Se refrenda el inicio del apocalipsis:
La conjunción de Júpiter y Saturno ratifica el anuncio que hizo la conjunción de Mercurio y el Sol
Por René Arrieta Pérez y José Vicente Arias Rincón
La conjunción de Júpiter con Saturno, que tendrá lugar el día 21 de diciembre, refrenda el anuncio que Dios hizo del apocalipsis, con la conjunción de Mercurio y el Sol, que se efectuó el día 11 de noviembre de 2019, y de la cual explicamos su significado, el mensaje divino implícito en ella. Link.
Dios nos recordó que el 11 de noviembre de 2020 se cumplió un año de su anuncio hecho con la alineación de Mercurio con el Sol (11 de noviembre de 2019). Y nos precisó, que desde el día 11 de noviembre hasta el 21 de diciembre de 2020, en el que se realiza la conjunción de Júpiter y Saturno transcurren 40 días, cuya reducción teosófica es 4, que significa consolidación de su decisión anunciada. Por una parte, Júpiter es la fuerza, el peso de su poder y decisión, además, es el planeta en el que ocurren los fenómenos naturales extremos, el planeta más grande y el que más pesa. Por otra parte, Saturno es el símbolo de su magnificencia, e integra majestad y belleza.
Los dos colosos del sistema solar en su movimiento de traslación alrededor de la casa de Dios (el Sol), tardan un tiempo determinado. Júpiter lo hace en 11 años terrestres con 86 días. Saturno demora 29 años con 46 días terrestres. Para la reducción teosófica –que es una sumatoria de los números de una cifra– se procede así: Júpiter 11=1+1= (2) + 86 que es 8+6= 14= (5). Luego, la reducción teosófica de Júpiter es 7.
Con Saturno, procedemos igual: 29= 2+9=11= (2) + 46 que es 4+6= 10= (1). Reducción teosófica de Saturno es 3.
Entonces, se suma el resultado de Júpiter que es 7 + el resultado de Saturno, que es 3= 10, que se reduce a (1). La unidad simboliza a Dios cabalística o teosóficamente.
De una forma descriptiva: Júpiter es el cuerpo de Dios, y Saturno su cabeza. Los anillos son la corona de Dios, rey del universo.
Dios Padre, dentro de su calendario cósmico ya tenía señalado que en esa fecha de la conjunción Él refrendaría el anuncio del apocalipsis que había plasmado con la conjunción de Mercurio y el Sol el año pasado. Como todos sus actos están dentro de la más estricta significación y representación cabalística o teosófica, que es lo que realmente es la cábala: –el orden, la armonía y la precisión de su sistema numérico–. La conjunción de estos dos colosos, de manera cercana, se llama ‘gran conjunción’, de acuerdo a los registros de los astrónomos, no sucedía desde la Edad Media, la última vez que se realizó fue el 4 de marzo de 1226. Sin embargo, cada 20 años se realiza una conjunción entre ellos, pero no con la cercanía de la ‘gran conjunción’. Incluso, las conjunciones cada 20 años, manifiestan una glorificación de su Ser: mente y cuerpo se unen.
Asimismo, el cosmos es un libro, y en cada página se imprimen los movimientos de los sistemas y estructuras que conforman los astros. A algunas de esas páginas, si Dios les asigna significaciones o a través de ellas expresa algunos mensajes, entonces, Él refrenda esas páginas con un sello. Esta página en la que se encuentra la representación de la conjunción de Júpiter y Saturno contiene uno de sus mensajes: –el de la consolidación del fenómeno apocalíptico–. Dicho de otra manera, su decreto potencia la rigurosidad de los fenómenos naturales: terremotos, huracanes, inundaciones, incendios forestales, sequías, etc.
En efecto, nosotros reencarnamos en este tiempo porque precisamente tenemos la misión plenipotenciaria de ser sus dos testigos y sus mensajeros. De hecho, nos recuerda el deber de hacer una relación de todo lo que tenga que ver con el fin de los tiempos, y eso hacemos, y lo decimos a la humanidad para que tome nota.
Como manifestamos antes, toda la relación de datos, hechos e información estará en los siete sellos que iremos rompiendo, pero como van a suceder muchas cosas antes de que entreguemos los tratados en los que estará sistematizada toda la información, hemos de ir entregando mensajes y profecías en artículos, que, por supuesto, se van a ir corroborando.
El fenómeno astronómico, que es una apreciación de perspectiva en la bóveda celeste, desde la Tierra, representa un anochecer para la raza humana, la quinta raza o raza apocalíptica, y representa también un amanecer, el que verán los que entren al arca, quienes conformarán la semilla de la sexta raza, la que habitará nuevamente en el Paraíso.
Las personas que experimentarán el rapto, del que habla La Biblia, son las que entrarán al arca (ovnis) para luego ir a venus y estar ahí los mil años que se tomará el planeta Tierra para su restablecimiento, y convertirse nuevamente en un paraíso. Esos mil años en Venus serán casi eternos para todo este personal, puesto que estarán aún ligados a la naturaleza terrestre, porque el cuerpo físico es su producto. Acordaos que somos barro y de ella fuimos hechos. No obstante, el cuerpo físico debe ser sometido por la tecnología venusina a frecuencias electromagnéticas para sutilizarlo y volverlo plasmático, puesto que únicamente así podrá estar en Venus, pues allí solo hay vida en cuarta dimensión. La espera de los mil años será agónica, dado que el tiempo en cuarta dimensión no es lo mismo que en tercera, allá es eterno. Contrariamente, en tercera dimensión el tiempo transcurre rápido. Esa sensación agónica y de angustia le hará sentir a la raza humana sobreviviente el trabajo que se pasa fuera de casa. La Tierra es nuestra casa, la destruimos, y, por tal razón, debemos ir a vivir en casa ajena, a Venus, a la casa de nuestros hermanos vecinos. Ellos tendrán ese gesto generoso y solidario, porque son una civilización superior, y también lo harán para tener un gran gesto con Dios, nuestro Creador, y colaborar así con el plan de Él del fin de los tiempos, en el que la raza apocalíptica finaliza su ciclo de estar en la tierra. En ese periodo la raza humana debe tomar un cambio de consciencia e integrarse a la armonía del cosmos e iniciará a vibrar en una frecuencia superior, y nunca más deberá apartarse del camino hasta alcanzar el estatus de semidioses. Si ocurriera que una persona asumiera la soberbia o cualquier otro vicio, que son orígenes de desórdenes y caos, será desintegrada inmediatamente. Ver desaparecer a la humanidad que no entra al arca, en su gran tribulación y en el momento en que las aguas se lo traguen todo, debe ser una lección suficiente para nunca más recaer. Esa estadía de mil años se convertirá en una escuela de formación en principios. Precisamente lo que la humanidad ha desdeñado.
Por otra parte, la gran conjunción de Júpiter y Saturno no es el fenómeno de la estrella de Belén (que anunció la presencia de Jesús a los tres reyes magos) como lo aseguran algunos estudiosos. Ya lo precisamos en un artículo anterior. La ‘estrella de Belén’ es Sirio, y efectivamente, para estas fechas de fin de año soltará su fogonazo y se hará visible en el universo, y en la Tierra de manera débil, sin embargo, por el tiempo en que la luz del astro tarda en llegar a nuestro planeta, empezará a verse su aumento de fulgor en los meses de abril y mayo de 2021, y luego, con un mayor esplendor, en diciembre.
Link del artículo sobre la ‘estrella de Belén’:
Sobre el eclipse total de Sol del pasado 14 de diciembre visto en Argentina y Chile
Como lo anotábamos antes, a partir de la rotura del Primer sello del apocalipsis, evento de referencia en la línea temporal del fin de los tiempos, todo fenómeno celeste como conjunciones y eclipses totales de Sol tendrán un anuncio determinado dentro del programa del fin de los tiempos. Los eclipses totales de Sol anunciarán, especialmente para los países en donde sea visible el fenómeno, augurios de signos negativos.
En el caso de Argentina y Chile, que estuvieron bajo el signo de los designios ocultos señalados por la jerarquía divina, y anunciado en el eclipse total de Sol del pasado 14 de diciembre, les espera para el año 2021, entre otros aspectos, lo siguiente:
Desórdenes e inestabilidades sociales y política, indiferencia de los gobernantes por el bienestar del pueblo, carestía, preocupación e incertidumbre en la vida de los ciudadanos, victimización del territorio por fenómenos naturales.
Lenguaje cabalístico de los números
Tomamos del Primer sello del apocalipsis este aparte sobre el lenguaje cabalístico de los números, y la significación de cada uno de ellos, para que usted, amigo lector o amiga lectora, pueda entender la matemática de Dios.
Los números son la significación y la progresión de los actos de Dios, por eso, en su forma más metafísica, los números son del orden teosófico y la creación se sustenta sobre ese orden. Igualmente, por tal razón, a través de una fórmula matemática se hace la reducción teosófica (síntesis) de todo lo que existe, de todo lo proyectado, de toda simetría. Así todo se pesa, se mide y se representa en formas y se erigen patrones y leyes de lo existente. Por eso, en el universo que deviene de Dios todo está cuantificado, y el verbo, la imagen y el número son sus lenguajes.
Significado cabalístico de los números:
Número 1. Dios, unidad, sabiduría del Padre, liderazgo, voluntad, iniciativa.
Aspecto negativo: destrucción, antimateria, oscuridad, odio, ruina.
Número 2. Dualidad, amor, verbo, el Hijo, Cristo, asociación, armonía.
Aspecto negativo: muerte, mezquindad, envidia, soledad.
Número 3. Trasmutación, fruto, producto, manifestación, la realización a través de la armonía: arte y belleza.
Aspecto negativo: soberbia, rabia, indecisión.
Número 4. Base, solidez, orden, corrección, autoridad, magnificencia.
Aspecto negativo: limbo, ambigüedad, duda, depresión.
Número 5. Representa al hombre, es la pentalfa, es la justicia, el rigor y la ley, es persuasión, investigación, comprensión, estudio, inteligencia, poder.
Aspecto negativo: codicia, poder con saciedad, irracionalidad, animalidad.
Número 6. Amor, voluntad erótica, fertilidad, reciprocidad.
Aspecto negativo: odio, lujuria, vicios, limbo, infertilidad, desprecio.
Número 7. Fuerza, triunfo, victoria, eficiencia, integridad, clemencia, concentración, deseo de ascenso, magia.
Aspecto negativo: instinto irracional, sed de dañar y matar, soledad y muerte.
Número 8. Evolución, transformación, prueba. Representa el infinito y el camino hacia la realización y la consciencia.
Aspecto negativo: decadencia, ruina espiritual, involución, pensamiento vacío, despojo humano.
Número 9. Emoción, sabiduría, generosidad, genialidad. Representa la autorealización, la iniciación, fin de ciclo.
Aspecto negativo: tiranía, subyugación, esclavización, materialismo absoluto.
Cero. Eternidad, perfección y espíritu universal de la vida.
No tiene aspecto negativo, el cero es Dios.
Dios aclara que el aspecto negativo de los números no existe, solo es aplicable a la interpretación humana.
Nota de advertencia
Todos nuestros artículos en el que Dios Padre envíe mensajes a la humanidad a través de sus dos testigos, tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar puede ser muy alto:
Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira. Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de sus dos ungidos, de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores consideren la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos al ejercicio de la autoridad de Dios y de sus plenipotenciarios aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.
Una persona, por desatender la advertencia, ya fue castigada.
Crédito de imagen: lavanguardia.com