad espiritual que es la verdadera realidad, y lo que hace que los orientales afirmen que esta supuesta realidad material del mundo en la que vive inmerso el ser es maya (ilusión), porque la verdadera realidad es la del espíritu.
La Navidad, celebra el nacimiento de Jesús, y esa, como su pasión y muerte, es otro de los acontecimientos suyos que la humanidad, y especialmente el cristianismo celebra. Nosotros, queremos para esta fecha de Navidad revelar algunos signos del cielo concernientes a Jesús.
Los misterios de Jesús como signos en el cielo
El cielo, esa cúpula de estrellas que vemos en la noche y que también llamamos bóveda celeste, es la creación de Dios, la cual tiene formas y significados, lo que hace que sea un libro abierto y lleno de luces a la vista de todos. Pero, ¿pueden todos leerlo e interpretarlo? Y la respuesta es no. Sencillamente no pueden porque los seres humanos están dormidos al mundo espiritual. Si estuvieran despiertos tuvieran el privilegio de leerlo. Ni siquiera lo leen los astrónomos, especialistas en la disciplina del conocimiento que concierne al estudio del cosmos, quienes hacen una lectura más literal y relativa a lo físico. Antiguamente quienes se encargaban del estudio del cielo y de sus astros eran los astrólogos, quienes sí auscultaban aspectos secretos de dicho sistema. La astrología actualmente indaga sobre ese conocimiento, no obstante, lo hace de la forma más superficial y con interés en cosas baladíes y banales.
Bien, como afirmamos, existen signos concernientes a Jesús cifrados en el cielo, en sus constelaciones, que permanecen ocultos aún al hombre corriente.
En nuestro artículo anterior, que trataba de la estrella de Belén, que anunció su nacimiento a los reyes magos, decimos que esa estrella es Sirio, que está en la constelación de Canis Major, el perro que acompaña a Orión, el cazador (Dios), y que esta estrella es la mascota del hijo de Dios.
Ahora develamos que la estrella que representa a Jesús es Antares, el astro más brillante de la constelación de Escorpión, constelación que representa a su padre terrenal (José), quien lo abriga, y es su hermano mayor celestial. Igualmente Jesús, en la representación del cielo, también está abrigado por sus otros hermanos celestiales, hijos de Dios, quienes están representados por constelaciones. Los otros hermanos de Jesús, están representados, así:
Sagitario (Rama), Géminis (Krisna), Libra (Buda), Tauro (Ramiac), Leo (Mahoma). Ya dijimos que Escorpión, representación de Era –José, padre de Jesús, su hermano mayor—es la que lo abriga.
De la misma forma, a Jesús se le asocia con la constelación de Piscis, que marca su misión y su doctrina en la tierra, el inicio de la era cristiana. Sagitario, representa nuevamente la presencia de Jesús en la tierra y el comienzo del fin de los tiempos (el apocalipsis).
Antares es la representación de Jesús Celestial, sin embargo, existe una constelación que representa al Jesús encarnado, hecho hombre, y esa constelación es Sagitario (el centauro con un arco que apunta con su flecha a Antares). Es decir, el Jesús hecho hombre señala al Jesús Dios y su gloria en el cielo.
La segunda venida de Jesús y el calendario apocalíptico
Quienes conocen la Biblia y los evangelios de los apóstoles saben que Jesús anunciaba la resurrección de los muertos en el fin de los tiempos. Estos conocedores de la Escritura, pueden, igualmente, hacer un cotejo con este artículo y armar el rompecabezas y verán que los datos cuadran en su aspecto lógico en lo que respecta a lo que nos vamos a referir ahora.
Empecemos por la resurrección de los muertos. Esta resurrección no es más que el ciclo de vidas o reencarnaciones de los hombres de su época y la preservación de su esencia espiritual hasta los momentos del fin de los tiempos. La resurrección no es la interpretación literal y ramplona de ver salir a los muertos de sus tumbas para asumir la vida eterna. Simple y llanamente es la continuidad de vidas vividas correctamente y en principios sin degeneración ni la caída en el abismo de la maldad, para poder preservarse hasta el día de hoy, y quienes así lo hayan hecho verán cumplida la promesa, las palabras de Jesús de que tendrían vida eterna; porque los que se degeneraron y vivieron en maldad, por el contrario vivirán su castigo en los infiernos. Por eso, la doctrina oriental de la reencarnación es de sabiduría y tiene todos los elementos de la lógica. Cada ser o esencia tiene varias vidas para su evolución y ascenso espiritual. El fin de los tiempos no es más que el fin de ese ciclo estipulado. Es como cursar estudios hasta llegar al último año en el que se recibe el grado universitario.
La segunda venida de Jesús fue anunciada por él mismo, porque es él el calendario apocalíptico o del fin de los tiempos.
Jesús ya está aquí entre nosotros como niño, y con su edad va marcando la cuenta regresiva, que debe concluir cuando cumpla 33 años, los mismos años que tenía cuando lo sacrificaron. Ese día, es el Viernes Santos del año 2042, que señala la fecha exacta del Juicio Final.
Jesús sale a escena en 7 años, y todo el mundo sabrá de un joven haciendo milagros, curando a los enfermos, pregonando su mensaje de amor entre las víctimas de la injusticia humana y las sociedades inequitativas y a los corruptos que se roban los recursos de todos y dejan a los países en la profunda pobreza.
Jesús vivió en lo que ahora es Israel, que ya dijimos, que era el centro de civilización de la cultura espiritual del mundo. Ahora vive en Colombia, el centro del mundo desde donde se divulgará toda la información del apocalipsis y del fin de los tiempos. Colombia es el último de los 7 centros geográficos que dispuso Dios para que fueran focos de cultura espiritual. No es gratuita la posición geográfica de Colombia. Para Dios no hay gratuidad. En un próximo artículo develaremos cuales fueron esos siete centros. Ellos son los países en donde nacieron sus siete hijos y cumplieron sus respectivas misiones.
Imágenes tomadas de la web:
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