La preservación del ser o su destrucción, he ahí la cuestión


La preservación del ser o su destrucción, he ahí la cuestión

Por René Arrieta Pérez y José Vicente Arias

 

Lo que cohesiona el ser y lo preserva después de la muerte. Lo que lo diluye y lo desaparece después de la muerte

Cuando la humanidad fue creada fue advertida igualmente de qué era lo bueno y qué era lo malo, y se le prohibió hacer esto último. No acató el mandato y ahora vive las consecuencias de sus actos.

El ser es el hombre mismo. Es la forma humana integrada de energía pura. Es el espíritu, que en esta dimensión terrena se viste de carne, se encarna en seres tal como nos conocemos, y adquiere una condición dual. Sin embargo, lo original, verdadero y primigenio es la energía espiritual que está en el cuerpo.

Existen una serie de acciones, actitudes y formas de ser que mantienen cohesionada esa energía que nos conforma. Y existen también acciones, actitudes y formas de ser que nos diluyen, nos acaban y desaparecen el ser. Son dos dinámicas, dos fuerzas que giran. La primera, se mueve hacia adentro, de manera centrípeta y cohesiona la estructura energética del ser. La segunda, se mueve hacia afuera, de manera centrífuga y dispersa, y diluye y desintegra la energía que conforma el ser.

Dinámica que cohesiona y preserva el ser:

La dinámica que cohesiona el ser consiste en la observación de una serie de valores y dignidades que permiten que la energía que conforma la estructura espiritual se fortalezca cada vez más y así la mantienen consolidada. Esos elementos de cohesión son: el amor, el equilibrio, la sabiduría, la inteligencia, la razón, la verdad, la justicia, la bondad. Son todos los principios morales y las virtudes del hombre.

Los seres producto de esta cosecha son virtuosos, luminosos, espirituales. Se integran de una manera armónica al paisaje, al universo mismo, y desde luego, ayudan a fortalecerlos más. Estas personas saben que no tiene deuda con la justicia divina y cuando mueren suben inmediatamente  a los tribunales, reciben su paz y salvo y van al Paraíso o al cielo, como lo quieran ustedes llamar, y continúan haciendo parte del pueblo de Dios.

Dinámica que diluye y acaba el ser:

Contrariamente, la dinámica que hace que la estructura del ser o la energía espiritual se disipe y se destruya es la que conjuga los siguientes elementos: las pasiones, el libertinaje, el materialismo, los vicios, los defectos, los errores y todas las formas como se concibe la maldad, etc.

A diferencia de la cosecha de la primera dinámica, los de esta segunda son seres materialistas (muchos de ellos, ateos, lo cual no necesariamente indica que sean malas personas, pero esa condición les pasa factura), libertinos, viciosos, dañinos para el entorno, la naturaleza y el universo. Y en efecto, cuando este tipo de personas mueren son juzgados por sus acciones, condenados y enviados a las penitenciarías del Infierno. Los más inocuos, como no tienen la implacable justicia divina sobre sí, que los requiera por los severos castigos que hubiesen podido ganarse, y  tampoco estos se interesan en subir a los tribunales y ponerse a disposición de la justicia para recibir los pertinentes castigos por su persistencia involutiva, lo que se traduciría en asignación de karma o tareas que definitivamente los ayudasen a evolucionar y a liberarse de la desintegración posterior, se quedan penando y son los llamados fantasmas, que terminan convertidos en seres de los inframundos.

Tenemos entonces, de acuerdo a estas dos dinámicas, a personas que se sitúan en sitios opuestos, y algunos quedan en posiciones medianeras, pero que igualmente no tienen la evolución que la razón y la inteligencia del universo requieren de ellas, por lo que no califican para la preservación en la ecología cósmica. Acordaos que el cosmos es de una perfección absoluta y sus mediciones y matemáticas son altamente precisas. Pasmosamente precisas, y en ese sentido no hay cabida para imperfecciones ni escoria.

En la filosofía de Plotino, la emanación produce al mundo, así de la misma manera el alma humana, esta emanación corre al debilitamiento, por lo que el ser humano debe ser cuidadoso en que no se le disipe el ser. Dios espera de esta emanación el retorno a su Uno (universo), y para esta nueva incorporación a lo Uno es indispensable la cohesión, la potenciación del ser, su preservación.

El Nous en filosofía es consciencia, inteligencia, altura del ser, punto intermedio entre Dios y los hombres. Si el hombre se aleja de este punto corre a desintegrarse y será luz degradada. Entonces, el alma estará alejada de su fuente, cuando su propósito es volver, – ese debería ser–.

Los seres que se han preservado vivirán. Los que se han diluido desaparecerán

Desde que la humanidad fue expulsada del Paraíso, estas dos dinámicas han estado vigentes y han producido sus resultados con la ley de causa y efecto y con la ley de karma y darma; empero, ya el ciclo se acaba, estaba determinado por un periodo de eras. No podía ser eterno. Este periodo del fin de los tiempos acaba con ese ciclo de evolución o involución de la humanidad.

Las personas que han cometido errores en vidas pasadas lo han pagado con karma y su ser sigue cohesionado. Otras personas pasaron los límites de la maldad y diluyeron su ser y las leyes divinas dictaminaron que fueran bajadas a las mazmorras del Infierno para que pagaran por sus atrocidades, en un proceso que sienten eterno, y luego fueran destruidas, desintegrados como seres. Algunos seres aún siguen pagando sus faltas en ese abismo de fuego purificador.

Asimismo, ahora estamos en el periodo final de la humanidad y toda persona aunque esté preservada,  por el hecho de estar dormida,  desconectada de la realidad y la luz del mundo espiritual puede cometer errores y así diluir su ser y abismarse. La idea es preservar el ser (el alma) para siempre y eso solo lo permite una vida que se rija por valores y principios. Quienes actúen en este sentido se preservarán y vivirán por siempre.

Por todo lo que hemos expuesto, usted puede deducir que las personas malas, envidiosas, corruptas, criminales, engañadoras, estafadoras, torticeras, viciosas, no evolucionaron; diluyeron su ser y no vivirán para la eternidad, y en efecto, están condenadas.

Nuestra verdad no obedece a dogmas ni credos religiosos. La única razón es que nos fue encomendada la misión de decirlo a la humanidad para sacudirla del sueño profundo que vive y así pueda despertar, y en cuanto esté despierta y receptiva, las personas puedan por sí mismas percibir estos mensajes de los seres espirituales a través de experiencias en sueño, por la intuición, y obtengan la capacidad de poder captar estas verdades. Hacerlo o no hacerlo, despertar o no, es lo que hace la diferencia en la humanidad de seguir siendo o desaparecer del todo.

En otros artículos de este blog puedes saber por qué decimos muchas cosas ocultas con propiedad, quiénes somos y sobre la misión que se nos ha encomendado.

La vida anestesiada, salir de ella

La humanidad está anestesiada. Ya no le conmueve al ser ninguna información que venga de lo alto, de parte de Dios. No le interesa. Aunque una voz profética anuncie lo que está pasando y aclare la verdad sobre estos tiempos, lo diga reiteradamente y se esté cumpliendo lo que esta afirma, la humanidad no se pellizca, no se despabila, no se conmueve, no. No lo hace.

La humanidad está así por ella misma, porque ha transgredido la razón, ha pasado los límites, ha renunciado a la luz que la guía. Está enferma, deteriorada. Se ha desgastado. Y en ese trance se ha dormido profundamente. Se encuentra en estado de cuidados intensivos.

Dios no le va a poner fácil las cosas a una humanidad anestesiada y dormida, por eso las tragedias en cadena con muerte no son viables en su plan (algo así como treinta terremotos en un mismo día en distintas partes del mundo, con saldo de millones de muertos). Eso ya sería una medida extrema, una terapia de choque para que la gente despierte sin dubitar. Y, en efecto, lo haría ante tamaña sacudida. Dios prefiere que se ejecute su plan a cuentagotas, para que todos analicen, piensen, lleguen a la conclusión de que no es normal lo que pasa, para que vean que esa anormalidad se incrementa cada día más. Así, seguramente, los más espirituales sí que sacarán esa conclusión, y se abrigarán en Él y pedirán su preservación y se pondrán en esa tarea. Empezarán a vivir con absoluta convicción de hacer lo correcto dentro de los más estrictos principios. Los otros no lo harán; por lo tanto, no se preservarán. He ahí la criba.

Despertar es tomar consciencia, entender la razón y la verdad de la vida, apartarse de la bruma y lo engañoso que conduce al sueño profundo, no sucumbir al materialismo, ser receptivo a la voz y a la luz de Dios, de sus ángeles y maestros. Es renunciar a la maldad y al vicio. Despertar es evolucionar y ascender a las alturas e integrarse a la perfección del universo del Señor.

En torno al “ser o no ser” de Shakespeare

En el “Ser o no ser” de Shakespeare (To be or not to be) (Hamlet, acto tercero, escena primera), que es asomarse a las profundidades del alma, aunque es una referencia al hombre y su mundo social e íntimo, allí están muchas de las claves que efectivamente dilucidan la cuestión: el dilema, la vida, la tragedia, la fortuna, la angustia, la prueba, lo absurdo, la razón, la valentía o cobardía, el estar despierto y el estar dormido, la vida y la muerte, el misterio, la espera, lo desconocido, el juicio, el estar e irse y el volver o el no estar nunca más. Todos estos asuntos son el ser mismo en medio de su abismo. Todo esto es el material, el hilo que urde la vida del hombre en el exilio. Esta vida, claro, la de la quinta raza, no la del Paraíso. Todo, tal como el mismo Shakespeare lo dijo, es la vida apocalíptica: porque “la vida está hecha del mismo material con que se tejen los sueños”. Y el ser humano está enredado en esa madeja. Y morir es dormir, y tal vez soñar. ¡Despertad, despertad!

Del asunto shakespeariano queremos resaltar la disyuntiva a la que se enfrenta el ser humano en este periodo del fin de los tiempos, y que no enfrenta desde ahora, sino desde que es, y especialmente desde la expulsión del Paraíso. Simplemente lo podemos reducir así: a tus acciones desde ese momento en cada una de tus vidas pasadas y la presente, en el que si estas han sido buenas o malas, y, en consecuencia, eso te han preservado para la salvación o te han abismado.

En tiempos pasados, ya Abraham, Moisés, Mitra, Krisna, Rama, Buda, Jesús, Mahoma han sido modelos y han tenido la verdad consigo y la han entregado a la humanidad para que se mantenga en la luz, y desde esos tiempos hasta ahora la verdad te fue dada y la has desechado. Lo cual no es un buen síntoma. El ser humano sigue siendo engañador, malo, envidioso y tiene todos los defectos que se quieran agregar. Sin embargo, estamos en un momento final, en el que debe atenderse a la razón, a la reflexión y volver al camino de verdad que es lo único que dará salvación y evitará el hundimiento en el abismo tenebroso. El tiempo mismo de Dios ofrece facilidades para eso. No aceptarlo es no quererlo.  Es decidirse por el demonio y no por Dios y la vida eterna que Él ofrece, por ser o no ser. En síntesis, se plantea como decisión tuya en medio de tu libre albedrío. Es solo tuya la elección de cualquiera de las dos opciones, de nadie más.

 

La vida en la obra de Calderón de la Barca

En la famosa frase de la obra de Calderón de la Barca, La vida es sueño: “La vida es sueño y los sueños son” se condensa la verdad de una vida que vive en los cimientos de la muerte, del sueño, del engaño. En efecto, como lo señala la obra, esa es la vida del hombre: <<frenesí, ilusión, sombra, ficción, bien pequeño, sueño, y los sueños, sueños son>>. Mejor no lo pudo expresar Pedro Calderón de la Barca.

La forma original y verdadera de la realidad es la espiritual, que descarta, en efecto, toda apariencia. La forma transitoria de la vida del ser es la que está plasmada en cuerpo físico; no obstante, es dual: cuerpo y espíritu. El ser humano desdeña esa última forma, y sucumbe ante el imperio de la materia, su mundo y los placeres que ofrece. Está bien que se disfrute lo material, pero en equilibrio y dentro de ciertos límites, entre ellos, los éticos. Pero no, el hombre vive en exceso, con desenfreno, locura y frenesí, hasta el punto de volverse esclavo de su catálogo de vicios.

Vivir la vida en sueño, estar dormidos, no es lo más efectivo. ¡Hay que despertar, señores y señoras!, para poder vivir, para ser.

Toma estas palabras y tócate tus propias llagas, y dispón que tu cuerpo, tu alma, reciban la luz sanadora. Lo cual es preferible a perecer, a dejar de ser.

 

Nota de advertencia

Todos nuestros artículos en el que Dios Padre envíe mensajes a la humanidad a través de sus dos testigos, tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar por violarla puede ser muy alto.

Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira.

Y tal como dice Borges, en un pasaje del Aleph,  “Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio”.

 Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de sus dos ungidos, de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores consideren la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos al ejercicio de la autoridad de Dios y de sus plenipotenciarios aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.

Una persona, por desatender la advertencia y por desatarse en improperios contra nosotros y el mensaje de Dios ya fue castigada.

Crédito de imagen: Youtube-Monitor fantasma.


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