Los minerales, una riqueza del planeta y de Dios: explotada y saqueada por los hombres
Los minerales, una riqueza del planeta y de Dios: explotada y saqueada por los hombres
Por René Arrieta Pérez
Metales y minerales, génesis del universo
Es tan fascinante e infinita la potencia que reside en minerales y metales. El hombre aún la ignora. Un espíritu de fuerza y deseo desmesurados, pero paciente, concibió a Dios.
La génesis de Dios es el oro, el más puro y noble oro del universo. Ese fue el metal en el que trasmutó su energía en su gestación en el Huevo Cósmico por más de tres mil millones de años, que eclosiona con el Big Bang y produce a un ser superior, de la más alta frecuencia en el cosmos, constituido por un sagrado orden de virtudes, lo que los sabios antiguos llamaron las Dignitas Deis (Dignidades de Dios). Los alquimistas intuyeron un misterio oculto, y buscaban convertir en oro el plomo, pero nunca entendieron que la verdadera alquimia era cambiarse a sí mismos y acercarse, por ende, a la más fiel imagen de Dios. Lo que en efecto confiere privilegios y poderes, conocimiento y sabiduría sostenidos por una primordial humildad.
El universo nuestro, que devino de la Creación de Dios Padre tiene como génesis el oro. Y los otros 6 universos que faltan para conformar el multiverso tendrán como génesis otros metales y minerales (piedras preciosas) que vibrarán en la más alta frecuencia. Ellos son: platino, diamante, rubí, topacio, zafiro y hierro. Un devenir de miles de millones de años. Esos dioses y diosas no han nacido, y yo, Ramiac, hijo de Dios, (asignado por mi Padre para difundir la información del fin de los tiempos) ya los he visualizado, y me permito develarlo.
La Tierra, emporio de riqueza mineral
Nuestro planeta Tierra es una esfera constituida por materia sólida y líquida. La geosfera, dividida en la corteza (continental y oceánica), el manto (capa grande, compuesta por rocas semifundidas, el magma) y el núcleo, el externo líquido, y el interno, sólido. Y los subsistemas, que incluye la hidrósfera (70% del planeta: agua de océanos, ríos y hielo), atmósfera (la capa de aire conformada por oxígeno, nitrógeno y otros elementos), y la biosfera (conjuntos de seres vivos que la habitan).
Realizo esta elemental descripción solo para anotar que el planeta es una unidad orgánica con todos sus componentes, y que, sin lugar a duda, todos, absolutamente todos, en variedad y proporciones están sopesados en una cuantificación exacta, justa e indispensable para su perfecto funcionamiento. Y de eso es que trata este artículo. No obstante, nos limitamos al reino mineral, porque eso esencialmente fue lo que me solicitó Dios. Y sus motivos e intenciones ya los verán.
Todo en la creación de Dios tiene medidas y proporciones precisas, sin que falte ni sobre, y cada uno de los elementos que forman estructuras o macroestructuras tienen una función única en el sistema. Esas macroestructuras que llamamos galaxias, a su vez, están integradas por diversos sistemas, y los sistemas dentro de su galaxia y las galaxias en el universo se mueven en el espacio con precisión asombrosamente matemática sin comprometer la integridad de sus estructuras, y cuando efectivamente colisionan o son absorbidas por agujeros negros es indefectiblemente necesario, y todo está milimétricamente calculado con propósito dentro de los planes cósmicos de la Creación de Dios. Dios Padre Todopoderoso y Creador estatuyó leyes que regulan interacciones y movimientos que gobiernan y preservan su creación.
Los filósofos de la naturaleza distinguieron los 4 elementos (tierra, aire, agua y fuego), y de ellos están compuestas las estructuras cósmicas. En ese sentido –tierra es sólido, metal–. Cada estructura tiene un elemental (espíritu, ser vivo que la rige con inteligencia y sabiduría). Desde la más pequeña de las estructuras hasta la más inmensa tiene su elemental, un espíritu pleno de conciencia y en conexión estrecha con Dios, Amo y Señor de toda su Creación. Los seres humanos tenemos un espíritu que rige nuestro cuerpo y ser. Ya no es un elemental, dado que Dios nos creó a su imagen y semejanza, situación que la humanidad ha desdeñado. Ese desdén, desobediencia y violación de las leyes que Dios estableció, derivó en la pérdida de conciencia y desconexión con nuestro Creador.
La conexión del ser humano con Dios establecía relación entre dos dimensiones absolutas: entre el mundo físico y el mundo espiritual. En esa vinculación se manifiesta la presencia de Dios en todas partes. El mundo físico obedece a lo tangible y en gran medida observable. El mundo espiritual no es física observable, allí se instala lo cuántico. Digamos que es energía en una frecuencia no dable a la observación humana. Sin embargo, Dios ha permitido que la humanidad conozca aspectos importantes de esa dimensión. Él ha asignado a científicos e investigadores para que irriguen conocimiento, lo que ha permitido un cierto dominio y avance de la ciencia, y el hombre desde hace siglos ha venido desentrañando esos misterios con la sistematización del conocimiento en todos los ámbitos y disciplinas (física, química, matemáticas, biología, medicina, geología, cosmofísica, las actuales ingenierías de aplicación en todos los campos del saber).
El acceso al conocimiento ha sido regulado por Dios y sus leyes. El espíritu de querer conocer y saber induce al hombre a indagar, experimentar y descubrir (curiosidad). Esa condición, la explica asimismo la sabiduría del dicho: “quien busca encuentra”. Hay otra ley que se contrapone a ese principio, y Heráclito lo supo distinguir cuando dijo que ‘a la naturaleza le gusta ocultarse’. Eso lo pudo apreciar la ciencia moderna con el experimento de la ranura o doble rendija. La naturaleza no se lo pone fácil al hombre. Se mueve y cambia comportamiento para ocultarse de la curiosidad. Así como lo santo y sagrado no admite presencia profana en su altar.
Dios sabe que el hombre con dominio y conocimiento de principios y leyes de la naturaleza, por su inconciencia y condición moral puede llegar a ser aún más dañino para el planeta y hacer que colapse antes del tiempo que tiene previsto para el fin de la raza.
Por eso quiere que se conozca este mensaje sobre el papel de los minerales como constituyentes del planeta. Sus virtudes y propiedades las han explicado la ciencia. Es importante que nos asomemos a la relación que establecen los minerales en las entrañas de la tierra como misterio no develado, los minerales y su vinculación directa con muchos metales, de donde se extraen. Materiales como el oro, considerado metal y mineral a la vez, que se encuentra en la naturaleza y en el cosmos. De otro lado, no perdamos de vista la seducción que ejercen los minerales sobre las sociedad –en su condición de piedras preciosas– las que desde antaño son insumo de lujo en la civilización.
Entre tanto, veamos la procedencia y los diversos orígenes de la palabra. Mina, mineral, del latín mina (de origen griego y referido a unidad de peso y moneda). También del francés antiguo mine, y este, a su vez, del galo mein (mina o mineral). Y mina, es, en uso extendido el lugar de yacimiento de minerales, donde se escaba la tierra y se extraen.
Y bien, para mayor ilustración del complejo mundo de los minerales y metales, comparto el vínculo de un artículo sobre propiedades y aplicaciones de algunos minerales.
[https://www.fdminerals.es/2023/05/13/los-10-minerales-m%C3%A1s-comunes-y-sus-usos/]
Volvamos a el punto primordial. Lo que exactamente le interesa a Dios es que les presente una visión sobre el papel del mundo mineral en el ecosistema del planeta, y cómo esa dinámica de suma inteligencia establece el orden y funcionamiento perfecto en el globo terráqueo como organismo viviente, y armoniza la naturaleza con todo el universo. No obstante, me referiré a las características y propiedades de algunos minerales para que veamos los enormes beneficios que obtiene el ser humano con ellos, pero de igual forma, de cómo ha ejercido sobre estos una explotación irracional que rompe con la dinámica y la función que tienen y cumplen en las entrañas mismas de la tierra para que así entendamos sencillamente su razón de ser y las relaciones de identidad entre el planeta, los animales, el ser humano y los objetos que este crea.
El planeta necesita de los minerales
El planeta necesita de los minerales. En su infinita sabiduría, Dios dotó a su Creación de los elementos indispensables para su perfecto funcionamiento. Los minerales en la esfera terrestre conforman una red inteligente y sistémica que cumplen su finalidad en la trasmisión de datos, información, órdenes. Una red que cuenta con la eficiencia de los minerales por sus propiedades de conducción, velocidad, entre otros atributos.
Los seres humanos, los animales y plantas necesitan minerales
Dios hizo al hombre del barro, y como en la tierra están los minerales, igualmente están en el hombre. El ser humano, en su cuerpo, los enriquece y potencia con la absorción de alimentos: frutas, verduras, legumbres, carnes o suplementos medicinales. Los organismos vivientes necesitan de minerales para funcionar. La madre tierra se los proporciona a través de la cadena trófica.
Los minerales son fundamentales y están en el planeta como lo están en todas las galaxias. “El hombre es polvo de estrellas”, lo dijo Paracelso, y constantemente lo mencionaba Carl Sagan.
La tierra pertenece al cosmos y el hombre pertenece a la tierra. Dios es Cosmos, el hombre es microcosmos. Así como Dios crea su universo, el hombre crea máquinas, objetos y artefactos tecnológicos, pero ¡a qué costo!
Todo es correspondencia y equilibrio. Y el hombre atenta contra ese equilibrio majestuoso y sabio.
El hombre destruye la tierra que es quien le provee los minerales para su vida y sustento. Una tierra expoliada no tendrá la capacidad de producir alimentos ricos en minerales y nutrientes; y, en consecuencia, el hombre no se podrá abastecer de productos con riqueza nutritiva. Y lo más importante, criminalmente daña el sistema vital y funcional del planeta. Y así como cuando una persona violentamente golpea a otra en la cabeza y le causa traumas, pérdida de memoria, motricidad u otra afección, de la misma manera, si se golpea fuertemente un ordenador se le afectan sus funciones, igualmente pasa con nuestro planeta cuando el ser humano lo agrede.
Los artefactos tecnológicos, creación del hombre, necesitan de los minerales
Todos los aparatos tecnológicos modernos como relojes, automóviles, aviones, televisores, reproductores de MP3, teléfonos móviles, computadores, y equipos médicos, entre muchos otros, necesitan de los microchip o circuitos integrados, que son sus cerebros, estructuras de pequeñas dimensiones de material semiconductor, especialmente de silicio, que ocupan milímetros cuadrados de área, fabricados en fotolitografía, protegidos en capsulas de plástico o cerámica. El encapsulado posee conductores metálicos apropiados para hacer conexión entre el circuito integrado y un circuito impreso (información técnica de Wikipedia).
Como pueden ver, la industria tecnológica en todos los sectores: comunicaciones, militar y defensa, salud, entretenimiento, entre otros, requieren de productos minerales, metales, piedras preciosas y de todos, o casi todos los elementos de la Tabla Periódica –para ampliar el rango de variedad a su máxima expresión– que se encuentran en la tierra, y se usan industrialmente.
El problema está en la obtención de los minerales, proceso que requiere de explotación de minas que destruyen y contaminan el medio ambiente, y conlleva un tipo de esclavitud moderna a trabajadores en la minería ilegal, crea asimismo grupos armados al margen de la ley, mafias, en muchos países, que controlan o buscan controlar el usufructo de la riqueza mineral, lo que genera violencia, guerras, muerte. En lo económico, las sociedades y sus intereses crean riquezas en pocas manos, y pobreza y miseria generalizada.
El hombre y su relación con la naturaleza
Como anotábamos al principio, un ser humano sin conciencia destruye al planeta. Como lo dice la Biblia, Dios puso al hombre como amo y señor de los reinos animal y mineral, pero al hombre edénico, al que mantenía relaciones con su Creador, que respetaba su creación y las leyes que la rigen. Cuando el ser humano desobedeció fue expulsado del Edén y, luego, en vez de espiritualizarse y buscar nuevamente la relación y conexión directa con Dios sigue en una vida de materialismo crudo y en una espiral de autodestrucción y destrucción del planeta, su propia casa. Casa cedida por Dios.
Todos los elementos de la naturaleza estaban al servicio del hombre, para su bienestar y debía obtenerlos en límites razonables y solicitando permiso al elemental que rige al planeta para que de tal manera este reconfigurara las proporciones que alberga a través de su actividad geotérmica, y así la riqueza mineralógica bastara para el funcionamiento y estabilidad misma del planeta como esfera viviente y para el ser humano, constructor y generador de artefactos.
Manipulación de la naturaleza: –ejercicio de brujería y magia negra–
Además de todo el daño que la sociedad infiere a la naturaleza con la sobreexplotación, un significativo número de personas manipulan los elementales de plantas y animales a través de la magia negra y la brujería. Con estas prácticas el ser humano se alinea al demonio, recibe su guía, realiza un uso indebido de las leyes del universo y las disponen al servicio del mal. El brujo, mago, vidente, operador demoniaco, chamán, como se le llame, invierte las propiedades y virtudes de los elementales de plantas, animales y minerales, y así, de una manera envolvente las energías malignas se ciernen sobre el planeta, quiebra sus equilibrios y engulle muchedumbres de personas en su dinámica tenebrosa.
Tratamos ampliamente el tema en el Primer sello del apocalipsis.
El elemental de la Tierra, sus funciones y actividades
Ya precisamos que los planetas como todas las estructuras y macroestructuras cósmicas poseen un elemental, espíritu regente de ellas. Los otros elementos del planeta (agua, fuego, aire) también tienen sus elementales regentes que están subordinados al de la Tierra. Si nos vamos a los reinos animal y vegetal, cada una de las especies, también tienen un elemental. Un árbol o planta tiene su propio elemental, un animal en particular (gato o perro) tiene individualizado su elemental. Todos ellos por estar en el planeta se deben a este. Ahora, en el momento que escribo este texto, estoy visualizando al elemental de la Tierra relacionándose con sus elementos y elementales de los reinos mineral y animal. Si pudieran verlo se percatarían de esa asombrosa red de interconexión de todos los elementales con la matriz, el punto donde converge: –el elemental de la Tierra–. Es un flujo energético luminoso de distintos colores, en donde predomina el color azul, el violeta, el verde, el dorado y el plateado.
Y así como sucede con un microchip, que necesita de silicio, del galio o el germanio, y otros minerales para conductividad energética, almacenamiento de información, aislamiento, entre otros muchos aspectos, así igualmente la tierra necesita de sus elementos para que funcione la transmisión de datos, órdenes, mensajes de reajustes, regeneración, transmutación y muchas otras actividades. El ser humano violenta al planeta y rompe sus equilibrios y sistemas, por tales razones vivimos ahora, todos los desajustes del cambio climático. Hemos atentado contra un sagrado orden. El hombre convertirá a la Tierra un planeta cadavérico y moribundo y hará colapsar sus funciones. Esto le pesará a esta civilización. Lo pagará con el fin de la raza.
Hace algunos años, cuando indagaba información para el Primer sello del apocalipsis, el elemental del planeta me dijo estas palabras –refiriéndose a toda la humanidad–: “eleva a todo el que puedas, porque el que se quede me lo trago”. Las palabras del elemental como creación de Dios son debido a que sabe exactamente quien soy y la misión que Dios, mi Padre me asignó: ser el puente entre el cielo y la tierra. No debería estar repitiendo lo que me corresponde como misión. En este blog hay múltiples artículos que hablan del tema, y ya quedaría a su discreción buscarlos e informarse.
Esa advertencia del elemental a la humanidad está a tono con el amor y la misericordia del Padre: tomar el mayor número de personas y preservarlas para que sean la semilla de la nueva raza. Y bien sabe el elemental que es un ejercicio de información para que todo el que crea, desee y quiera estar en el reino de mi Padre así lo haga. Yo doy la información requerida para ese propósito, la gente decide. Nada es gratis, hay que hacer un esfuerzo y ganarse ese cupo.
Para concluir el tema sobre el elemental regente del planeta, les describo su imagen física y esbozo parte de sus actividades: es un bebé en posición fetal que está dentro de una esfera de tres metros de diámetro. La mayor parte del tiempo está en estado contemplativo y rige al planeta mediante un complejo orgánico muy parecido a nuestro sistema parasimpático. En momentos muy precisos se despierta para impartir órdenes conscientes. Tiene actividades cronométricas que direccionan al planeta y lo ajusta a los planes del fin estatuido por Dios. Su cronómetro se corresponde con la cuenta regresiva del fin que vengo publicando los Jueves Santos de cada año. Ahora, en el 2025, el reloj está a 18 años del Juicio (2043) y a 28 del fin (2052).
A propósito, cuando el elemental alude a “súbelos” sabe que esa actividad logística tendrá lugar inmediatamente después de 2043, un tiempo corto de selección y preservación, en el que los elegidos entrarán al arca, porque la actividad del planeta después de esa fecha hasta el 2052 va a ser dramática. [Ver el tema del arca, artículos anteriores].
Enfatizo. La actividad entrópica destructora pagará su precio. El elemental cobrará.
Saqueo de la riqueza de Dios
Entonces, como el ser humano no cuenta con el permiso divino para la extracción de minerales, comete un permanente saqueo de la riqueza del Dios. Primero, porque se alejó del Creador, desobedece sus leyes, y perdió el derecho originario que en principio le otorgó el Dueño de todo, y, desde luego, porque es indecente tocar lo que es de la persona con la que no se tiene relación alguna. Segundo, el hombre toma de la tierra lo que necesita para abastecerse y ni siquiera pide permiso, lo hace de forma irracional y rampante, cometiendo un acto de latrocinio desvergonzado. Si por lo menos existiera la solicitud de permiso, a pesar del alejamiento se configuraría como atenuante, y así Dios, tal vez, misericordiosamente consintiera. Los únicos que no desagradan a Dios son los campesinos, que labran la tierra con humildad y devoción y luego disfrutan de su cosecha, sin estar exentos de los asaltantes intermediarios que no quieren pagar sus productos a justo precio.
He de decir que no hay consentimiento alguno de Dios en la grosera extracción de los recursos naturales, solo se tomó unos años para observar los límites que el ser humano era capaz de sobrepasar. Se permitió ver el problema en sus más amplias dimensiones. Empero, llegó el momento en el que el Todo Poderoso autor de la vida está poniendo sus negocios, las riquezas de su reino, su patrimonio y sus libros contables en orden, sobre todo, sus posesiones que le son accesibles a la raza humana, seres de su Creación, y quienes hacen lo que les da su ‘soberana’ gana.
He de señalar igualmente que el hombre nunca ha parado en ese afán de explotación. Lo ha hecho siempre. Ahí están las referencias en tiempos bíblicos en el que las naciones se deslumbraban con los tesoros de Ofir; en la época de la Conquista de América, el acicate del sueño de El Dorado derivó en la explotación del oro del continente y la plata del Potosí, que por toneladas la flota de la Armada española transportaba en los galeones hacia el imperio allende los mares; sucedió con la fiebre del oro en Estados Unidos, a mediados del siglo XIX. Lo siguen haciendo los Estados y grupos al margen de la ley de los distintos países, y mafias en todo el orbe.
Metales, piedras preciosas vs sabiduría
Expresé antes que existen dos grandes dimensiones, la física y la espiritual. La espiritual, desde luego, es superior a la física, tal como Ficino aludía a la Venus Celestial (superior) y a la Venus Terrenal (inferior) reconfigurando la teoría del amor de Platón; de igual manera, la sabiduría (tesoro espiritual) está por encima de los tesoros físicos (oro, plata, piedras preciosas). Nos los recuerdan los libros sapienciales: Job, Proverbios.
Job: (28: 1-28) nos dice:
Ciertamente la plata tiene sus veneros,
Y el oro lugar donde se refina.
El hierro se saca del polvo,
Y de la piedra se funde el cobre,
A las tinieblas ponen término,
… Las piedras que hay en la oscuridad y en la sombra de muerte.
Abren minas lejos de lo habitado,
En lugares alejados donde el pie no pasa.
Mas ¿dónde se hallará la sabiduría?
¿Dónde está el lugar de la inteligencia?
No conoce su valor el hombre, ni se halla en tierra de los vivientes.
El abismo dice: No está en mí; y el mar dijo: Ni conmigo.
… La sabiduría es mejor que las piedras preciosas.
No se igualará con ella topacio de Etiopía.
No se podrá apreciar con oro fino
¿De dónde pues vendrá la sabiduría?
¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?
… Dios entiende el camino de ella,
Y conoce su lugar…
He aquí que el temor del Señor es la sabiduría,
Y el apartarse del mal la inteligencia.
Y Proverbios (3: 13, 14, 15; 8: 10, 11, 12) proclaman:
Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la inteligencia;
Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el oro fino.
Y más preciosa es que las piedras preciosas;
Y todo lo que puedas desear, no se puede comparar a ella.
(…) Recibid mi enseñanza, y no plata;
Y ciencia antes que el oro escogido.
Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;
Y todo cuanto se pueda desear, no es de compararse con ella.
Yo, la sabiduría habito con la cordura.
Y hallo la ciencia de los consejos.
El ser humano, metales, minerales y la armónica unidad
La condición primigenia del ser humano establecía con la Creación una armónica unidad. El hombre no había deformado su imagen de semejanza con Dios, ni violentaba su obra. Contrariamente, disfrutaba de beneficios y virtudes; es decir, poseía la voluntad y fuerza para producir los efectos que quisiera, dentro del ordenamiento existente, sin que este se afectara. Vivía en medio de abundancia, felicidad y paz, cercano a Dios, con comunicación fluida. Todo cambió con la desobediencia y la expulsión de la morada edénica. Ya nada sería igual. Los designios divinos, rigurosos, exigieron ganarse todo con trabajo, en medio de dificultades.
La Creación que estaba a su servicio, ya no lo está en esta nueva etapa. El poder y las virtudes del hombre residían en una relación de identidad con las propiedades, poderes y virtudes de metales y minerales, y estos las potenciaban en las personas. El ser humano estaba íntimamente unido al Todo y se alineaba en un sentido u otro, obedecía regencias de acuerdo con su carácter de creación única divina. El alineamiento de una persona con el cuarzo rosa hacía de ella un ser muy amoroso, con la amatista, un ser virtuosamente equilibrado, con la turmalina negra un ser muy protector, en fin.
El conocimiento sobre las virtudes y poderes que poseen metales y minerales no se ha perdido del todo; no obstante, la civilización actual busca poseer la piedra preciosa o el metal para reestablecer esa vinculación. ¿Funciona o no funciona? En parte sí, en parte no. Y esta es la explicación. Todo está escindido, el flujo energético no fluye conforme debiera ser. No se trata de poseer físicamente, no; se trata de conexión, y esta es espiritual, no física necesariamente. La posesión física de la piedra o el metal se contamina con la presencia humana, dada su condición de generadora de energías negativas con sus pensamientos, palabras y acciones (el hombre incuba demonios, quienes lo acusan ante Dios). El tema lo hemos tratado en artículos anteriores.
La única manera de que el metal o la piedra preciosa, cualesquiera sean, prodiguen el poder de sus virtudes y propiedades es que Dios o un alto miembro de su jerarquía reestablezca la conexión espiritual con el Todo, y esto requiere de mucho mérito de vuestra parte, de elevación espiritual, y no es imprescindible la posesión física de cuarzos u otras piedras preciosas, porque la conexión y armonía se efectúa en el plano espiritual.
Ilustro con un ejemplo. En estos momentos, a uno de mis iniciados Dios le reveló que tenía relación con varias piedras preciosas. No le dijo nada, solo le mostró escenas en donde se relacionaba con ellas. Inquieto me pregunta que qué significaban. Le dije lo que vi en el propósito de Dios: mi Padre le manifestaba que su ascenso espiritual estaba concentrando en él mucha energía, y por lo tanto se hacía acreedor al amor de Dios, que lo imantaba de mucho amor, de poderes que le otorgará, custodia divina, entre otros aspectos. Para mayor claridad les digo: ese joven comenzó a vibrar en armonía con los elementales de esas piedras preciosas. Solo Dios activa los códigos necesarios para que algo así suceda.
De otro lado, el oro es ambicionado y todos quieren poseerlo, está tasado como riqueza material, pero os digo: su riqueza espiritual es más alta, y en grado sumo. Dios es oro puro. El oro representa nobleza y majestuosidad; sí, esas son las virtudes de la frecuencia energética del oro, en el vientre de la Tierra, en la esfera misma del Sol, en medio de las galaxias, no en las manos del hombre que profana su estatus divino, lo contamina y lo mancilla.
Internalizar este mensaje de Dios
El propósito del mensaje es que todos internalicen de manera contundente el costo que tiene la explotación irracional de minerales de la tierra. Después del fin de la raza el planeta se regenerará y quedará convertido en un nuevo Paraíso. La nueva raza tendrá como lección lo que haya pasado con esta. No habrá lugar nunca más a la desobediencia del ser humano a Dios. En un artículo pasado ya vimos que la desobediencia atenta contra el orden del universo… El hombre está destruyendo la obra de Dios.
Dios quiere que el hombre sepa que no tiene conciencia, que se entere y conozca que hace parte de una interconexión cósmica única, divina, sagrada. Al Padre le entristece que lo único que tiene claro el ser humano es que todo es explotable y quiere riqueza material y dinero cueste lo que cueste, y lo quiere a sangre y fuego, a expensas de la destrucción del planeta mismo. Ve de igual forma, a la humanidad destruyendo todo, le da igual, le interesa la riqueza que consigue a través de la explotación de los recursos naturales y de su prójimo. Observa que el ser humano es siniestro, oscuramente maquiavélico, que persigue su finalidad, sin que le importe cuáles sean los medios para lograrlo.
No todos los seres humanos albergan oscuridad en su corazón, algunos tienen la luz de Dios. Son el remanente, la semilla de la nueva raza.
Mi Padre, Dios Creador, Todo Poderoso y Omnipotente desea que decidas a qué grupo quieres pertenecer, ve que hay una gran franja gris que aún no se ha alineado a la luz o a la oscuridad, por consiguiente, envía mensajes urgentes para que ustedes, amigos lectores, lo busquen e ingresen como miembros de sus ejércitos de luz.
El demonio, por su parte, está atento y seducirá a quienes no se deciden para arrastrarlos a sus huestes de oscuridad.
Que les aproveche. Que la paz sea con todos ustedes.
Crédito imagen: Wikipedia.
Nota de advertencia
Todos los artículos en el que Dios Padre envíe mensajes a la humanidad a través de su ungido tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar puede ser muy alto:
Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira. Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de su ungido, uno de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores consideren la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos al ejercicio de la autoridad de Dios y de su plenipotenciario aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.